Fundación Conin no paga sueldos desde febrero, cerró su hospital y espera ayuda del Gobierno

Gélida. Esa es la imagen actual del polo central de Conin en Mendoza, el centro modelo contra la desnutrición infantil fundada por el médico pediatra Abel Albino. El lugar se quedó sin actividad a causa de un cese en el pago de salarios que en junio cumplirá tres meses. “El hospital está sin pacientes, pero el personal de cocina, enfermería y limpieza sigue yendo porque no hay ningún papel que diga que tenemos que dejar de ir”, cuenta a elDiarioAR Lorena, una enfermera que espera por su pago mientras trabaja a contraturno en un hospital.
La situación es atípica e inesperada. Un año atrás, el Ministerio de Capital Humano nombraba a Conin como una fundación ejemplar y elegía la sede mendocina para el reparto de 69.000 kilos de leche. Fue personal del Ejército, dependiente de la cartera de Defensa que comanda el ministro mendocino Luis Petri, el que se ocupó de la logística. Por aquel entonces, elDiarioAR recorrió las instalaciones del lugar. Era todo movimiento: cocineras revolviendo ollas copiosas sobre hornallas, madres alfabetizándose mientras sus hijos permanecían en la guardería y consultorios atiborrados de familias por consultas odontológicas, de audiología, psicopedagogía y pediatría. También había personal de mantenimiento haciendo trabajos externos.
Hoy, no hay plata. Muchos debieron elegir trabajar en otro lado, esperar en sus casas o ir a fichar “por las dudas”. “Hasta el momento el hospital está cerrado,sin pacientes. Pese a eso, seguimos yendo en nuestros horarios pero nos siguen diciendo que no tienen fondos para pagarnos”, agregó Lorena.

Los vecinos no terminan de entender la profundidad del problema. El Centro de Prevención de la Desnutrición y Promoción Humana (CPP) sigue atendiendo. Allí llegan personas cuyo estado no es crítico y cada fin de semana pueden retirar un bolsón de alimentos. Lo que por ahora cerró es el hospital donde se atendían pacientes con estado de desnutrición grave y con ellos a sus madres que, en algunos casos, hasta llegaban a vivir ahí con otros hijos. Por ejemplo, una madre que tenía internado a un niño de pocos años pero también es madre de un bebé podía permanecer en el lugar con ambos mientras durara el tratamiento.
El ruido por el corte en el pago de sueldos comenzó en febrero. Llegó la fecha de cobro y la caja de ahorro de los 70 trabajadores —algunos en relación de dependencia y otros monotributistas— no recibía transferencias. Empezó la espera: que hoy, que mañana. Llegó marzo y ocurrió lo mismo. Con el transcurrir de los días los trabajadores advirtieron que lo que sucedía era más que un error, pidieron explicaciones, acudieron al Ministerio de Trabajo provincial y convocaron a huelgas pasivas. La situación excedió todos los pronósticos y fue el propio Albino el que tuvo que explicar lo que sucedía: “No puedo pagar los sueldos del personal, que es altamente calificado”, confesó.
“Necesito pedirles ayuda, ayuda mensual. Trabajamos hace 32 años tratando de quebrar la desnutrición infantil en toda la República Argentina y extendernos al resto de América Latina, cosa que ya hemos hecho. Hemos recuperado en estos años, en nuestros centros de prevención de desnutrición, a 45.500 chico”, declaró en un video difundido en redes sociales el 13 de mayo.
“Estos niños desnutridos graves para internar tienen una mortalidad elevada, del 28%. Necesitamos ayuda porque no puedo pagar los sueldos del personal que es altamente calificado. Hemos tenido que cerrar servicios: fonoaudiología, psicopedagogía, odontología porque no puedo pagar los sueldos ni puedo comprar el equipamiento que necesito. ¿Nos pueden donar lo que vale medio tanque de nafta por mes? ¿Nos pueden donar lo que vale una caja de leche de un kilo por mes?”, completó.
