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Seis senadores zigzagueantes definirán la votación por la legalización del aborto

Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, en una imagen de cuando se hablaban en público

Pablo Ibáñez / Andrés Fidanza

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Promesas mudas, llamados desde Olivos, tardes de euforia y poroteos públicos que, en privado, son diferentes. A 48 horas de la sesión del Senado que puede convertir en ley la legalización del aborto, la suerte del proyecto depende de una ingeniería sutil que involucra a los Fernández —Alberto y Cristina—, la Iglesia, los gobernadores, Mauricio Macri y un pressing tan intimidante como anónimo.

Son números escritos en el agua. Celestes y verdes hacen cuentas y aplican, como táctica común, la cautela. Se preparan para una votación de 70 senadores: además de José Alperovich, el tucumano que pidió licencia, no estará Carlos Menem, internado en coma inducida. Computan, cotejado con cómo ambos levantaron la mano en 2018, dos bajas para el “no” a la interrupción voluntaria del embarazo.

La base dura de verdes y celestes, los pisos proyectados, se ancla en los 32 votos de cada lado aunque los verdes parecen tener un plus. En medio, un scrum de seis legisladores volátiles. Dos de ellos, el rionegrino Alberto Weretilneck —pidió cambios al proyecto— y la neuquina Lucila Crexell, son de partidos provinciales. El mutismo de la radical entrerriana Stella Maris Olalla y un probable cambio de postura de su correligionario catamarqueño Oscar Casillo —en 2018 votó afirmativo— aumentan la incógnita, mientras que, del lado peronista, la gestión de los Fernández podría empujar el tránsito del “no” a la abstención del salteño Sergio Leavy —votó en contra en Diputados hace dos años— y el entrerriano Edgardo Kueider.

En el poroteo público, el sexteto figura como indeciso, pero debe leerse como movimientos de autodefensa o táctica legislativa: aun los que no figuran con un voto confirmado, en el mapeo fino inclinan la balanza e, incluso, algunos han anticipado su decisión en charlas reservadísimas.

La duda se despejará la madrugada del miércoles, al filo de una sesión que durará -se calcula- unas 17 horas y podría coronar la intervención de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien, en un déjà vu inverso de la sesión por la 125 en 2008, quizás tenga que desempatar. Si ocurre, será verde como lo fue en 2018. Un sí positivo.

Los cálculos previos, que lucen ajustados, ponen sobre la mesa la tesis de cambios en el proyecto y el regreso a Diputados. Sin embargo, en el gobierno y en el Senado, descartan esa posibilidad: “Se vota el 29, sí o sí”, dijo una fuente del Congreso.

Alberto Fernández delegó la tarea de trinchera en la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y la ministra de Géneros, Elizabeth Gómez Alcorta, pero, en persona y a través de otros funcionarios, habló con senadores y les pidió el respaldo a más de dos gobernadores a priori reacios. “Ganemos y en unos días ustedes se olvidan del tema”, dijo y abrazó el argumento de que una derrota legislativa puede herir al gobierno.

En el campamento celeste apuntan a Olivos, sin intermediarios, para explicar el tránsito, todavía en veremos, de Leavy y Kuieder de voto negativo a una abstención estratégica, movimiento que sería clave para los verdes.

Entre los pro-IVE atribuyen a la cúpula de Juntos por el Cambio (JxC) haber influido, “o presionado”, al catamarqueño Castillo. Expresidente de la Juventud Radical de su provincia, ahora aliado a JxC desde su monobloque en el Senado, Castillo duda de repetir su voto de 2018. Desde la trinchera pañuelo verde lo acusan de no querer facilitarle una victoria política a los Fernández. Los señalamientos de lobby cruzado, en realidad, muchas veces confunden a los líderes políticos con el clima de amedrentamiento más inorgánico que se cocina por abajo: en las redes, en la calle y en los colectivos que no responden directamente a la voz de un partido o un referente. En un despacho del Frente de Todos (FdT) dicen que Héctor Stefani, diputado fueguino del PRO, cambió su voto del verde de 2018 al celeste de 2020 por pedido de Mauricio Macri.

MAPEO

El mapa del Frente de Todos (FdT), donde colisionan los Fernández con gobernadores y senadores celestes, y donde impacta la postura de la Iglesia, pareció volcarse con cierto margen hacia los verdes: de los 39 votos posibles —son 41 si se suma a Alperovich y Menem—, anotan 23 a favor, 14 en contra, y dos en zona gris.

