Mujeres en obra: las salteñas que construyen su futuro

“Cuando estás haciendo el tendido para ingresar la electricidad al barrio lo primero es poner los pilares que son muy pesados. Para levantar uno de esos y ponerlo en pie, se necesitan cuatro hombres forzudos, o seis mujeres. O dos mujeres y un carrito con palanca”. Para Natalia Ramos la ecuación es así de sencilla. “Las mujeres reemplazamos la fuerza con inteligencia”, grafica.
Pero no siempre fue así. Aunque nació en La Plata, Natalia vive en la ciudad de Salta desde hace muchos años. Allí cursó el secundario en una escuela técnica y empezó un terciario en Biomedicina. Pero, durante las prácticas en los hospitales, a sus compañeros de cursada les parecía que a ella le correspondía sentarse en un escritorio u ocuparse de la limpieza.

Aquellos estudiantes no constituían un caso aislado. Muchos hombres y mujeres de la Argentina aún siguen pensando que hay oficios para hombres y otros para mujeres. Más aún en aquella ciudad, a más de 1.400 kilómetros de Buenos Aires, donde se preserva la arquitectura colonial y se rinde culto al Señor del Milagro.
Las estadísticas ponen en números estas diferencias. Según los Indicadores de Género del Mercado Laboral Argentino que elabora el Ministerio de Economía a través de Secretaría de Coordinación de Producción y el CEP XXI - Centro de Estudios para la Producción, en 2023 la tasa de feminización, es decir, el porcentaje de mujeres que trabajaban en Salta era del 26, 9 por ciento. En Buenos Aires, la ciudad capital de la Argentina era del 40 por ciento.

Pero hay otros números del Instituto Nacional de Estadística y Censo que documentan que aún en 2025, la brecha promedio de inserción laboral es del 21 % entre hombres y mujeres a nivel nacional y entre quienes tienen trabajo, los sueldos de los varones son un 29 % más altos que los de las mujeres. Esta diferencia se agrava cuando se desagrega la variable trabajadores sin calificación, como la construcción que alcanza a una diferencia del 35,7 % en los ingresos de unas y otros.
La capacitación
Con estas discrepancias en la mira, en 2022 el Gobierno provincial decidió apostar por la inserción laboral de las mujeres con cursos de capacitación en oficios. Fue a partir de la creación de la Secretaría de las Mujeres, Género y Diversidad dependiente del Ministerio de Gobierno, Derechos Humanos y Trabajo provincial. El programa se denomina Constructoras y apunta a formar a mujeres y disidencias para integrarse al sector.
La elección de la construcción no es caprichosa. Se trata de uno de los sectores de trabajo eventual que emplea mayoritariamente a los varones. Para las mujeres, los trabajos más precarizados y eventuales están ligados al trabajo doméstico o el cuidado de personas. Sin embargo, la diferencia de salarios entre el sector de la construcción y el de servicio doméstico, coloca a las mujeres en un lugar de mayor vulnerabilidad y menor retribución que los hombres. En marzo de 2025 el salario del servicio doméstico era de entre $2.863 y $3.454 por hora. En cambio, en el mismo mes, los salarios de la construcción arrancaban precisamente en los $3450 y podrían llegar a los $8111, según la zona geográfica y la especialización. Estas cifras explican el interés por sumar mujeres en una ocupación mejor remunerada.
Por eso la provincia puso en marcha Constructoras que comenzó a mediados de 2022. Actualmente, el programa está en marcha en Capital, Tartagal, Cafayate, Metán, Cerrillos, Galpón, Cachi, El Carril, Apolinario Saravia, La Caldera, Coronel Moldes, Angastaco y Colonia Santa Rosa, tras desembarcar gracias a la articulación con las Áreas Municipales de Mujeres, Géneros y Diversidad de cada uno de los municipios. Los últimos municipios que se sumaron durante 2025 fueron San Carlos y la Puna salteña.