El personal de Conin espera una reunión este jueves con la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) y el contador de la institución. Hay tantas expectativas como pesimismo en torno a las novedades que puedan revelarse. Según pudo saber elDiarioAR, Conin se reunió con el Ministerio de Capital Humano para pedir auxilio. La respuesta fue positiva aunque poco precisa. Es decir, la cartera que conduce Sandra Pettovelo confirmó que ayudará con la situación pero no detalló cómo lo hará ni cuándo.
Mientras tanto, Albino reforzó su campaña en redes sociales que, según describió fue buena aunque insuficiente. En otro video contó: “Estamos realmente conmovidos de la respuesta que hemos tenido en todo el país de muchísima gente que se suma a nuestra cruzada de combatir la desnutrición infantil en la Argentina comenzando por Mendoza. Todavía tenemos cerrado el hospital, lamentablemente, porque solamente voy a abrirlo cuando tenga asegurado el sueldo de todo el equipo de trabajo. Espero, entonces, que continúen llegando adhesiones permanentemente”.
Al menos 14 renuncias y una espera en absoluta incertidumbre
Según los trabajadores, son aproximadamente 70 los que están sin cobrar sus salarios desde febrero. Los sueldos más bajos, en promedio son de $800.000, pero en muchos casos se trata de cifras elevadas porque hay empleados que tienen hasta 16 años de antigüedad. El cálculo entre la cantidad de meses de deuda más la multiplicación de la cantidad de salarios a pagar daría como resultado una cifra exorbitante y millonaria.
El miedo de los empleados, entonces, es que la falta de pago se trate de “una estrategia” para que renuncien. De hecho ya lo hicieron al menos 14 personas: una odontóloga, una trabajadora social, una empleada de cocina y 10 médicas.
“Desde la Secretaría nos dicen que no quieren que renunciemos, pero la mayoría de las personas que trabajamos ahí pensamos que esa es la idea porque cómo puede ser que no puedan pagar los sueldos. O que nos digan si es así para buscar otra cosa y no quedarnos esperando o haciéndonos falsas ilusiones”, reclama Lorena.
La situación pone a las personas entre la espada y la pared: necesitan un ingreso y el tiempo no siempre alcanza para sumar trabajos, sobre todo en aquellos casos que también se ocupan de tareas de cuidados en sus propios hogares. “No sabemos si es verdad o no las cosas que nos dicen, pero nosotros les creemos”, agrega.
En su caso, recibe ayuda de su mamá y su papá, por eso puede continuar esperando pero advierte que no es el de la mayoría. Menciona como ejemplo lo que sucede con algunas de sus compañeras que toman medicación y no pueden comprarla por lo que se han visto obligadas a interrumpir tratamientos. También enumera la historia de algunas embarazadas que no tienen otro ingreso y con este cuadro no pueden ocuparse en armonía y con recursos de su gestación, mucho menos buscar otro trabajo. A ellas les dieron licencia. Como otro beneficio paliativo también les dan a todos, cuando se puede, bolsones de mercadería que incluyen leche, aceite, un paquete de harina, fideos, arroz y postres.
Para Lorena lo que pasa es incómodo, pero vio señales: “Empecé a trabajar hace dos años, en septiembre de 2023, y me habrán pagado dos veces de manera correcta, en tiempo y forma. Después todos los pagos fueron atrasados. A veces nos pagaban un cuarto de sueldo o la mitad de sueldo”, dice.
El polo central de Conin en Mendoza tiene 70 empleados, un hospital pediátrico con espacios para internación para los menores y sus familiares, consultorios de audiología y odontología, psicopedagogía, pediatría general, guardería, jardín de infantes, un centro formativo para adultos que quieren terminar la primaria o iniciar la secundaria y asistencia social y legal para personas violentadas o que no tienen trámites realizados como su DNI o la solicitud de una asignación. Está ubicado en el departamento de Las Heras, uno de los más humildes y con mayores tasas de inseguridad de la provincia que, además, es el más grande territorialmente. Alrededor del complejo hay asentamientos y basurales, las calles son de tierra y aunque hay en obra algunos barrios municipales, se trata de la región mendocina con menos desarrollo urbanístico.
MM/MG
0