Lula Levy, la dirigente estudiantil de Lousteau que busca llevar su método a la Legislatura

Responsable y obsesiva. Esas son las primeras dos palabras que Lucille “Lula” Levy elige para definirse ante elDiarioAR. Es la candidata a legisladora porteña por Evolución Ya, el partido de Martín Lousteau, y a los 29 años participa de la primera campaña política de su vida. Pregunta dos veces por la “consigna” que debe cumplir a la hora de responder las preguntas para este perfil. Usa ese término y anticipa cómo estructurará sus respuestas: en dos partes, “más serias y más flexibles”, como si se tratara de un mapa conceptual.
Levy es una universitaria que no le escapó a barro de la militancia estudiantil. Por eso llegó a la política partidaria. Es contadora pública y licenciada en administración graduada de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Además, es consejera Superior de la misma casa de estudios. El 23 de abril de 2024 dio un paso fundamental para su presente. Militó en la Marcha Federal Universitaria y fue una de las protagonistas sobre el escenario, al que llegó de la mano, literalmente de la mano, de Piera Fernández, la referente de la Federación Universitaria Argentina (FUA).
Para Fernández aquella experiencia convirtió a Levy en su “hermana” y la ubicó en un lugar central de su vida. “En un mundo que nos llama siempre a la competencia y el individualismo, Lula nos invita a poner siempre lo colectivo sobre lo personal, diría que esa es su marca más distintiva”, le dice a elDiarioAR.

Con el diario del lunes, aquella jornada fue bisagra para la aspirante a legisladora porteña de Evolución Ya. Fuentes de la órbita de varios de los candidatos que competirán con ella dicen que se la mira con recelo y hasta se la subestima.
Allegados al oficialismo porteño interpretan que el hecho de que haya sido la elegida es, más allá de sus buenas intenciones y talento, una jugada de Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA, enfrentado con Javier Milei por las auditorías a la universidad.
Agregan que Lousteau no quería ser candidato. Primero porque “le iba a ir muy mal” y, segundo, porque tendría intenciones de participar de la elección nacional “aunque las encuestas hoy no lo ayudan”. En este contexto, la solución para el radical habría sido buscar a alguien joven. Martín Tetaz sonó como opción, pero la idea de posicionar un perfil femenino que representara los valores de la educación pública y la UBA apareció como superadora. Pero hay algo más, dicen, el radicalismo tampoco veía posible una alianza con Horacio Rodríguez Larreta —algo que les hubiese resultado útil— porque entre los suyos está Daniel Angelici, cercano al jefe de Gobierno porteño Jorge Macri.
Pese a esto, Levy cosecha miradas que la valoran. “Es alguien que uno podría definir como la antípoda de un político tradicional. Ni siquiera tiene una formación como politóloga, que es muy común que sean militantes. La flaca se metió, se involucró en la militancia política en la Universidad de Ciencias Económicas y tiene una polenta muy particular para el laburo. Es muy obse, muy entregada, cero protagonista. No es una de esas personas que son ”Figuretti“ o que se mata por estar en un lugar. Fue haciendo una carrera muy importante. Se ganó el lugar militando y siempre entendió la política como parte de un dispositivo colectivo”, reflexiona un consultor del riñón de su campaña.

