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Testimonios en primera persona

Las denuncias contra Pedro Brieger rompen el silencio del acoso sexual contra periodistas mujeres en las redacciones

Pedro Brieger

elDiarioAR

27 de junio de 2024 06:32 h

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Cinco mujeres periodistas dieron testimonio de haber sido víctimas de acoso sexual por parte del comunicador especialista en temas internacionales Pedro Brieger. Son casos que ocurrieron en un período de 25 años, entre 1994 y 2019, y que sacó a la luz el periodista Alejandro Alfie en su cuenta de la red social X el 23 de junio. Estas denuncias desencadenaron otras y ya son diez. Los relatos no sólo dan cuenta de la violencia hacia las mujeres por parte de Brieger, sino también de cómo las redacciones y los medios funcionaban bajo un sistema machista con prácticas abusivas silenciosas y silenciadas.

Según Alfie, las víctimas incluyen a una periodista de Télam, una periodista que lo entrevistó, una columnista de género de su propio programa de radio, una alumna de la escuela de periodismo TEA y una secretaria de la Universidad de Belgrano (UB). Una vez que éstos testimonios fueron difundidos en X, algunas usuarias sumaron su propia experiencia y el grupo Periodistas Argentinas se hizo eco de las denuncias, que por el momento no fueron radicadas en sede judicial.

El periodista explicó en su hilo que la investigación comenzó después de que publicara en Clarín en octubre del año pasado sobre un juicio laboral que “un periodista de internacionales” ganó contra la TV Pública y Radio Nacional. En esa ocasión, el implicado debía ser indemnizado con $224 millones por diez años de trabajo, una cifra que los abogados de los medios públicos calificaron de “exorbitante y desproporcionada”. A raíz de ese artículo, una periodista de Télam se contactó con Alfie para relatar un episodio de acoso en un viaje a Túnez, lo que motivó el inicio de esta indagación más amplia.

Más mujeres que rompieron el silencio

La periodista Laura Di Marco se sumó a la ola de denuncias y aportó su testimonio. “Me pasó lo mismo”, dijo. “Y lo conté a los amigos, a algunos los colegas. Sucedió hace muchos años. Ni se hablaba de acoso sexual. Instalar ese tema fue un gran trabajo del movimiento feminista”, recordó.

“Yo era una piba que salía de una beca en Clarin y trabajaba en la revista Somos. Corría 1993. Pedro Brieger colaboraba con esa revista. A veces, cuando la gente dice: ¿por qué no lo dijiste antes? En esa pregunta, les cuento: hay mucha ignorancia. 1.-Naturalizamos ciertas conductas, que hoy llamamos acoso. Antes nos parecía normal que los hombres actuaran así. 2.-Tiene que haber un contexto adecuado para denunciar o expresarse, de lo contrario las mujeres siempre perdemos. Quedamos como 'locas', 'conflictivas', 'mentirosas'. 3.Cuando sos muy joven es muy difícil ponerle límites a un tipo mucho más grande que vos. Más grande y afianzado en esta profesión de machos alfa, que se defienden entre sí y se referencian entre sí (las mujeres existimos poco, aún hoy). 4.-Era difícil, sobre todo cuando no existía un contexto que te apoye. ¿Y vos salis sola a denunciar? ¿A los 25 años, empezando? ¿Alguien te cree, te escucha, te protege? Después, muchos años después, las cosas empezaron a cambiar”, compartió Di Marco.

