Si la verdad es la primera víctima fatal de las guerras, su corta duración es la primera de las ilusiones perdidas. Un asombro en cámara lenta que perdura todos los días y semanas y meses y años del viscoso error de cálculo previo, o limpio acierto de la propaganda bélica primera. Toda guerra moderna luce como la consecuencia indeseada de una operación militar que de antemano se imaginaba instantánea en sus réditos decisivos.
Los oficiales del Ejército español que en el verano de 1936 se alzaron en el Protectorado de Marruecos contra el gobierno de la República, jamás pensaron en la noche del jueves 16 de julio que la mañana del viernes sería la del primer día de una Guerra Civil que se prolongaría cruel y sangrienta hasta el otoño de 1939, cuando comenzaría una dictadura sin rival que sólo entraría en agonía terminal en el otoño de 1975, con la muerte del generalísimo Francisco Franco.
Aunque del final o agotamiento del régimen franquista hubiera señales anteriores que la sintomatología patológica del cuerpo enfermo del Caudillo de España por la gracia de Dios. El cansancio y la desafección sociales se pusieron de manifiesto, y antes que por la conciencia del terrorismo de un Estado que sin reconocer armisticio seguía eliminando a sus enemigos inermes, sino porque había demostrado su incapacidad de cumplir las promesas hechas a su propia tropa y militancia. En la película del director y guionista comunista José Antonio Bardem La muerte de un ciclista (1955), el profesor, ex combatiente y militante falangista Juan Fernández Soler y María José, su amante, casada con un próspero burgués madrileño, atropellan a un ciclista en la ruta, de regreso de un encuentro clandestino. Se bajan del auto, se acercan, se dicen 'está vivo', y se marchan sin dar noticia a nadie. El desenlace de esta historia amoral queda abierto, no sabremos cuándo serán conocidos todos los hechos, y delimitadas las responsabilidades; ni siquiera sabemos si esto ocurrirá. Como ignoramos qué ocurrirá, en el mediano y largo plazo, con la guerra en Ucrania.
En España, la democracia llegó recién cuatro décadas más tarde de aquella víspera del 16 de julio de 1936, un jueves, día de la Newsletter semanal de Política Internacional de elDiarioAR.com, El mundo es azul como una naranja, que hoy les llega aquí y así. En el film, ganador en el festival de Cannes del Premio de la crítica, la solvente adúltera es interpretada por la actriz neorrealista italiana Lucia Bosè, en la vida real casada con el torero Dominguín, y el catedrático universitario por el español Alberto Closas, que en la vida real casó en Buenos Aires con la actriz argentina de origen bielorruso Amelia Bence (nacida Maria Botvinik).
1. Tablas de sangre rusa
Por la voz de su vocero, el Kremlin ofreció hoy jueves la más sombría hasta ahora de todas sus estimaciones acerca de la magnitud de las bajas rusas acumuladas y sufridas en seis semanas de operaciones militares especiales en Ucrania. “Las pérdidas de tropas son de una importancia que habla por sí solas”, dijo Dmitri Peskov, hablando por ella, a la cadena derechista Sky News. “Es una gran tragedia”, sintetizó, con convencional dramatismo.
No entró en particulares el jefe de prensa de Vladimir Putin. Pero tampoco desestimó ni la constatación de que esas pérdidas hayan ido aumentando en número y volumen desde el 24 de febrero, ni el pronóstico de borrascas oscuras, que no deja ver un horizonte de desaceleración para ese ritmo, dramático, trágico.
2. Memorial de agravios ucraniano
Cuando todavía faltaba una semana para que acabara marzo, pero ya habían transcurrido cuatro semanas de guerrear sin tregua, Rusia informó que sus bajas sumaban 1351 soldados muertos y 3825 heridos. Para la misma fecha, un funcionario de alto rango de la Alianza Atlántica estimaba que podían ser hasta 15000 pero no podían ser menos de 7000 los efectivos rusos caídos desde el 24 de febrero. En cuanto concierne a tropas y armas, es probable que las cifras de Rusia y de la OTAN se vayan acercando sin pausa, y con más prisa de lo que parece, hasta el consenso.
