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Tragedia en el Lago Cardiel
Estaba en la costa, vio que un nene estaba en medio de una tormenta, lo fue a rescatar, le dio su salvavida y no pudo salir del agua

Marilena Bossio estaba de vacaciones, vio a un nene en medio de una tormenta y decidió meterse al lago para salvarlo. Lo logró, pero ella no pudo salir del agua.

Gustavo Molina

Córdoba —

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La mañana del pasado sábado 27 de febrero, los hermanos Barría Peralta junto a unos amigos, habían decidido ir a navegar al lago Cardiel, ubicado a 75 kilómetros al oeste de Gobernador Gregores, una pequeña ciudad de 9.000 habitantes ubicada en el centro de la provincia de Santa Cruz y a 425 kilómetros de la capital Río Gallegos. En la orilla del lago, también se encontraba la cordobesa Marilena Bossio (26) que había llegado con amigos a pasar el día.

Lo que iba a ser una jornada de alegría se transformó en tragedia: la provincia patagónica y las ciudades cordobesas de Río Tercero y Río Cuarto lloran cuatro muertes inexplicables: las de los hermanos Daniel (34) y Javier (30) Barría Peralta; Raquel Elsa Martínez (49) y la cordobesa Marilena Bossio.

Ese sábado todo iba bien, hasta que imprevistamente, cerca de las tres de la tarde, Mateo Barría, un nene de 8 años que jugaba en la costa en una tabla de surf comenzó a ser llevado por un viento leve, hacia dentro de la bahía El Griego del lago Cardiel. El chico comenzó a pedir ayuda, a decir que no podía volver, cuando Marilena Bossio, que estaba tomando mates con amigos, lo escuchó y se lanzó al agua en un kayak a salvarlo. Una amiga, le dio un chaleco salvavidas.

A los pocos minutos, esta cordobesa experta nadadora, llegó hasta donde estaba Mateo, intentó atar su canoa a la tabla del niño y le puso el chaleco salvavidas. Ya en ese momento, los vientos fortísimos cordilleranos desataron un temporal y el oleaje alto hizo naufragar la canoa. Desde la costa, también se largaron al agua en kayaks el papá de Mateo, Claudio Barría Peralta (36) y sus tíos Daniel y Javier. También intentaron llegar donde estaban Mateo y Marilena, Raquel Martínez, una vecina muy querida y conocida en Gobernador Gregores; y su hijo John Maximiliano Hofmann (28).

Déborah Acosta, la amiga de Marilena que le dio alojamiento en el Sur –fueron compañeras de facultad en Río Cuarto- le contó a elDiarioAR que “empezaron a soplar ráfagas de viento que empezaron a llevar al nene. Un chico conocido que estaba pescando se tiró al agua y Mari salió en el kayak”. El pescador se acalambró, por lo que fue rescatado por otro vecino, pero les costó mucho llegar a la costa por los fuertes vientos; mientras Marilena ya había llegado donde estaba Mateo y lo aconsejaba en medio del oleaje que no se asustara y tratara de mantenerse a flote con el salvavidas. 

“El papá de Mateo llegó donde estaba su hijo con Mari y dos tíos, uno que es bombero y otro que es concejal, prepararon un kayak para ir a rescatarlos a los tres. También fueron en otro kayak John y su mamá Elsa; pero el viento era muy fuerte, se nubló y se desató un temporal que dio vuelta todos los kayaks”, recordó Déborah.

Claudio Barría Peralta, que es diputado provincial del Frente de Todos logró llegar a la orilla; mientras que sus hermanos Daniel y Javier murieron en medio del oleaje intentando llegar donde estaban Mateo y Marilena. Daniel era presidente del Concejo Deliberante de Gobernador Gregores. Su hermano Javier, un cabo bombero de la Policía fue dado por muerto aunque su cuerpo está desaparecido y lo buscan efectivos de Prefectura y el Ejército.