Todos los cursos se dictan en colaboración con la UPATECO (la Universidad Provincial de Administración, Tecnología y Oficios). “Primero es un modo de formarlas en un oficio históricamente masculinizado como una manera de romper estas barreras que siguen existiendo en algunos oficios para la incorporación de mujeres y personas LGBT y Q+”, argumenta Itatí Carrique, secretaría de las Mujeres, Género y Diversidad dependiente del Ministerio de Gobierno, Derechos Humanos y Trabajo de la provincia. Luego apunta: “Además, es incluirlas en un mercado laboral que tiene mejores salarios que muchos otros ámbitos de la economía donde las mujeres se desarrollan en mayor medida, como por ejemplo, las empleadas de casas particulares”.

Para Carrique poder incluir a las mujeres en un mercado laboral que tiene mejores salarios y mejores condiciones que el que habitualmente transitan “permite lograr mujeres que tengan mayor autonomía económica y mayor posibilidad de autosostenerse, que es una de las grandes dificultades que tienen las mujeres”.
Estos cursos tuvieron un efecto concreto: la capacitación de las egresadas que aprendieron oficios y certificaron sus saberes para integrarse a la construcción. Pero hubo otro efecto colateral: en 2023 el Ministerio de Obras Públicas de la Nación en conjunto con el de El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad anunció la realización del Programa Constructoras a nivel nacional a partir de la experiencia de Salta y otras provincias con iniciativas similares como La Rioja, San Luis, Catamarca y Chaco. Desde entonces, comenzaron a desarrollarse cursos en todo el país.
Aunque no hay datos desagregados por provincia, la inserción de mujeres en el sector de la construcción tiene estimaciones a nivel nacional. En 2007 las mujeres constituían el 4,1 por ciento de los trabajadores, según los datos del CEP XXI. En 2023 (el último año que registró el estudio) se había elevado al 7,1 por ciento.
Para explicar el crecimiento incipiente que se dio en ese período, además del programa salteño hubo una decisión de la representación sindical en el mismo sentido. Fue en el seno mismo del principal gremio del sector, la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción). A través de su brazo UOCRA MUJER organizó talleres de capacitación por la equidad de género tanto para hombres como para mujeres. “Fortalecer y visibilizar a las mujeres en el sector aporta que más mujeres se sumen y se animen”, explica la titular de la rama gremial femenina, Paula Martínez.
La sindicalista es consciente de las diferencias de representación que se dan en el sector: “La industria de la construcción es una industria masculinizada, es decir, durante mucho tiempo estuvo compuesta exclusivamente por varones y aún hoy ellos son franca mayoría”. Sin embargo, apunta: “Esto no implica necesariamente que sea una industria machista. La construcción puede ser tan machista, o tan poco machista, como el resto de la sociedad”.
En ese sentido, Martínez admite que durante mucho tiempo se sostuvo el argumento de la diferencia de fuerza física como motivo para que quienes participaran de la construcción fueran solo los varones. Pero, en línea con la anécdota que cuenta Natalia Ramos, la sindicalista asegura que ese razonamiento se vuelve insostenible con la tecnificación actual. “Nos obliga a revisar qué otros preconceptos, qué otros mandatos de la masculinidad y de la feminidad están operando para que aún sea una industria fuertemente masculinizada”, agrega.
Si bien la conformación actual del equipo UOCRA Mujeres es más reciente, la preocupación del sindicato por la equidad de género comenzó en los primeros años de la década del 2000. “Dos hitos marcan las primeras acciones de UOCRA Mujeres: por un lado, la sanción de la Ley 25.674 de Participación femenina en las unidades de negociación colectiva de las condiciones laborales conocida como ”Ley de cupo femenino sindical“ en 2002. Por el otro, la crisis del año 2001 que implicó que muchas mujeres, en su gran mayoría jefas de hogar, se acercaran en su búsqueda de sustento a la industria de la construcción”, detalla Martínez.

