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GUERRA DE MEMES

De presiduende a presidengue: la mutación memética de Javier Milei

Tanto duende como mosquito, presentan alternativas monstruosas, “bichezcas”, a contramano de su hipermasculinización.

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La escalada del dengue avivó el apodo “presidengue” con el que usuarios críticos a la gestión de Javier Milei buscan exponer su mal desempeño ante esta emergencia de salud. Este apodo es uno de los tantos memes con los cuales se disputa el sentido sobre el momento político actual. Su inclusión en tweets y contenidos diversos no solo aborda el problema de la enfermedad, el desabastecimiento de repelentes, el recorte presupuestario y la desinformación conspiranoica que el gobierno y sus voceros (oficiales y oficiosos) promueven al respecto, sino que también se traslada a toda la discusión general sobre el mandato.

Por ejemplo, en la imagen que sigue, el concepto de presidengue que lo responsabiliza por la situación sirve también para vehiculizar otra caracterización crítica del presidente: su uso compulsivo de redes sociales que, para cierta mirada crítica, lo distancia de la realidad, algo metaforizado en otro lema muy utilizado en redes últimamente: “el algoritmo de Yrigoyen”. 

Como muchos memes, el del presidengue tiene fuerte anclaje en lo visual, donde su expresión más recurrente es la de imágenes de mosquitos con la cara del presidente, en una suerte de metonimia de la negligencia percibida en su gestión, que lo responsabiliza a él mismo por el daño que provoca el mosquito, casi como si fuese el propio presidente el que estaría transmitiendo (por inacción) la enfermedad.

Broma que parafrasea un conocido tweet de Eduardo Feinmann sobre la supuesta etimología de la palabra presidente (“preside un ente”) para deslegitimar la feminización del término, asociada a Cristina Fernández de Kirchner, otra de las tantas discusiones simbólicas entre colectivos pro y antikirchneristas en redes sociales. La mala etimología de Feinmann es aludida como chiste sobre la expresión “presidengue”.

Antecedente y mutación memética: el presiduende

Alrededor del 9 de febrero de este año arrancó una tendencia memera que todavía hoy demuestra longevidad: el presiduende. Esta nace como una intervención a una fotografía de Javier Milei que, según su ex colaborador político y actual crítico Carlos Maslatón, data de agosto de 2021. En aquel entonces Milei se postulaba a su primera candidatura, como diputado nacional, y ese mismo mes realizó en el barrio de Palermo un acto que su militancia reconoce como histórico, en el que dijo una de sus frases célebres que sería muy replicada por él mismo en adelante: “Yo no me metí acá para estar guiando corderos, me metí acá para despertar leones, quiero escucharlos rugir”. De hecho, en el acto muestra el mismo atuendo que en la foto.

El concepto de “presiduende”, de marcada tendencia crítica, apunta a discutir la construcción de imagen de Milei que hacen tanto usuarios favorables a través de imágenes de inteligencia artificial, como el propio presidente a través de los planos visuales que elige para entrevistas en televisión, discursos como el de apertura de sesiones ordinarias del Congreso o puestas en escena llamativas como fue la de su charla reciente con empresarios en la que solicitó se bajaran las luces, creando un entorno oscuro. Esta representación visual del mandatario que busca ocultar lo que considera imperfecciones estéticas tales como cierto sobrepeso, baja estatura o pequeños pies (todos asuntos que han sido tema de discusión pública en los últimos meses), es contrarrestada –o al menos busca serlo– por sus detractores políticos que, como ofensiva, exageran esos rasgos.

La gracia del presiduende emana, por un lado, de lo verosimil de la intervención (varios usuarios dijeron haber creído que la alteración de la foto era verdadera) y por otro, de un efecto de constatación posterior en la fotografía sin intervenir, que quedó públicamente expuesta: el presidente no es el hombre alto y corpulento que la imaginería oficial promueve. La “victoria” del colectivo antimileista alrededor de esta primera intervención del meme fue la de hacer circular, a los propios libertarios, una fotografía “real” del presidente, una que lo exalta como una suerte de adonis hipermasculino en el que su militancia proyecta sus ideales de virtud y liderazgo.