Cuando el oleaje tumbó los kayaks y la lucha contra el viento, las olas y el agua helada eran una tarea titánica para los siete navegantes; la cordobesa Marilena Bossio no soltó ni dejó de alentar a Mateo, quien ya tenía colocado el chaleco salvavidas de la chica. La amiga de Marilena contó que “Mari le dijo a John que no sabía si ella podría llegar a la orilla, pero que nunca soltara al nene”. Mateo pudo mantenerse a flote y fue rescatado cuatro horas después con signos de hipotermia. 

Déborah se quejó porque desde que comenzó el temporal hasta que fueron rescatados los sobrevivientes pasaron nueve horas: “No había ni un helicóptero, ni un bote salvavidas, estas personas estuvieron nueve horas en el agua; podrían ser tu hermano, tu mamá, tu hijo. Había mucha gente en la costa, muchos políticos, pero nadie hizo nada, fueron como a ver una película”. 

En el transcurso del sábado, las autoridades de Santa Cruz confirmaron que habían rescatado con vida a Claudio Barría Peralta, su hijo Mateo y John Maximiliano Hofmann quien está internado, pero sin riesgo de muerte. Mientras que Daniel Barría Peralta, Raquel Elsa Martínez y Marilena Bossio murieron en el lago Cardiel en medio del temporal. Y Javier Barría Peralta aún continúa desaparecido y no hay esperanzas de hallarlo con vida.

Al enterarse de la tragedia, la madre de Marilena, María Alicia Martínez, viajó a buscar el cuerpo de su hija desde la ciudad cordobesa de Río Tercero hacia Santa Cruz: “Conózcanla, es ella. Se llama Marilena Bossio. Yo pido condolencias para todos porque aunque a ella no la conozcan fue esta gringa llena de vida que dio la suya por salvar a una personita que ni conocía. Así era ella, nada la iba a detener si se trataba de ayudar a alguien. Y es mi amiga. Y esta vida injusta y de mierda me la quitó, se la llevó. Porque a los hijos de puta la vida los deja, pero a la gente como mi Mari no. Así que no se olviden de nadie, pero de ella menos”, posteó la mujer en Facebook.

Desde Santa Cruz, María Alicia Martínez detalló a elDiarioAR que “el día estaba bárbaro, fantástico. El viento llegó de improviso, comenzó el oleaje fuerte, la tormenta y no lograron llegar a la orilla. Mari era una gran nadadora; por eso, hasta último minuto tuvimos la esperanza que no fuera ella. Yo estoy orgullosa de mi hija, es mi heroína”.

Marilena era hija de Martínez y Víctor Bossio. Hasta la adolescencia vivió en Río Tercero, una ciudad agroindustrial ubicada a 110 kilómetros al sur de esta Capital. Y después se instaló en Río Cuarto, donde egresó como médica veterinaria. “Mi hija era un maravilloso ser humano, era ser de luz, no por ser mi hija. Mari tenía un profundo amor por los animales, por la vida, por los seres humanos. Ella era de ofrecerlo todo sin mirar las consecuencias; por eso no dudo que hubiera ofrecido su salvavidas para salvar a un niño. Hasta el últimísimo instante tuvimos la esperanza de que no fuera ella”, contó su mamá.

El 30 de enero Marilena había llegado a Santa Cruz a visitar a su amiga Déborah Acosta, y de paso, buscar trabajo como veterinaria. El departamento de calle Santiago del Estero en Río Cuarto, aún conserva las pertenencias de Marilena. En la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) la recordaron con mucho cariño: “Era muy participativa; Marilena siempre estaba con una sonrisa, no importaba el horario que tuviera que ir; mañana, tarde o noche siempre estaba dispuesta. Era una excelente compañera y muy solidaria; es una gran pérdida por su calidad y calidez humana”, la recordó Fernando Navarro, responsable de la cátedra de Clínica Médica del Hospital-Escuela de Grandes Animales de la Facultad.

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