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Alberto Fernández rescata a los gremios con $334 millones y le asigna un tercio a Barrionuevo

Alberto Fernández con la cúpula de la CGT en Olivos

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El viernes, antes de compartir escenario con Cristina Kirchner y escuchar a su vice pedir una reforma del sistema de salud, Alberto Fernández recibió en Olivos a la cúpula de la CGT. Como ocurre cada quince o veinte días, estuvieron Héctor Daer (Sanidad), Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN), Omar Lingeri (Obras Sanitarias), Armando Cavalieri (Comercio), Jorge Sola (Seguros) y Antonio Caló (UOM), ese mix de gordos e independientes que convive, con cierta estabilidad, en la central obrera.

Fue el cierre de una semana con sobredosis sindical. El martes Fernández se mostró con Hugo Moyano en la sede de Camioneros sobre avenida Caseros y tuvo, más tarde, un bis moyanista: por la noche, Pablo Moyano lo visitó en Casa Rosada y estuvieron reunidos en el despacho presidencial.

Moyano padre, como contó elDiarioAR la semana pasada, retomó un reclamo histórico: que el gobierno contemple una categoría especial del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores con salarios altos, particular que presenta buena parte de los camioneros. La CGT, que días antes había recibido al ministro Jorge Ferraresi en la sede de Azopardo y le ofreció sumar a los gremios a un plan federal de viviendas, tiene otra urgencia: los fondos de las obras sociales, un reclamo permanente ante gobiernos de todo signo bajo la secuencia “presionar, negociar y acordar”. Vandor style.

Funcionó otra vez. La Superintendencia de Seguros de Salud (SSS), a cargo de Eugenio Zanarini, referenciado en Ginés González García, pero con terminales en Lingeri, dispuso este martes un rescate de $334 millones para las obras sociales sindicales, destinado a cubrir el rojo que tuvieron las prestadoras durante los meses de la pandemia, puntualmente entre marzo y noviembre.

La resolución 1806/2020 activó un salvataje que se hará efectivo este miércoles. El texto explica los porqué: pandemia, ASPO-DISPO, menos actividad económica, menos recaudación y déficit en las obras sociales.

Repite, explican en el gobierno a elDiarioAR, una política que se aplicó en otros rubros y que enmarcan en el llamado “paquete Covid”, donde enumeran el IFE para casi 9 millones de personas, los ATP para el pago de sueltos de empresas privadas, los préstamos a tasa cero y, ahora, entre otras medidas, el rescate de las obras sociales.

La crisis Covid-19 “amenaza la cadena de pagos del sistema de salud, en momentos en los que este sector resulta clave para minimizar los impactos de la pandemia y brindar la debida atención de sus beneficiarios”, detalla la resolución que firma Zanarini. Por eso, se deben “adoptar medidas” para “garantizar el adecuado servicio de los sanatorios, clínicas y demás prestadores de salud que atienden a los beneficiarios de la seguridad social durante la pandemia”, abundó el texto.

El auxilio alcanza a 59 obras sociales de todo el país y el podio lo encabeza la de Gastronómicos, base política de Luis Barrionuevo, hoy por hoy el único dirigente sindical de los históricos que mantiene distancia con Olivos y que es, además, un manifiesto anti-K. Hace tres años, Barrionuevo encabezó, incluso, una movida político-judicial para quedarse con el control del PJ nacional, tras una intervención ordenada por María Romilda Servini de Cubría.

La obra social de Gastronómicos, el gremio que comanda Luis Barrionuevo, recibió 113 de los 334 millones que repartió la "Super".

La obra social de Gastronómicos se quedó con 113 de los 334 millones que repartió la superintendencia, seguido por las obras sociales de Petroleros Privados, la UOCRA, Actividad Aerocomercial Privada, UTA y Luz y Fuerza, entre otros. Hay un dato objetivo, más allá de la identidad política de Barrionuevo: la actividad de su gremio —gastronomía, turismo, hotelería— fue de las más afectadas por la pandemia y la cuarentena.

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Vía muerta

Un dato curioso es que en ese pelotón no figura La Fraternidad, el gremio de Omar Maturano, que hace una semana amenazó con una medida de fuerza en los trenes del área metropolitana, que finalmente hoy llevó a cabo, con el consecuente caos para los pasajeros y la aglomeración de decenas de miles de personas en pleno rebrote de contagios. “Nos obligan a intervenir y es un mal precedente”, se quejaron en el entorno del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, que muy temprano decretó la conciliación obligatoria.

Un pliegue particular es que el paro no fue por razones salariales ni por condiciones de trabajo, sino porque el gremio reclama una asistencia de $140 millones por el “rojo” de su obra social, situación que la “Super” reconoció con tres resoluciones en los últimos meses.

Se negoció hasta último momento para lograr un acuerdo y evitar el paso: se fracasó. La tarde del lunes, Maturano se reunió con Zanarini, responsable de la SSS y se involucró, como celestino, Lingeri. La charla naugrafó, Maturano mantuvo la amenaza, los maquinistas de La Fraternidad pararon y el martes amaneció sin trenes, medida que afectó a medio millón de pasajeros en el AMBA.

La crisis pudo ser peor. Sobre la hora, Maturano excluyó del paro a los trenes de larga distancia. Existió, deslizan fuentes sindicales, un llamado de Alberto Fernández al dirigente ferroviario para pedirle que la medida excluya a esos servicios que, según indicaron desde Trenes Argentinos, están “todos vendidos y son imposibles de reprogramar” a tiempo.

Fue una tregua forzada. Desde el gremio, avisan que el tema no se resolvió y que, si no se encamina en estos días, la semana habrá otra medida de fuerza y por 48 horas. La amenaza refleja el nivel de tensión política en un mazo donde todas las cartas están mezcladas. Maturano, que llevó su queja el martes pasado a la CGT, salió furioso de la reunión con Zanarini y Lingeri.

El maquinista tiene, además, tensiones con Sergio Sasía, de Unión Ferroviaria, y no logra —quizá no quiere— tener un lugar en la mesa chica de la CGT que visita periódicamente a Fernández.

El jefe de La Fraternidad está en otra encrucijada. En la práctica, forma parte del gobierno porque el subsecretario de Transporte Ferroviario del Ministerio de Transporte, es Agustín Especial, un hombre suyo. ¿Seguirá en el cargo, luego de haber lanzado un paro contra la gestión de su propio delegado en el gobierno?

La negociación entre el Ejecutivo y los gremios viene de hace meses, y estuvo en cada reunión entre la cúpula de CGT y el presidente. Pero el auxilio se produce luego del planteo de Cristina Fernández de Kirchner en el estadio Diego Armando Maradona de La Plata respecto a la necesidad de una reforma del sistema de Salud, que tiene una triple configuración: el sector privado, el sector estatal y el sector gremial.

PI

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