Su colega Laura Carpineta sumó su relato. “Tengo 41 años, 20 en el periodismo, y recién en los últimos días, cuando empezaron a llover las denuncias contra Pedro Brieger, terminé de entender que yo había vivido una situación similar de acoso con él. Tenía veinticortos, era el primer periodista -y una eminencia además en el tipo de periodismo que yo quería hacer- que me había dado una chance. Me abrió muchas puertas y eso le dio poder. Poder para que yo pensara que lo tenia q bancar. ¿Cómo podía una periodista mujer q recién empezaba quejarse, denunciar a un tipo respetado cuando además vivía situaciones de ninguneo machista constantemente en la redacción progre en la que trabajaba? ¿Có mo podía ser desagradecida con uno de los pocos que me ayudaba? Así se construye el abuso de poder. Y uno normaliza porque escucha q a otras colegas les pasó algo similar con otros periodistas. Así son, se repite. Entonces, se aprende a vivir con ello: aprendí a no quedarme nunca sola con un jefe, por ejemplo. Agradezco a las que salieron a denunciar porque me hicieron dar cuenta q no haber tenido claro este abuso de poder hace casi 20 años o hasta hace unos días no es algo para tener vergüenza, sino para superar. Y agradezco q hoy trabajo en una redacción muy distinta a la de hace 20 años”, expresó.

Leticia Martínez, integrante de la TV Pública, Futurock y El Destape, escribió luego de que todo saliera a la luz: “Soy uno de los casos que cuenta Alfie de PB. Le pedí hacerlo de forma anónima porque simplemente tenía miedo (también verguenza). Ver que somos tantas (es increíble la cantidad de casos) y sentir un fuerte acompañamiento, me quitó el miedo y por eso estoy acá contándolo. Cinco chicas somos la punta del iceberg de la cantidad de mujeres que fueron víctimas de PB, con casos que arrancan desde mediados de los '90. Me da pánico pensar cómo el miedo, la vergüenza, la manipulación, entre otras cosas, nos paralizaron tanto tiempo, pero acá estamos”.

Lo mismo hizo July Kolodny. “Yo también soy uno de los casos que cuenta Alfie y puedo identificarme con cada una de las palabras de Leti (Martínez). Tomar dimensión de cómo estos tipos modifican nuestras vidas, de cómo una va dejando espacios corriéndose de lugares y que la vergüenza, incomodidad la sientan ellos. En eso estamos”, posteó.

“Está lleno de Pedros”

“Ya son diez las mujeres que denuncian haber sido acosadas sexualmente por el periodista Pedro Brieger, algunas compañeras de trabajo, otras estudiantes. Todas sabemos de que se trata, cómo funciona y porqué muchas veces nos callamos por años y años hasta que podemos denunciar, hasta que podemos nombrar como acoso eso que nos pasó. Siempre aparece la pregunta ”¿Por qué no denunciaron antes?“ Porque se denuncia cuando se puede. Porque generalmente está en juego el laburo que para la olla, porque a veces éramos jóvenes y no entendíamos bien lo que pasaba, porque alrededor todos sabían pero nadie decía nada, porque estaban en juego nuestras carreras, porque no hay quien escuche, porque no hay quien nos apoye o defienda, porque muchas veces denunciar es inmolarse”, publicó la organización Mujeres que no fueron tapa.

“También hay quienes se preguntan ¿dónde están las feministas que no hicieron nada? Quizás es hora que empecemos a correr el foco, y repreguntar: ¿dónde están los compañeros de trabajo de los acosadores? ¿Por qué no hicieron nada? ¿Por qué sostuvieron con su silencio cómplice el lugar seguro para que continuaran acosando? ¿Por qué se callaron? ¿Porqué siguen sosteniendo el pacto de machos?”, agregaron.

“Otra cosa que sabemos todas es que está lleno de Pedros, en los medios, en las empresas, en las instituciones, especialmente en los espacios de poder, y que van a ir cayendo de a uno, como los Darthés, los Alperovich, y tantos otros, porque nosotras seguimos organizadas, sostenemos a las compañeras que denuncian y al silencio no volvemos nunca más”, concluyeron.