La sindicalista cuenta que a estas dos realidades buscó dar respuesta la creación del entonces Departamento de la Mujer, que inició sus actividades con relevamientos de la participación de mujeres en obras de grandes dimensiones. Continuó con el trabajo en el abordaje de la salud y seguridad de las mujeres en la industria de la construcción y fue sumando actividades y competencias, entre ellas la transversalización de la perspectiva de género y la sensibilización, manteniendo siempre el objetivo de mejorar la calidad de vida de las trabajadoras constructoras y sus familias.
El modo que encontró el sindicato para abrir la brecha, también fue la capacitación. “En 2023 concretamos, en conjunto con Fundación UOCRA y Programa PAGE de la OIT cursos en los que participaron más de 120 mujeres de distintas seccionales de CABA, AMBA y Mar del Plata. Además, en la seccional Zona Norte (la de Salta) 10 compañeras se capacitaron en electricidad por un requerimiento específico de una empresa que luego contrató a algunas de ellas”.
A los cursos de formación los dictan técnicos y profesionales de la Fundación Uocra, pero también hay componentes de sensibilización en perspectiva de género en los que está involucrada específicamente Uocra Mujer. “Somos profesionales de las ciencias sociales y también personal técnico”, apunta Martínez, quien resalta que el equipo es federal y tiene referentes de todo el país de la Fundación Uocra, Uocra Mujer y los centros de formación profesional del sindicato. Todos ellos diseñaron la respuesta en conjunto. El financiamiento también proviene de distintas fuentes. “Hay cursos que cuentan con financiamiento de organizaciones internacionales, otros de gobiernos locales. Algunos se realizaron en conjunto con la Cámara Argentina de la Construcción, y otros por cuenta del sindicato. El programa y los fondos se adaptaron a cada situación, cuentan en Uocra Mujer.
El cupo
En el caso concreto de Salta, la capacitación se articula con otro factor que la potenció: una decisión política. Hasta hoy, gracias a la conciencia creada por el programa Constructoras, 15 comunas salteñas sancionaron una ley de cupo de género que establece que las empresas concesionarias de las obras públicas que contrata la municipalidad, deben tener, al menos un 10 por ciento de mujeres entre sus operarios.
“Ya que la provincia estaba formando a las mujeres con el programa Constructoras, buscamos una herramienta desde el Concejo Deliberante para la inclusión laboral de esas mujeres capacitadas. La encontramos en el cupo de obras públicas, que permite incorporarlas desde el mismo Estado”, cuenta la concejal Malvina Gareca de la ciudad de Salta que logró que se sancionase una modificación que propuso de incorporar el artículo 3 Bis a la norma 15.593- Adhesión al Sistema de Contrataciones de la Provincia para establecer el cupo femenino. Fue en noviembre de 2022. Meses más tarde en mayo de 2023 la edil Alicia Vargas impulsó que ese cupo del 10 por ciento se extendiese no solo a las contrataciones sino también a las obras que lleva adelante la misma comuna salteña y a los operarios de la planta hormigonera comunal en la que se produce el material destinado a la obra pública.
Los resultados
Las capacitaciones suman mujeres formadas en oficios relacionados con la construcción. Desde UOCRA Martinez cuentan que fueron 120 en 2023 y en 2024 27 en el AMBA y otras 27 en Comodoro Rivadavia, otro de los distritos donde se impulsaba una ley de cupo en la obra pública. “El rol de UOCRA como sindicato es impulsar, favorecer estas iniciativas, y a la vez ofrecer formación técnica a las compañeras para que cuando esos puestos de trabajo efectivamente estén disponibles, ellas tengan la capacitación necesaria para poder desarrollarse en esta industria”, argumenta Martínez.
Por su parte, desde la provincia de Salta y Constructoras, Carrique cuenta que desde mediados de 2022 la provincia formó a 1.100 mujeres. “Además de formar en la Capital de la provincia que es el mayor volumen, hemos formado también en 15 de los 60 municipios provinciales. Este año estamos continuando con la formación, de hecho, hace pocos días entregamos los últimos certificado”.

