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Máximo Kirchner bajo la lupa

La pelea por el PJ: el nuevo hito de la novela interna entre Cristina y Kicillof

Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof, mucho tiempo atrás

María Cafferata

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La presidencia del PJ bonaerense se convirtió en el nuevo foco de disputa de la interna entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof. El nuevo código de lectura de la guerra fratricida del kirchnerismo tras la derrota –¿empate?– en las elecciones nacionales en Provincia de Buenos Aires. Con un nuevo agregado: Máximo Kirchner, que desea renovar como presidente del partido, acusa a Kicillof de romper un acuerdo con CFK al permitir que los intendentes del kicillofismo militen un cambio en la conducción.

El líder de La Cámpora asumió la presidencia del PJ bonaerense en un día soleado de diciembre de 2021. El acto, que se realizó en la Quinta de San Vicente, buscó ser una ratificación de la unidad del Frente de Todos: participó Alberto Fernández, que acababa de ser designado como presidente del PJ Nacional, y terminó con el abrazo de ambos dirigentes, que ya por entonces comenzaban a ser enemigos internos. Cuatro años después, la interna peronista se reedita, pero con Kicillof en el lugar de Fernández.

Es la primera vez que la conducción de Máximo Kirchner se pone genuinamente en duda por los intendentes. Durante los últimos cuatro años, solo Fernando Gray atinó a disputarle el lugar. Ahora los reclamos se multiplican, y no solo desde las entrañas del kicillofismo. La última fue Mariel Fernández, intendenta de Moreno y cercana a CFK, que se anotó en la terna ante una eventual competencia. 

Máximos Kirchner y Alberto Fernández en la Quinta de San Vicente en 2021

“Lo que necesitamos es que el partido no sea una cáscara vacía ni un elemento de disputa sino de construcción. Un partido que interpele, que recorra, que escuche mucho. Hoy no sucede”, señaló Fernández, en diálogo con el streaming Uno Tres Cinco. Sus palabras generaron un tembladeral al interior del cristinismo, aunque en La Cámpora intentaron matizar sus críticas. “Es cierto que al partido le falta dinamismo, pero es por culpa de la interna. Cada reunión parece una pelea familiar”, mascullan en el cristinismo. 

Fernández no es la única, sin embargo. Los intendentes del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) vienen cuestionando, en reuniones privadas, la conducción de Kirchner. Le reclaman tener “cerrado” el partido y sostienen que el PJ debe ser un espacio que fortalezca al gobernador, no que lo debilite. Piden que el lugar lo ocupe un representante de los intendentes o que se vaya a una interna. 

“El PJ tiene que estar alineado con el gobernador como cualquier provincia. ¿Qué señal le puede estar dando al resto de las provincias si no conduce el partido de su provincia?”, cuestiona un funcionario del MDF con asiento en La Plata. Coincide con los intendentes, y está preparado para ir a la guerra. 

Axel Kicillof junto a Mayra Mendoza y Mariel Fernández en el último acto que encabezó CFK antes de confirmarse la condena

Kirchner, puertas para afuera, sostiene que no tiene problema en ir a una interna, pero que el acuerdo político había sido otro. El cristinismo señala que, la aciaga noche del cierre de listas bonaerenses, que casi termina a las trompadas y con el peronismo roto –hubo que cortar la luz dos veces para conseguir una prórroga–, Kicillof aceptó la continuidad de Kirchner en el PJ como parte de las negociaciones. Y no solo se lo dijo así a los negociadores de La Cámpora, sino a Sergio Massa y a la propia CFK cuando lo llamó por teléfono para cerrar el acuerdo.

El tema se puso sobre la mesa para destrabar la negociación. Y los acuerdos se respetan”, advierte un dirigente de confianza de Kirchner. 

En La Plata niegan que haya existido esa conversación. Pero algunos funcionarios van más allá, y sostienen que directamente no existió una negociación. Que nunca hubo acuerdo, sino una unidad atada con alambres que terminaría explotando, como todos esperaban, luego de las elecciones nacionales.

Fue un apriete y extorsión de ellos. Nunca se acordó nada porque fue todo a los tiros. Casi nos quedamos sin lista”, desliza, irritado, un armador de Kicillof. Sostiene que, esta vez, el MDF dará la disputa en la provincia de Buenos Aires. Aunque no ahora, admite, sino en febrero o marzo. No vaya a ser que la interna por el PJ hunda las pretensiones de sancionar, durante el próximo mes, el Presupuesto 2026. 

El plan Kicillof

Para el MDF, la presidencia del PJ bonaerense comenzó a convertirse en un hito más en la ruptura con la conducción de CFK. Como lo fue el desdoblamiento y como lo fue el apoyo subterráneo a la candidatura de Ricardo Quintela en la interna fallida con CFK por la presidencia del PJ Nacional. Y, como entonces, quienes rodean a Kicillof le piden más. Le piden una nueva demostración de que no será Alberto Fernández

El gobernador Axel Kicillof con más de 40 intendentes

“Axel necesita un padre que lo acompañe a pelearse con la madre. Está paralizado, necesita alguien que lo acompañe para arrancar el auto”, señala un dirigente peronista del norte, que sostiene que el lugar de “padre” tendrá que ser ocupado por el gobernador Ricardo Quintela. Es de La Rioja, claro, pero no es el único que lo sostiene: son muchos los pesos pesados peronistas del interior que esperan que Kicillof termine con la interna bonaerense y comience a recorrer el país. 

Ese era el plan original de Kicillof tras el batacazo de las elecciones bonaerenses. Pero la derrota –que ahora varios califican de “empate”, ya que el escrutinio definitivo acortó la diferencia con LLA a 0,3%– cambió los planes. En La Plata deslizan que las conversaciones con gobernadores y referentes territoriales de otras provincias ya comenzaron, pero que las recorridas públicas tendrán que esperar hasta el año que viene. 

“La construcción de la alternativa la comenzamos hace tiempo y no se va a detener. Pero un edificio se empieza a construir desde los cimientos, que por lo general son subterráneos”, advierte una dirigenta del MDF. 

Kicillof tiene, además, otras prioridades. Antes que lanzarse como candidato a presidente, el gobernador bonaerense tiene un desafío más acuciante: aprobar el Presupuesto 2026 y la ley fiscal impositiva, y negociar un nuevo endeudamiento. 

Axel Kicillof en la presentación del presupuesto 2026

El foco del ex ministro de Economía de CFK, por estos días, está centrado en la rosca de la Legislatura bonaerense. El problema no es solo la negociación con la oposición, sino la resistencia de una parte del camporismo a votar “sin chistar” –como había pedido el ministro de Gobierno bonaerense, “Carli” Bianco, hace un tiempo– los proyectos del gobernador. 

Uno de los focos de discusión es el Fondo de Fortalecimiento para los municipios, pero no lo único. En la mesa de negociación están también las vacantes en el Banco Provincia y las sillas de la Suprema Corte bonaerense. Hay cuatro lugares vacíos y en el cristinismo confían que se podrá resolver designando un candidato de cada tribu –uno del CFK, uno de Massa y otro de Kicillof–, pero las conversaciones continúan. 

Y, hasta que no se resuelvan, Kicillof no moverá. Por más que le insistan.

MCM/MG

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