Los primeros cinco casos revelados

Algunos nombres fueron publicados por el propio Alfie con autorización de las víctimas. Otras prefirieron el anonimato. Con el correr de los días aparecieron periodistas que dieron su testimonio en redes sociales y sumaron detalles de sus experiencias. El primer caso difundido por el periodista es el de Agustina Kämpfer, que, según escribió Alfie, “contó en el año 2010 que sufrió situaciones de acoso por parte de Pedro Brieger cuando estudiaba en TEA (Taller Escuela Agencia), en la sede porteña de Lavalle y Junín (ella estudió allí entre los años 2000 y 2002). Lo reveló en el programa de TV en el que en ese momento trabajaba como panelista. Lo dijo sin contar que se trataba de Brieger, pero lo dijo al aire en coincidencia con el premio Martín Fierro que le dieron a él, por su trabajo en el noticiero Visión 7, de la TV Pública. Dijo que a veces llegaba tarde a clase y solo le quedaba la opción de sentarse en la primera fila, ocasión en que el profesor le miraba 'la entrepierna y los pechos' de manera insistente, cosa que naturalmente la ponía muy incómoda. También dijo que la había tomado del brazo en las instalaciones de la escuela de periodismo para decirle al oído cosas tales como 'qué linda que estás', o 'qué bien que te queda lo que tenés puesto'”.

El segundo caso corresponde a la periodista Cecilia Guardati, por entonces periodista de Télam, que en 2008 fue a cubrir a Túnez la gira de la presidenta Cristina Kirchner. Ella le contó a Alfie: “Nos avisaron de Presidencia que iba a hablar Cristina, después de la cena. Pedro Brieger me dijo que no podía ir y me pidió que le pase el audio cuando volviera de ese encuentro. Como colega, yo no tenía ningún problema. Al volver de la conferencia con Cristina Kirchner, recibo otro mensaje de Brieger, pidiéndome si podía llevarle el audio a su habitación y contarle qué había dicho Cristina en esa reunión. En este tipo de viajes, la habitación se transforma en una oficina, así que jamás me imaginé lo que iba a pasar después ahí. Al llegar a su habitación, veo que tenía la puerta entreabierta. Entonces, ingresé y me lo encuentro a Brieger desnudo, recostado sobre el respaldo de la cama, hablándome y tapándose con una sábana, masturbándose mientras me hablaba. Yo me fui inmediatamente y nunca más le volví a hablar. Imaginate que lo habían enviado a cubrir la gira de Cristina Kirchner, para la TV Pública, y él hacía esto”. Consultada acerca de por qué no hizo la denuncia judicial, explicó: “Cuando pasó esto no dije nada, hasta tiempo después, cuando comenté el caso con mis amigas, cuando surgía el tema del acoso, sin tomar conciencia que esto se podía denunciar. Más adelante, cuando lo denuncié en Télam, me comentaba mi entorno de colegas que era un periodista del poder, que tenía vínculos políticos, ¿para qué meterme en esa situación viviendo afuera? Y diría que por miedo a que te cuestionen, que me iban aponer en foco y yo no quería ser foco de nada. Después lo hablé con una amiga abogada y me dijo que tenía que conseguir otros casos, para mostrar que había un patrón de comportamiento, que no era un solo caso”.

En su cuenta de X, Guardati escribió: “Siempre supe que no estaba sola, pero no era consciente de nuestra fortaleza. Tal como relata Alejandro Alfie respondí a una publicación suya sobre PB. Necesitaba que alguien investigara, que saltaran las alarmas. Hoy somos muchas las que decimos Nunca Más”.