Si bien la iniciativa en Salta se sigue desarrollando, el programa Constructoras a nivel nacional solo desarrolló unos pocos cursos. Sucede que el Ministerio fue disuelto en junio de 2024 y las capacitaciones se discontinuaron. El único rastro que queda de ellas es un manual que se denomina “La perspectiva de género en el ciclo de la obra pública”. Esta publicación que realizó el Ministerio de Obras Públicas junto a ONU Mujeres tiene por objetivos generar la inclusión laboral de las mujeres en todo el ciclo y rompe con el mandato de la masculinidad en este campo laboral, reconocer la heterogeneidad de su público destinatario y propiciar una mayor participación de las mujeres y diversidades en la toma de decisiones en espacios de jerarquía de la política y la Obra Pública. El manual reúne buenas prácticas en la gestión administrativa y financiera de la obra con perspectiva de género de la Argentina y de otros países latinoamericanos como Perú, Bolivia y Uruguay.
La secretaria de Género salteña asegura que el programa Constructoras le sigue dando a la provincia muchas satisfacciones concretas: “Algunas de esas mujeres se incluyeron en la obra pública. En casos concretos y emblemáticos como la construcción del Centro de Convenciones de Cafayate o un plan de viviendas del Instituto Provincial de la Vivienda”.
También Gareca evalúa como positiva la experiencia a partir de la respuesta de las empresas: “Nos dicen que las mujeres realizan una tarea excelente. Con mucha responsabilidad Alaban la calidad de las terminaciones y que son muy organizadas. A veces, más que los hombres”.
“El conocimiento nos da ventajas-apoya Ramos, una de las mujeres que se capacitó en la provincia- Al principio nos mandaban a limpiar o a un escritorio a hacer papeles. Pero después se dieron cuenta de que éramos útiles. somos organizadas y suplimos la fuerza con conocimientos o herramientas e ingenio”.
En ese sentido, Ramos, una de las beneficiarias del curso apunta: “Siempre me interesaron los oficios, de hecho estudié en la escuela técnica Pero además me tentó la remuneración que es mejor que en otras ocupaciones. Y el poder organizar mis horarios”. Luego cuenta que optó por realizar el tendido eléctrico de las obras y otros trabajos particulares para poder disponer de su tiempo y compatibilizarlo con el cuidado de sus dos hijos.
Luego hay gratificaciones que pasan más por lo personal. “Mi hija de 10 años está orgullosa de mí, Cuando le preguntan en la escuela qué hace su mamá, cuenta todos los oficios que tengo y, que, además, tengo cultivos y gallinas en casa”, cuenta Verónica González, otra de las salteñas que pasó por las clases..
“A mi marido le resultó raro cuando empecé a ir a la obra. pensaba que me iba a volver enseguida. Ahora se acostumbró y tengo su apoyo cien por ciento. Va a buscar a la nena a la escuela mientras yo estoy trabajando”, confiesa Ramos, sobre el día a día que cambió la dinámica familiar.

La revolución también se instaló en las aulas: “Cuando empecé el primer curso de albañilería mis compañeros se sorprendían. Era la única mujer entre 18 varones”, grafica González. “También en el barrio se sorprenden de que sepa de albañilería, de electricidad y hasta arreglar lavarropas. Me dicen la multioficio, Cuando me contratan por Whats App para que vaya a hacer un arreglo se sorprenden de que llegue una mujer”, cuenta divertida.
Su colega Natalia Ramos también describe la reacción de sus clientes: “Intentan pagarme menos por ser mujer. Me dicen que me van a pagar lo que les parezca. Cuesta hacerse respetar”.
Tras la desaparición del Ministerio de Mujeres las capacitaciones crecieron ya que el Estado nacional no organiza cursos. Sine mango, desde UOCRA, Paula Martínez apunta: “Creo que es imposible aislar el impacto del cierre de organismos estatales de género -el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación entre ellos pero no únicamente- solamente en términos de demanda de capacitaciones.Son muchos los factores que podrían modificar esa demanda: por ejemplo, la tasa de desempleo, que está en aumento y que lleva a muchas personas a buscar nuevas alternativas de subsistencia y ven en la adquisición de nuevas calificaciones una oportunidad. También la mayor difusión de las actividades”.