Sobre la calibración de en cuánto afectó a la población civil la ofensiva de las FFAA rusas, como sobre la definición criminal y tarifación penal de muertes y lesiones infligidas a las personas y daños causados a las propiedades públicas y privadas, el disenso ya es firme, y promete ahondarse y diversificarse en el análisis de cada situación local.
No se apagaban los fuegos de la discusión sobre la gravedad de los crímenes lesa humanidad rusos en la ciudad de Bucha, en la región de Kiev que habían abandonado. Pero el presidente ucraniano Volodimir Zelenski ya puede llamarnos la atención y dar la noticia de que todo indicaría que ha habido violaciones al Derecho Internacional más graves y crueles en la ciudad de Borodianka, también aledaña a la capital.
3. La muerte de un ciclista ha sido televisada por un dron
Una filmación aérea desde un dron permite reconstruir el trayecto de un ciclista, primero pedaleando, después a pie llevando su bicicleta agarrada del manubrio, desde calles laterales hasta la avenida por donde circulaban los blindados rusos. Ahí cayó, al acercarse, ultimado por la metralla de un tanque. El registro, con fecha confirmada por el New York Times y otros medios del periodismo de guerra occidental, es una prueba, en singular, se estableció, de que las FFAA rusas, sin preguntar antes, mataban a civiles que encontraban en su marcha. Y de que los bultos de plástico y cuerpos acostados en la nieve eran cadáveres y no colaboradores de un cuadro vivo escenografiado por Kiev con dramaturgia de la OTAN para engañar al mundo, aprovechando el hueco temporal entre la retirada estratégica rusa y la llegada del periodismo internacional, como sugirió el canciller Serguéi Lavrov, para boicotear los progresos en las negociaciones de paz.
Otro video, también certificado por The New York Times, grabó a personas ucranianas cuando fusilaban a soldados rusos capturados, sin respetar su condición de prisioneros de guerra.
4. Bucha, ya nunca me verás como me vieras, o la profecía autorrealizada por otros, los mismos
En su ensayo sobre la fotografía de guerra Ante el dolor de los demás (2003), Susan Sontag asignaba, a las imágenes periodísticas de destrucciones y atrocidades bélicas perpetradas por unas FFAA distraídas de toda ley divina o humana, dos resonancias imponentes, pero que se anulaban entre sí. Un poderío supremo para cautivar nuestras retinas, y perdurar en ellas sin desteñirse, y una impotencia gigantesca para comunicar, una ineptitud insuperable para hacernos comprender qué pasó e imaginar qué hacer.
De estos modos, y de otros muy análogos o relativamente equiparables, se ha reflexionado sobre los documentos gráficos de la soledad y de la desolación del paisaje después de la batalla irregular en Bucha. Sin evitar ni una sola vez detenerse en la pregunta, ¿hay que mirarlas, a esas imágenes de masacre?
5. Cuando brota más sangre de la llaga
Al interrogante sobre si sostener el contacto visual con las imágenes fijas o en movimiento que explicitan o repasan uno por uno los desastres de las guerras nacionales de resistencia y desafíó anti-imperial, Kiev responde que así se verá si se templa el acero. No es el derecho, es el deber de Occidente enfrentar este expediente espontáneo rebosante de evidencia judicialmente probatoria, de las necesidades impostergables de Ucrania, y de la criminalidad de su agresor extranjero. Un clamor que, si ahora no es escuchado, se oirá en la demanda incriminatoria de quienes omitieron el debido auxilio salvador y cometieron culpable abandono de persona plural (el pueblo ucraniano).
La reincidencia sin intervalos lúcidos en estos homicidios a repetición, ¿es la hemorragia que nada cauteriza, la sangre derramada por la herida abierta por una soldadesca rencorosa, la sevicia de unos brutos transportados a la próspera, democrática Ucrania desde lejanos cuarteles de invierno en los confines bárbaros, asiáticos, mongoles, retardados de la paralizada expansión ruso-soviética? ¿O responde a un plan sistemático de retirarse dejando detrás una tierra arrasada a sangre y fuego?