El bloque cristinista casi no tiene fisuras mientras que el núcleo celeste se hace fuerte en el interior, con José Mayans como ordenador, con el soporte de senadores como Dalmacio Mera (Catamarca) y Guillermo Snopek (Jujuy), además de legisladores que reportan a gobernadores, como es el caso del chaqueño Antonio Rodas, que expresa a Jorge “Coqui” Capitanich, o los tres votos celestes de los santiagueños que comanda Gerardo Zamora: su mujer, Claudia Ledesma, Gerardo Montenegro y Emilio Neder.

En JxC hay una mayoría celeste, aunque sin lealtades partidarias que ordenen las posiciones. Incluso la hipótesis de un Macri que operara para no cederle un triunfo al gobierno tiene algo de mito.

Entre los 8 senadores macristas puros, cinco votarán a favor. Los tres refractarios a la legalización del aborto son el exucedeísta y menemista correntino Néstor Braillard Poccard, devenido en dirigente amarillo; el ultracatólico Esteban Bullrich y el entrerriano Alfredo de Ángeli. A favor sin matices lo harán la bonaerense Gladys González, la larretista Guadalupe Tagliaferri (una de las más activas en el poroteo para sancionar la IVE), más el misionero experonista Humberto Schiavoni. Con algunas dudas, pero tendencia al pañuelo verde, figuran los dos senadores cordobeses: la macrista línea Mauricio y Patricia Bullrich, Laura Rodríguez Machado, y el juecista Ernesto Martínez. Ambos votaron a favor en 2018 y repetirían la postura, según pudo averiguar elDiarioAR.

Martínez firmó el despacho en disidencia parcial en la comisión. Es decir, apoyó el trazo grueso del proyecto, y así lo haría durante el debate del martes próximo. Aunque en el entorno del senador tampoco descartan una abstención de último momento.

Vicepresidenta del PRO, Rodríguez Machado también irá con perfil bajísimo por la opción verde. En una provincia con fuerte lobby conservador en contra de la IVE, nadie quiere exponerse de más. Especialmente porque en 2021 muchos cambiemitas aspiran a renovar sus bancas. El diputado Mario Negri y Rodríguez Machado, por ejemplo, están anotados en el pelotón de los precandidatos a senadores nacionales por Córdoba. Toda la etapa previa a la votación del martes próximo se volvió un incordio para la macrista Machado, con mensajes temerarios en sus redes y teléfono celular. 

De los 14 radicales, nueve se opondrán. Ese pelotón incluye al mendocino Julio Cobos y al pampeano Juan Carlos Marino, quien ya había rechazado el proyecto en 2018. La influencia pañuelo verde de una de sus hijas no terminó de lograr el cambio de postura. 

Los radicales prolegalización son el presidente del interbloque de JxC, el formoseño Luis Naidennof; el multifacético Martín Lousteau; la mendocina Pamela Verasay; y los representantes de Santa Cruz Eduardo Costa y María Belén Tapia. 

La incertidumbre sobre Olalla es plena, una senadora de casi nula presencia mediática. Se declara admiradora de Arturo Illia, fue ministra de Educación de Sergio Montiel y es profesora de lengua y latín. El diputado Negri todavía la llama afectuosamente “mi profe”, cuando se la cruza, porque le dio clases de literatura en un colegio de Nogoyá, el departamento entrerriano en el que nació el legislador por Córdoba. Desde marzo, Olalla se pasa los días prácticamente enclaustrada en su departamento de Paraná por miedo al Covid-19, y desde ahí tecleará por una de las tres opciones posibles.

En una excepción a su perfil bajo, hace un mes opinó en una entrevista: “Yo no he profundizado en los proyectos en danza, pero sí he profundizado como docente es la Educación Sexual, entendiéndola como absolutamente necesaria, y eso no se fue haciendo”. De sus 3 hijos, una es médica.

Respecto a los senadores que orbitan el bloque JxC sin integrarlo del todo, el grueso se inclinará por la negativa. La riojana María Clara del Valle Vega, de “Mediar Argentina”, y el sanjuanino Roberto Basualdo, de “Producción y Trabajo”, mantendrán su percepción antiabortista. El salteño Juan Carlos Romero, el santafesino Carlos Reutemann y el puntano Claudio Poggi, lo mismo.

Está nota fue republicada a las 11:01 con correcciones en el nombre del senado Romero.

AF / PI

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