Sin embargo, grafica: “el cierre de organismos estatales de género implica la pérdida del interlocutor estatal en el diálogo tripartito (sector empleador, sector del trabajo, Estado) con lo que distintas líneas de trabajo conjunto se deterioran o se pierden”.
Al interior de la organización, durante 2024 UOCRA pudo seguir ampliando la llegada a seccionales de distintos puntos del país. “Trabajamos con 34 seccionales, 18 de ellas por primera vez en 2024, lo que implicó que más de 1200 compañeros y compañeras participaran de actividades de sensibilización, en forma presencial o virtual”, sintetiza.
Los aprendizajes
Quienes pasaron por la experiencia de la capacitación y la salida al mercado laboral de la construcción aún señalan cuentas pendientes. Por ejemplo, el preconcepto que existe sobre el desconocimiento de la mujer de ciertas tareas consideradas tradicionalmente como masculinas. “Cuando toman a un hombre no le preguntan dónde aprendió, porque les parece normal que sepa hacer ciertas tareas. Como soy mujer, a mí me preguntan y no me creen que lo sé hacer”, se lamenta Ramos.
Precisamente, el primer aprendizaje sobre la integración de las mujeres en la construcción surgió sobre la marcha: para insertarlas era necesario tratar de erradicar estereotipos. Así lo describe Martínez “Desde UOCRA Mujeres trabajamos también con las empresas que están dispuestas a ello para la remoción de los patrones socioculturales que limitan el acceso de las mujeres a sus derechos y a la igualdad y la no discriminación”. También Nancy Hornus, titular del programa de Equidad de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) cuenta que, al igual que el brazo sindical, la entidad empresaria apostó por la concientización. “Desde la Cámara nos sumamos para acompañar a los empresarios ya que el Estado estableció la perspectiva de género en la obra pública. Comenzamos a trabajar en la sensibilización de los empresarios. El objetivo era desaprender el modo habitual de trabajo para sumar esta perspectiva”.
La ley de cupo implementada en Salta como resultado de las capacitaciones ha inspirado réplicas en otras partes del país y generó que ciudades como Concordia aprobasen una ordenanza de cupo en la obra pública. En Mar del Plata, aún es una propuesta y en Comodoro Rivadavia se sancionó en diciembre de 2024 conel requerimiento de un porcentaje superior: el 15 por ciento de participación femenina.
Esta posibilidad de réplica quedó sistematizada en los manuales que editó el Ministerio de Obras Públicas en 2023. En ese marco, también en octubre de 2023 el Ministerio de Obras Públicas presentó la Red Federal de la Construcción con Perspectiva de Género, una política articulada con la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) y la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) que busca consolidar y profundizar en todo el país las estrategias desplegadas para revertir las brechas de género que históricamente afectan al sector fortaleciendo la participación de las mujeres y LGBTI+. Sin embargo, tras el cambio de gobierno en diciembre de 2023 estas acciones quedaron desactivadas.

Puestas a pensar, las mujeres capacitadas tienen más sugerencias. “El capacitador del curso era un varón, y a veces nos llamaba muchachos o changos (N.R.: un modismo que se usa en el noroeste de Argentina para nombrar a un joven) y se olvidaba de que éramos todas mujeres. Creo que eso deberían tenerlo en cuenta”, explica Ramos, quien ante esa carencia se propuso ella misma ser capacitadora. “Ahora capacito mujeres para enseñarnos y aprender de nosotras mismas. De hecho estoy yendo a la Puna salteña a dar un curso”, cuenta.
