La soledad de Espert: el reemplazo de “Bertie”, la indiferencia de los propios y los amagues para expulsarlo de la Cámara de Diputados

Ninguno de sus compañeros de bloque le envió un mensaje en el chat que comparten en WhatsApp. No hubo agradecimientos ni condolencias ni muestras de afecto. José Luis Espert, tras comunicar la renuncia a su candidatura, se había quedado solo. Para la mayoría de sus compañeros, la decisión de dar un paso al costado había llegado demasiado tarde, y muy pocos le guardaban palabras de cariño. “Ya está, no hay más que hablar”, repetían, ansiosos por dar inicio a la etapa de control de daños.
Muy pocos salieron a respaldarlo públicamente cuando las pruebas de su relación con “Fred” Machado se hicieron incontrastables y Javier Milei, presionado por Karina Milei y Santiago Caputo, terminó aceptando soltarle la mano. Solo Lilia Lemoine, quien en 2023 lo había acusado de estar “bancado por un narco”, continuó tuiteando sobre su inocencia. El resto guardaría silencio: muchos ya le habían transmitido, la semana pasada, a Martín Menem y Gabriel Bornoroni que la situación no daba para más. Espert tenía que irse.

No fue una sorpresa, entonces, cuando Espert anunció que renunciaba también a la presidencia de la comisión de Presupuesto. La bancada peronista, que comanda Germán Martínez, iba a buscar voltearlo en la sesión del miércoles y no había garantías de que Menem tuviera el número para sostenerlo. Ni los aliados del PRO, que pasarán a tener un nuevo rol en la campaña bonaerense de la mano de Diego Santilli como cabeza de lista, querían salir a defenderlo.
“El tipo ya está muerto. El miércoles iba a ser una carnicería y ninguno de nosotros iba a salir a bancarlo”, explica, con dureza, un referente del bloque PRO en la Cámara de Diputados.
Sale Espert, entra “Bertie”
El Gobierno necesitaba anticiparse. El comité de crisis que se constituyó durante el domingo definió pedirle la renuncia a Espert en la comisión de Presupuesto y designar a un libertario pura cepa: el economista “Bertie” Benegas Lynch. El diputado es también el baterista de la “banda” que armó el presidente para tocar en el Movistar Arena y que pasó, gran parte del lunes, ensayando junto al resto de los integrantes.
Su designación aún no está confirmada –el propio “Bertie” admitió que se estaba enterando de la posibilidad durante una entrevista en Radio Perfil–, pero en la bancada libertaria descuentan que será él quien reemplace a Espert. Tiene ya la experiencia como presidente de la comisión de Finanzas y cuenta, además, con la extrema confianza de los dos hermanos Milei.
La designación de Benegas Lynch no será resistida por la oposición, que ya la semana anterior había exigido la remoción de Espert y su reemplazo por otro diputado de La Libertad Avanza. El objetivo de Menem es hacer una transición ordenada: convocar una reunión de comisión la semana que viene, que presidirá Carlos Heller (UxP) y votar allí a Benegas Lynch como presidente de la comisión de Presupuesto hasta diciembre.

El peronismo acompañará su designación. No resignará, sin embargo, su voluntad de marcarle los tiempos al debate del Presupuesto 2026. En la sesión del miércoles, que tendrá un temario extensísimo y delicado para el Gobierno –como la reforma de la ley de DNU, la interpelación a Karina y la moción de censura contra Guillermo Francos–, Martínez buscará emplazar a la comisión de Presupuesto para poner un límite a la presentación del dictamen.
En el peronismo sospechan que el Gobierno, de perder las elecciones de octubre, se rehusará a debatir el Presupuesto. Y lo volverá a prorrogar. Por lo que buscan anticiparse y, con la ayuda de los gobernadores, forzar un tratamiento del Presupuesto 2026 que incluya, entre otras cosas, una citación a Luis Caputo.
El fantasma de la expulsión
Pocas horas después de que Espert renunciara a encabezar la lista de diputados nacionales en PBA, Facundo Manes presentó un proyecto para expulsarlo de la Cámara de Diputados por “inhabilidad moral”. No es el único que pide por su remoción del recinto: Victoria Tolosa Paz (UxP) también había presentado un proyecto pidiendo su expulsión y, durante el lunes, diferentes diputados y diputadas de Unión por la Patria exigieron su desplazamiento.
Las autoridades de la bancada peronista, sin embargo, no terminan de definir una estrategia. No será fácil echar a Espert de la Cámara. Si Martínez decide avanzar necesitará del acuerdo de todos los diputados de la oposición que firmaron el pedido de sesión para ampliar el temario e incluir la expulsión. O, de lo contrario, incluirlo en la misma sesión, para lo que necesita llegar a una mayoría de tres cuartos del recinto. Algo imposible sin el respaldo de toda la multipartidaria opositora.
En el bloque oficialista, mientras tanto, ya se comenzó a barajar la posibilidad de que Espert se tome una licencia. Los diputados de LLA no lo ven con malos ojos: mejor que Espert de un paso al costado que someterse a una votación que exponga la debilidad del oficialismo. Ninguno tiene mucho interés, además, en salir en su defensa el miércoles en el recinto.
Hay un problema numérico, sin embargo. Si Espert llegase a pedir licencia o ausentarse durante la sesión, de modo de evitar un festival de chiflidos y discursos en su contra, el oficialismo perdería un voto. Un voto que, en un contexto de pérdida de gobernabilidad y elevada debilidad parlamentaria, vale oro.

“Si el miércoles ven que pierden por mucho le van a hacer pedir la licencia así no está presente. Pero si están ajustados van a dejarlo, y le van a decir que entre cuando haya que definir la votación”, explica un ex integrante del cosmos oficialista que conoce de cerca los manejos de LLA. Y agrega, entre risas: “Imaginate el quilombo que va a ser el miércoles cuando lo vean entrar al recinto”.
El oficialismo sabe que el miércoles será difícil. Menem envió un solo mensaje: resistir y resistir. Espert, para la mayoría de sus compañeros de bloque, es un muerto político, y no tiene sentido salir a protegerlo. Muchos ya estaban de festejo en el Movistar Arena cuando los rumores de la dimisión de Espert empezaron a circular, y ninguno se mostró muy contrariado. “Ya está él. Está de cama”, admitió una legisladora, mientras bailaba al ritmo de la música del estadio. El show estaba por comenzar.
MC/MG
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