En Alemania, con simetría y contrariedad, costó al gobierno de Olaf Scholz reprimir la expresión de la tristeza que le sobrevenía simultánea con la euforia de Zelenski y su canciller Dmytro Kuleba. Y por el mismo motivo. Esas matanzas fotografiadas aumentaban la presión sobre Berlín, que no puede escaparse por la tangente del espiral devorador de armas y sanciones para combatir a Rusia. Una presión a la que esta vez sería difícil sustraerse, por la visibilidad que la ‘barbarie’ había cobrado en el electorado alemán.
6. Misión en Roma, o los hombres de mala voluntad
Más y más modernos armamentos, más y mejores recursos drenados al poder de la nación ucraniana, no significa desescalar la guerra, sino prolongarla, intensificarla, acaso ampliar la extensión del dominio de la lucha, murmuran en voz baja en la capital alemana de Berlín. Prefieren no ser oídos en unanimidad con el papa Francisco, que cada domingo de febrero y de marzo dijo, sin embargo, esto mismo, urbi et orbi, en voz tanto más alta gracias a los altoparlantes y a la emisión de su mensaje por la RAI y las redes sociales de la Iglesia Católica, desde su balcón vaticano que mira a la plaza San Pedro, y más allá, ya en territorio de la capital de la República Italiana, a la bien llamada Via della Conciliazione romana.
El fortalecimiento de la resistencia ucraniana vía el delivery domiciliario de piezas fabricadas según una nueva tecnología militar, más mortífera y mejor atinada, favorece y prolonga la defensa ucraniana contra la ofensiva rusa. Hará que la guerra dure más. Lo que queremos son armas, armas, y más armas, sintetiza el jefe de la diplomacia ucraniana. Este principio rector de la política exterior de Kiev trastoca el orden de las prioridades y desordena las negociaciones: en el pensamiento cristiano del pontífice eclesiástico y peronista, la paz, así gerenciada por las autoridades europeas y atlantistas, se vuelve así un mero subproducto de la guerra.
7. Sermón en Malta, el país más pequeño, pero el más densamente poblado de la Unión Europea
En la pastoral del ángelus y en su homilía de la misa dominical oficiada este 3 de abril en el archipiélago de Malta, el Papa peronista refrescó su sólido catecismo de perseverancias. Gloria a Dios en las alturas. Y en la tierra, reglas de coexistencia -humanas, demasiado humanas, pero de probada eficacia- que aseguran paz a los hombres de buena voluntad. El general Perón ingresó, en calidad de jefe de Estado en ejercicio, a la congregación de los Caballeros de Malta. También su esposa Eva Duarte buscó ingresar a Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, como Primera Dama en ejercicio, cualificación que abrió el ingreso a su par Michelle Aucouturier, esposa del Jefe de Estado francés.
Entre 1946 y 1955 se sucedieron en Argentina dos mandatos peronistas, completo el primero, trunco el segundo por un golpe militar, mientras en Francia avanzaba entre 1947 y 1954 el septenato de la presidencia del socialista Vincent Auriol. Desde 2019 el presidente de Malta se llama George William Vella y también es socialista, o más propiamente, laborista.
El nombre de pila del presidente maltés, y la denominación de su partido político, recuerdan que este archipiélago mediterráneo -en cuyos 316 kilómetros cuadrados ejerce su soberanía la República- fue parte de Imperio Británico. Es un estado joven, independiente desde 1964. Después de cometido el Brexit, Malta quedó como el único país de la Unión Europea (UE) que emplea el inglés como un idioma oficial. También oficial es el autóctono maltés, que habla una población isleña que se hacina de a 1476 habitantes por cada kilómetro cuadrado. Única lengua semítica en uso por una administración pública de la UE, el maltés es el único dialecto del árabe elevado a la dignidad política de lengua nacional.
8. Piden pan, no les dan
Única tierra habitada en las aguas del mar Mediterráneo que separan a Túnez y Libia de la isla italiana de Sicilia, falta a la República de Malta interés por hacerse miembro de la Alianza Atlántica. Pero tiene un interés ineludible que se expresa en la súplica cotidiana que dirige a la UE: recursos, personal, flota europea para enfrentar las olas migratorias que empiezan a engrosarse en el África subsahariana y se embarcan en las orillas del islámico Magreb para llegar a las costas maltesas, o chocar contra ellas.
