Entre la sobreestimulación tecnológica y el sedentarismo, ¿cómo preparar a los chicos para la vuelta a las aulas?
Finalizan las vacaciones de invierno, vuelven las clases presenciales y con ellas las rutinas: preparar la mochila con carpetas y útiles, calendario de horarios, guardapolvo o uniforme listo y desconexión parcial de los aparatos tecnológicos que los acompañaban en su escolaridad. A la rutina también se le suman los cuidados constantes: alcohol en gel, barbijo y distanciamiento. Un estudio de Unicef destacó que los niños en la Argentina recibieron el impacto de la pandemia “en múltiples aspectos” que hacen a su bienestar integral y, ahora más que nunca, necesitan ser atendidos.
“La vuelta a las aulas va a requerir de nuestro acompañamiento como padres: el permitirles relajarse cuando lleguen, una rica merienda, adelantar la cena para que puedan acostumbrarse a los nuevos horarios de descanso, momentos de juego libre, tiempo de calidad con ellos para conversar, entre otras cosas. Pero tratemos de no sobrecargarlos de actividades extracurriculares o evento sociales. Démosles tiempo para ir absorbiendo esta nueva etapa con tranquilidad”, indica Laura Lewin, autora, capacitadora y especialista en educación, a elDiarioAR.
Si bien los chicos son muy buenos –inclusive a veces mejor que los adultos- para adaptarse a los cambios, "en esta etapa ellos deberán ajustarse, una vez más, a otro cambio de escenario, y como padres tendremos que proveerlos del andamiaje que los ayude a poder hacerle frente. Reconocer si los niños están estresados o angustiados, es el punto de partida para actuar”, insiste Lewin.
En el 6% de los hogares en los que viven niños, niñas y adolescentes al menos uno interrumpió su escolaridad durante 2020, de acuerdo con la última encuesta realizada por Unicef Argentina entre abril y mayo último. Ese porcentaje representa 357 mil hogares y las desvinculaciones con la escuela afectaron principalmente a los hogares donde viven adolescentes de entre 13 y 17 años y a los más desfavorecidos (los que se ubican en el 1er y 2do quintil socioeconómico).
A la hora de estimar cuántos chicos efectivamente abandonaron la escuela en 2020, Unicef calculó un umbral mínimo de 357 mil niños, niñas y adolescentes, y un máximo de 694 mil. “Se trata sin duda de un umbral máximo posible teóricamente, aunque poco probablemente empíricamente, ya que implica como supuesto que todos los miembros menores de 18 años de esos hogares hayan discontinuado su escolaridad”, detalla el informe.
“Si bien es muy temprano para evaluar los daños que nos deja la pandemia, ya hay algunos primeros estudios que demuestran que esta pandemia está dejando consecuencias emocionales en muchos chicos. Por un lado, se incrementó la brecha de desigualdad dejando a muchos chicos con un desánimo frente al futuro, angustia y enojo”, apunta la especialista mientras que “mucho otros, que sí continuaron sus trayectorias académicas de manera virtual, tuvieron una sobre-estimulación tecnológica, lo que produce trastornos cognitivos, como la falta de concentración, de memoria, falta de curiosidad y poca tolerancia al aburrimiento, entre otros, lo que claramente afecta el aprendizaje”.
Y agrega: “Millones de chicos, en esto últimos meses, se conectaron más con pantallas que con personas, durmieron mal y menos, se alimentaron mal, y se movieron menos, con las consecuencias impredecibles que todo esto genera”.
Por esta razón y ante nuevos escenarios impredecibles que van siendo marcados por la pandemia como también por las políticas públicas, “debemos conversar con ellos, vincularnos mucho y estar atentos a las señales que nos llamen la atención. Las manifestaciones pueden ser emocionales, físicas, mentales o actitudinales”.
“En tiempos normales, muchos niños con el tiempo, y a medida que van creciendo, aprenden a gestionar su propio estrés, a través del juego y de las relaciones sociales. Pero la realidad es que estos últimos meses han sido una montaña rusa emocional, y que muchos de ellos van a necesitan de un poco de ayuda extra”, cerró.
AB
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