Las mismas participantes se dieron cuenta de que necesitaban manejar sus tiempos para compatibilizar sus nuevos oficios con las tareas domésticas que suelen recaer en ellas. “Más que trabajar en una obra me sirve hacer trabajos particulares. Así puedo cumplir con las actividades de mi hija. Llevarla y traerla de la escuela, de taekwondo o inglés. Y hacer las tareas de la casa”, describe González, quien se ufana incluso de tener cultivos en el fondo de su casa. Luego analiza: “Algunas de las chicas que hicieron los cursos no se pueden organizar con los horarios y la familia. En definitiva, lo que aprendieron solo les sirvió para hacer arreglos en su propia casa”.
Consciente de esta necesidad de muchas mujeres de ser trabajadoras y, a la vez, esposas y madres, y sumar las tareas de la casa y las de cuidado, la concejala Gareca asegura que en algunas comunas se promovió la creación de cooperativas para la obra pública que tuviesen un 50% de mujeres y que contemplasen los horarios flexibles para que pudiesen compatibilizar su trabajo con la familia.
Los límites
La mayoría de las limitaciones tienen que ver con decisiones políticas. Así describe la situación Paula Martínez: “El número de mujeres y diversidades en la industria de la construcción continúa siendo pequeño aunque mostró un crecimiento sostenido hasta fines de 2023. En 2024, con la eliminación del Ministerio de Obras Públicas y la casi eliminación de la obra pública el golpe al nivel de empleo de los trabajadores y trabajadoras de la construcción fue durísimo. Se estima que se perdieron 200 mil puestos de trabajo directos. Entre ellos por supuesto también hay empleos de trabajadoras”. Al haber menos trabajadoras empleadas, lógicamente menos cuotas sindicales y menos disponibilidad de fondos para cursos y capacitaciones.
La gremialista señala el rol del Estado como garante de derechos y como regulador de las relaciones entre el sector empleador y el sector de los trabajadores y trabajadoras. “No solo se dio la disolución del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación; también se cerraron o desjerarquizaron ministerios o áreas de género en varias provincias. Y también organismos en otros ministerios que transversalizaban la perspectiva de género en sus respectivas áreas de intervención. Entonces, faltan interlocutores y todos los avances que se venían dando en término de inclusión de mujeres y diversidades en la construcción están ahora en cuestión”.
En el mismo sentido, Lorena González, titular de la Dirección General de la Mujer y la Diversidad de la Municipalidad de Salta explica que aunque la ordenanza de cupo de género está vigente, no se ha avanzado en su reglamentación para delimitar sus alcances concretos. De este modo, la integración de mujeres depende de la buena voluntad de las empresas pero cuenta con una herramienta poderosa que está subutilizada. Sucede que muchas ordenanzas requiere una reglamentación explícita que incluya los alcances y el modo de ser implementada. No es el caso de la del cupo que depende de la buena voluntad de las empresas.
Desde lo cotidiano, Natalia Ramos propone sumar práctica a los cursos. “Por supuesto que hay, pero, desde mi experiencia tendrían que ser más, así las chicas salen más seguras y con más conocimientos prácticos”. Luego apunta: “También nos pasa que , a veces, carecemos de equipamiento. El programa te da un incentivo económico y yo lo aproveché para comprarme un taladro, pero las herramientas son caras, y a los bancos les cuesta darles créditos a las mujeres, más que a los hombres. Entonces una no puede armarse de las herramientas que necesita para entrar en una obra o hacer trabajos particulares de construcción”. Como alumna y como capacitadora, Ramos sueña con la posibilidad de que cada mujer reciba un kit de herramientas de construcción junto a su certificado de capacitación.
Mientras tanto, se dedica a transmitir lo que sabe, en las aulas y en su propia familia. “Cuando voy a hacer un trabajo, a veces llevo a mis hijos para que me acompañen. Les doy la caja de herramientas y les pido que me las alcancen para que aprendan. Tanto al varón como a la nena, porque los dos pueden ser constructores”, avisa convencida.
Este reportaje se realizó con el apoyo de la Solutions Journalism Network y la Fundación Hewlett, a través del Fondo para el Periodismo de Soluciones en Latinoamérica, una iniciativa de El Colectivo 506.
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