El tercer caso es el de una periodista conocida de Guardati, que pidió mantener su anonimato. “A mí me pasó algo bastante similar a Cecilia (Guardati), aunque un poco después, en 2010. Yo tenía 25 años, lo conocía, porque fui su alumna en las clases que daba de Sociología de Medio Oriente. Él era bastante más grande que yo y era un referente en temas internacionales. Nosotros hablábamos, yo le pasaba cosas que me pedía y un día fui a hacerle una entrevista para un portal digital en el que trabajaba. Me citó en el centro cultural Caras y Caretas, donde hacía su programa de radio, en la AM750. Fuimos a un hall, lo entrevisté y después se masturbó ahí mismo, delante mío, mientras yo le pedía por favor que no lo hiciera. Había gente cerca, que podía pasar por ahí, pero no le importaba nada. Ya me había hecho previamente comentarios muy desubicados. Pero jamás pensé que se iba a masturbar ahí, mientras yo lo entrevistaba. Después de eso no volví a hablar con él. Cuando lo comenté después, con otros colegas, quienes lo conocían y decían que tenía fama de 'pajero', pero no a este nivel, de masturbarse cuando una lo iba a entrevistar en una radio. Yo nunca dije nada públicamente, porque te da miedo que te ataquen, el tipo es bastante prestigioso... hay muchas cosas en juego para poder hablar. Pero no me gusta que el tipo se la lleve de arriba”, le dijo a Alfie y agregó sobre por qué no denunció: “Ni siquiera quería hablar del tema públicamente, menos judicialmente. Sé que es una persona que tiene prestigio en cierto sector y no tengo ganas de atravesar por ningún comentario agresivo, ni exposición por este tema. Ni siquiera lo hablé con mi familia. Por supuesto, me da mucha bronca. Además ¿sabés qué? la mayoría de los que lo rodean y trabajan con él, lo saben y no hicieron nada. Es temor y es no tener ganas de pasarla mal por este tipo”.

El cuarto testimonio es el de “la columnista de género de su programa en Radio 10, Demoliendo Fronteras, que tuvo que renunciar en 2019 a trabajar con Pedro Brieger”, dijo Alfie, que habló con una persona muy cercana a ella y le dijo: “Ella tuvo situaciones de mucha incomodidad en el programa de Brieger. Imaginate que la columnista iba a hablar de género y feminismo, pero él la acosaba todo el tiempo, le decía 'qué linda que sos' y más cosas, le mandaba mensajes de Whatsapp totalmente desubicados donde el límite estaba totalmente borroso. Al aire él era un conductor deconstruido, que la trataba con mucho respeto. Pero cuando el programa no estaba al aire era un personaje acosador, que todo el tiempo tenía actitudes fuera de lugar con su colega, pese a que ella no le daba pie para que él insistiera”, contó una persona muy cercana a la periodista. Y agregó: “Fue una situación tan difícil, de mucha tensión, que pese a que ella quería seguir trabajando ahí, porque era joven y estaba en un programa de radio a los seis meses tuvo que renunciar, por el lugar que él tenía en el medio, un lugar de poder, ya que era el conductor de su programa de radio”.

El quinto caso que publicó el periodista es el de “una secretaria” que “acusó a Pedro Brieger cuando era profesor en la Universidad de Belgrano”. Al respecto contó que “tuvo que renunciar, entre 1994 y 1995” y que “Brieger llamó a la Universidad de Belgrano, preguntando por una de las autoridades de la Facultad. Y como no estaba, le dijo a la secretaria: 'Estoy en casa, en short, ojotas, en un sillón muy cómodo y con mi (...) muy duro'. Y luego le dijo una serie de groserías. La secretaria le cortó la llamada, pero Brieger volvió a llamar varias veces durante ese mismo día, así que ella habló con el decano y el director de la carrera, quienes intervinieron, convocaron a Brieger y le dijeron que tenía que renunciar a su cargo docente. Según personas cercanas a la secretaria ella vivió con miedo por mucho tiempo al punto que cambió el recorrido para llegar a la universidad.

La reacción de Brieger

Brieger negó rotundamente todas las acusaciones. “Lo que planteás de ninguna manera ocurrió. Mi vida fue, es y será pública, soy periodista”, dijo en respuesta a las preguntas de Alfie. Además, aseguró que no tiene contacto con las mujeres mencionadas y subrayó que se trata de acusaciones infundadas.

El periodista acusado también advirtió sobre posibles acciones legales si las acusaciones persisten, sugiriendo que podrían estar siendo utilizadas para desviar la atención de “otros problemas del gobierno”. “Si de todas maneras te obligan a publicarla, hagan como quieran porque la verdad siempre se impone”, afirmó Brieger.

MM/MG

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