Del presiduende al presidengue

En principio, el meme del presidengue parece ser una mutación del meme del presiduende, que tuvo lugar alrededor del 20 y 21 de febrero, días en los que hubo muchas noticias alarmantes sobre la enfermedad, aumentos de casos y un llamado de la Organización Panamericana de Salud (OPS) a fortalecer medidas de prevención. La variación del apodo con el que se venía denostando al presidente Milei desde comienzos del mes (enfocado, originalmente, en discutir la autopercepción libertaria), toma en este caso una dirección más explícitamente crítica de su gestión en materia de salud y cristaliza, de manera lúdica, la demanda de acciones concretas en el tema.

Al igual que su antecesor presiduende, el presidengue deviene rápidamente en imagen reutilizable con la inserción de la cara de Milei en la foto de un aedes aegypti. Distintas versiones de este personaje empezaron a aparecer en las redes.

20 de febrero: de las redes a la calle, un usuario autoproclamado peronista pide instalar el apodo “presidengue” y comparte, luego, la foto de una grafitteada con la consigna “hay que matar al presidengue”, alusiva a la canción “Cutral Co” de Las Manos de Filippi, creadora entre otros temas de “Sr. Cobranza”, una canción emblema del antimenemismo popularizada en su momento por Bersuit Vergarabat y reutilizada, en su campaña electoral, por Javier Milei.

Una de las primeras apariciones del aedes aegypti con la cara de Javier Milei y la nariz alargada como la probóscide (pico) del mosquito. La imagen aparece en respuesta a un tweet con una captura de la influencer oficialista, Lady Market, que promueve ideas conspiracionistas (“cambian el clima”, “crean mosquitos”, “te meten vacunas con vaya a saber qué”) sobre el origen de la enfermedad, para exculpar al gobierno por su falta de acción en la materia.

Inclusión del meme visual del presidengue en un verdadero cocktail memero colaborativo de clara tendencia crítica con el ministro de economía Luis Caputo (y los dos gobiernos de los que formó parte: el de Mauricio Macri y el actual).

Como continuación del meme del presiduende, el presidengue se presenta como una refutación de construcción visual de Milei. Tanto duende como mosquito, presentan alternativas monstruosas, “bichezcas”, a contramano de su hipermasculinización. Seres diminutos, escurridizos, dañinos y –especialmente– carentes de atributos heroicos. La mutación memética del presidengue conserva mucho del sentido original de su antecesor, focalizando a su vez en un malestar cotidiano específico que la ciudadanía en general padece en estos días.

O presidengue do brasil

A pesar de que el meme del presidengue, en relación a Milei, parece tener lugar como continuación del chiste del presiduende, una búsqueda en Twitter del término nos muestra que el mismo ya se utilizaba en Brasil como crítica a la gestión de Lula sobre la misma problemática. Al igual que con Milei, el apodo aparece en conversaciones sobre el presidente de Brasil que no están necesariamente ancladas en el tema sanitario, pero que trasladan la caracterización negativa sobre su manejo del problema a todas las otras áreas de su desempeño gobernante.

17 de febrero. Pieza del Lula Presidengue en respuesta a un tweet que discute el confinamiento, como estrategia que se empleó para combatir la pandemia del COVID-19 en el Estado de Río Grande do Sul.

La pieza anterior es de las más reiteradas en la conversación de esos días, en las que apareció el apodo “presidengue” entre usuarios brasileros. Una de las versiones con más interacción aparece como intervención en una discusión sobre la efectividad del confinamiento durante la pandemia del covid-19. El tono crítico para con dicho abordaje de la emergencia, contrario al que adoptó el entonces presidente Jair Bolsonaro, sugiere que el meme del presidengue prolifera dentro de la polarización del actual mandatario con el anterior, que como sabemos, es el clivaje que ordena actualmente la opinión pública brasilera. Es interesante que el mismo apodo se usa para denostar a ambos presidentes, argentino y brasilero, de alineamientos geopolíticos opuestos, por manejos totalmente contrarios del mismo problema sanitario.

Es muy posible que la versión local del meme se haya inspirado en la brasilera. A su vez, siendo que aquí ya estaba activo el meme del presiduende, la inclusión del presidengue en la conversación local, dadas las similitudes tanto fonéticas como conceptuales, lo empalmaron directamente con aquel, como su continuación natural. Si fuese así, el cambio de tendencia política de ese pasaje es otra muestra de los fascinantes giros y resignificaciones de la cultura memética y la discusión política en tiempos post-pandémicos, en los que la reminiscencia y comparaciones (a veces forzadas, a veces mal intencionadas) con aquel evento histórico siguen dando, pasados casi cuatro años, motivos de discusión, polarización y disputa.

NC/DTC

 

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