Los cinco millones de migrantes que huyen de Ucrania, y los millones que se pondrán en marcha, unido a la circunstancia de que las fronteras europeas abren los candados rigurosamente vigilados para frenar a la avalancha negra africana, han dado que pensar, en Malta, que sería milagroso recibir ahora alguno de esos auxilios denegados o demorados en tiempos de paz europea, antes de que cundieran el pánico por el virus chino, el presidente ruso, la guerra nuclear, la recesión económica, y el invierno sin Gazprom ni gas. Católica en un 95%, más creyente que practicante, la población maltesa se arrodilla con el Papa, para rezar.
9. OTAN nuestra que estás en los cielos
Dos estados nórdicos y neutrales, Suecia y Finlandia, han vivido estas semanas un giro diferencial en la orientación de las urgencias escogidas como primordiales por la opinión pública, según datos que sostenidamente reflejan los sondeos que compulsan, con intensificada frecuencia, a sendas ciudadanías. Todos ellos coinciden en el carácter mayoritario del porcentaje de la colectividad encuestada que da por dirimida la cuestión de cómo encauzar la defensa en tiempos de misilazos en Ucrania y que en consecuencia da por popularmente adoptada la decisión de ingresar en la OTAN. No disimulan la impaciencia ante la sola mención de un debate parlamentario que discutiría pros y contras de una conveniencia para la que no pueden siquiera fantasear un solo argumento atendible en contra.
Desde Bruselas, el noruego Jens Stoltenberg, secretario general de la Organización Atlántica, dio a entender que habría para Estocolmo y Helsinki, si solicitaran reglamentariamente la admisión, un fast-track, un régimen de promoción sin examen para pertenecer cuanto antes a la Alianza militar defensiva y ofensiva de Occidente.
Para el Kremlin, señales de humo que desearían ser genuinamente intimidatorias, se ha interpretado. Como también, hecho consumado antes que compromiso personal de complicidad escandinava, la información de que hoy, ahora, en este momento, y en todos los momentos hasta el acuerdo de paz o la rendición ucraniana incondicional, hay hasta cien aviones de guerra atlantistas patrullando día y noche el firmamento de los países europeos integrantes de la OTAN.
10. Francia, un presidente odiado y una elección odiosa
Si hay un jefe de Estado europeo que desempeña con regusto y sin miedo escénico el papel de rey filósofo ilustrado que quiere ganar el favor popular y domar el populismo, es Emmanuel Macron. El presidente francés aspira en la primera vuelta de este domingo 10 a un margen de ventaja nítido, a sabiendas de que será todavía deficiente para concederle la reelección. La rebelión de los chalecos amarillos, esos provincianos sin tren y sin diplomas de educación superior, equivalió a una rabiosa toma del Arco de Triunfo y enconada ocupación de los Campos Eliseos parisinos, infligidas a la casta de familias universitarias engordadas con el gerenciamiento del patrimonio estatal y el ahondamiento meritocrático de desigualdades para las que cuales se ha desistido hasta del automatismo de fingir que se les busca remedio.
Quien en Francia perora contra el egoísmo salvaje y autista de las élites 'progres' desde esa Bastilla en cuyas almenas están instalados los líderes húngaros y serbios que esta semana capitalizaron en las urnas la firmeza del sentir anti-élites, el mismo que encarnaba Trump y que representa Putin, el mismo en nombre del cual piden en Brasil el voto Bolsonaro, para encarnarlo durante un mandato más si las elecciones de octubre le dan la victoria, es la ultra derechista Marine Le Pen. Que ha ido desviando el discurso xenófobo y antiinmigración de su padre, hasta dotar al Frente Nacional de un nuevo fondo de comercio: la ‘cuestión social’. Las desigualdades, la carestía de la vida, la inseguridad de los servicios, del sistema de salud, de la protección policial, de la defensa internacional de la patria, son temas de su campaña.
Esta vez, Marine Le Pen puede llegar a ganar. Es la abanderada de los humildes a los que siempre falta un céntimo. Ella habla, pero no alecciona, a los desposeídos. Sabe que nunca antes ni después sacó más votos Vladimir Zhirinovski, el eterno candidato ultranacionalista ruso y postulante presidencial récord muerto esta semana, que en las elecciones de 1991. Había hecho campaña prometiendo solución urgente a un problema entendido y padecido por todos: el escandaloso aumento del precio del vodka.
AGB
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