Su primer cara a cara con expertos y una propuesta que caló en la ciudadanía
El 29 de abril, Levy se defendió de las críticas en el debate de candidatos porteños. “Soy Lula, no soy Lousteau”, le dijo a Leandro Santoro, candidato por Es Ahora Buenos Aires. “Te quiero decir que yo te voté y que me decepcionaste”, le disparó a Larreta, que va por Volvamos Buenos Aires. Independientemente de las especulaciones que se tejen acerca de por qué fue ella la elegida para ser candidata, Levy asume su compromiso con la causa y quiere llegar lejos.
“Esta candidatura me llena de orgullo y de entusiasmo”, asegura a este medio. “También viene acompañada, por supuesto, de muchos nervios y de muchas situaciones que se dan por primera vez en un escenario político donde hay jugadores muy, muy fuertes, muy conocidos”, agrega.
La insistencia, la exigencia, la obsesión y el compromiso son los elementos con los que Levy y su equipo eligen dar batalla. Así lo nombra. “Creo que podemos hacer las cosas bien y que venimos justamente a eso, a marcarle la agenda a la gestión, al poder político”, explica.
Las prioridades de su espacio son educación, salud, seguridad, vivienda y limpieza. “Mientras el PRO habla de las grandes obras de la Ciudad, no pueden ocuparse ni de la basura”, lanzó durante el debate y movió el avispero con una propuesta que generó repercusión. “Proponemos que los vecinos podamos puntuar si la empresa es buena o mala, y si es mala que no renueve. Porque nadie conoce mejor tu barrio, que vos mismo”. Además, propuso que “en Seguridad, en vez de tótems, que no conoce nadie haya Paradas Seguras, en colectivos, subtes y trenes, en donde realmente hace falta” y para la educación, proyecta “sala de 3 obligatoria, plus salarial para los docentes que se desempeñan en escuelas más vulnerables y el cambio de horario del secundario”.
La universidad pública, los cimientos de su candidatura
Para ella este universo está lleno de adrenalina y es diferente, pero no nuevo. La militancia estudiantil, dice, era más intensa por lo que ahora salir de su casa temprano y volver muy tarde no es algo que la desgasta ni preocupa. Además de estudiar dos carreras participó activamente de sucesos importantes en su universidad como la reforma de los planes de estudios de la Facultad de Ciencias Económicas o la petición de nuevos cursos o cambios de horarios para que haya más oferta disponible.
“Siempre nos plantamos muy fuerte en la universidad y en esa defensa de la vida del estudiante, del acceso a la educación pública. Salimos del eslogan a lo concreto. Hablamos de igualdad de oportunidades, entonces hacemos cosas para igualar esas oportunidades”, asegura.
“Con Lula nos tocó ser contemporáneas en la representación estudiantil, en medio de uno de los contextos más difíciles para la universidad pública. Mientras Lula presidía la Federación Universitaria de Buenos Aires, yo presidía la Federación Universitaria Argentina y empezamos a laburar muchos proyectos juntas. Ambas mujeres, jóvenes en espacios de liderazgo, con su generosidad que la caracteriza, nos pusimos a trabajar codo a codo. Lula no tiene mezquindades y se distingue por su prepotencia de trabajo. Siempre da un poquito más, es incansable, comprometida y prolija”, describe Piera Fernández.

El discurso de solidaridad con los que menos tienen o peor la pasan se condice con la formación que recibió Levy en la primaria, cuando estudió en el colegio religioso judío Yeshurun Tora. La secundaria la cursó en ORT, un lugar más diverso, sin embargo su familia respeta y gusta de las tradiciones del judaísmo y sus festividades, algo que para Levy está directamente relacionado con la unión y el recuerdo de la casa de su abuela con la mesa rodeada de sus primos. “El otro día leía que que tus primos son como tus primeros amigos y la verdad que yo lo siento un poco así y lo viví un poco así en en mi infancia”, comparte.
Lula Levy siente un “inmenso amor” por su familia, especialmente por su hermana a quien extraña porque no vive en el país. Lo mismo pasa con sus amigas. La política modificó la dinámica de relacionarse que tenía con ellas. “Me van a matar”, cuenta. Uno de los cambios más significativos que ella sufrió desde que está en campaña es el del uso de sus redes sociales. Ya no son un medio de comunicación con su entorno, ahora son instrumento más para contar quién es, qué hace y qué intentará como legisladora. “Ahora los memes van por WhatsApp y no por Instagram”, se ríe. Pero esto no fue lo único, con la campaña Levy conoció el hate. “Al ser la primera vez cuesta muchísimo”.
MM
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