Coronavirus
Teorías sobre la nueva ola: mutación viral, conductas humanas y el frío, entre las posibles causas
Argentina, cuyo territorio lleva más de once meses impactado por el Covid-19, cuenta ya más dos millones de casos registrados de ese virus pandémico, y supera los 50.000 muertos por esa causa. Tuvo brotes, rebrotes, momentos de mesetas de casos más o menos estancadas, y también curvas de contagios que ascendían a ritmo vertiginoso. La vacunación, iniciada el 29 de diciembre, alcanzó sólo al 1,7% de los grupos prioritarios.
En ese contexto, tanto en las áreas del Estado vinculadas al manejo de la pandemia como entre especialistas en infectología, prevén que distintos factores pueden desencadenar un rebrote de casos o una nueva ola que, coinciden en los gobiernos nacional, provincial y porteño, parece “inevitable”.
¿Qué factores pueden acelerar otra curva de contagios? Es un panorama diverso que va desde la mutación del virus hasta las conductas de los seres humanos.
Fuentes del Gobierno cercanas al plan de vacunación sostienen que el descenso de la temperatura, que puede esperarse en la Argentina a partir de abril y especialmente en mayo o junio, podría desencadenar una crecida en los casos. Durante esos meses del año pasado era mayor el número de actividades restringidas de lo que se prevé para el otoño e invierno de 2021.
A la vez, fuentes del Ministerio de Salud bonaerense observan en las conductas de la sociedad un factor determinante para que se origine una nueva ola, y en ese sentido, sostienen que la vuelta a las clases presenciales podría desplegar conductas por fuera del aula que disparen los casos. En el transporte público, por ejemplo. La expectativa en esa cartera de la Provincia es observar en detalle qué pasa alrededor de esa vuelta a las escuelas. Es que, según explican, las supuestas burbujas que se organizarán se entrecruzan con los contactos cotidianos de cada uno de los chicos.
“En general los brotes de la pandemia no comienzan en las aulas sino en la comunidad. La comunidad lo lleva a las escuelas. Por eso las escuelas, en Europa, son lo último en cerrarse y lo primero en abrirse. Las aulas no comienzan ningún rebrote, abrir las aulas no implica un grave riesgo”, dice el médico infectólogo Eduardo López, miembro del comité de expertos que asesora al Ministerio de Salud de la Nación en plena pandemia.
Y suma: “Este es un virus que, en laboratorio, en temperaturas bajas tiene más viabilidad. El invierno de alguna manera le permite crecer más, aumenta el riesgo de contagio. A la vez, si va a comenzar un nuevo brote va a ser a consecuencia de lo que pase en la comunidad. El invierno implica que estemos más agrupados, menos ventilados, a temperaturas más bajas. Eso puede facilitar rebrotes”.
“Lo que hay que hacer es evitar hospitalización y mortalidad. Esto se hace con la vacuna, porque el grupo que más se interna y que lamentablemente más fallece es el adulto mayor de 70 años. Si se vacuna a ese grupo, se puede evitar hospitalización y la mortalidad, teniendo en cuenta que en Argentina la media de edad de quienes mueren por Covid es de 74 años. Ese es el objetivo de la vacunación. Hay que tener vacunas y vacunar. Sin vacunas no hay plan posible. Mayores de 60 años son alrededor de 7,3 millones de personas. Se necesitan 15 millones de dosis para darles. En 150 días son 100.000 vacunaciones por día, y se calcula que habrá 5.700 vacunatorios. Pero hoy por hoy no sabemos si se llegará: primero tienen que llegar las vacunas”, agrega López, jefe del departamento de Medicina del Hospital Gutiérrez.
Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, habla de tercera ola porque considera que la segunda fue el pico de diciembre-enero que el gobierno suele llamar rebrote. “La probabilidad de una nueva ola es evidente para cuando haya cambios de temperatura y termine de bajar esta ola de contagios entre los más jóvenes. Esa ola llegará cuando cambien las conductas: haya menos ventilación, menos distanciamiento. Es probable además que estén circulando en la Argentina cepas más virulentas”, describe.
“¿Cómo se disminuye? Si en las próximas 4 a 12 semanas se alcanza un nivel alto de vacunación, fundamentalmente en las 10 millones de personas que deben ser vacunadas prioritariamente: trabajadores de salud, esenciales de segundo nivel, los docentes, y los mayores de 60 años, y las personas con mayor comorbilidad de cualquier edad. Son entre 10 y 12 millones de personas, se necesitan 20 millones de dosis. No es difícil vacunar a esa población en 12 semanas: en la Argentina se hace en tres meses la campaña de vacunación antigripal, y se administran más de 10 millones de vacunas en ese período. Hay que hacer apertura al sistema privado para que ayude en la logística de la vacunación y compren la vacuna, y para que sea más efectivo el programa público de vacunación. Es la única herramienta que tenemos para disminuir el rebrote”, describe Debbag.
Omar Sued es presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y, como López, parte del comité de expertos que consulta el ministerio. “Si el virus cambia podés tener un brote. Si aparece un virus con el 50% más de chances de transmitirse, tus medidas de salud pública tienen que ser un 50% más efectivas. A mí me asusta más la introducción de variantes virales que aumenten la transmisión, que el invierno o el colegio, aunque el colegio me asusta porque se discute más lo político que las precauciones. En ese sentido, es lógico determinado cierre de fronteras así como el monitoreo de quienes llegan, y la vigilancia epidemiológica de los casos que se van detectando acá. No sólo de quienes se contagiaron sino de los contactos estrechos”, explica.
“Si tenés una vacuna esterilizante, hace que esa persona no se infecte y no reproduzca el virus en su cuerpo. En ese caso, vacunar entre el 75% y 80% de la población total puede evitar la circulación. El problema es que estas vacunas, al menos AstraZeneca, que es la única que hizo el estudio, no es esterilizante. Se supo que hubo casos asintomáticos: el 1,2% tuvo PCR positivo durante el seguimiento, quiere decir que tiene una eficacia del 50% para frenar la infección asintomática. Entonces es probable que te infectes y contagies a tu abuela o a tu mamá si vivís con ella. En Sputnik V ese estudio todavía no se hizo. ¿Qué vamos a lograr ahora? Bajar la mortalidad. ¿Hacer que el Covid desaparezca de la faz de la tierra? No lo creo, y seguro que no este año, porque el Sars tiene otro problema y es que infecta también animales: siempre van a quedar reservorios. Se necesita más del 80% total de la población vacunada para crear inmunidad de rebaño y no lo vamos a lograr antes de julio o septiembre seguramente”, explica Sued.
Hasta este miércoles había 238.320 argentinos y argentinas inmunizados. El objetivo del Gobierno era avanzar con al menos 3 millones de dosis por mes.
PI/JR
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