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Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

Coger a pelo y otros riesgos: cómo cambió la cultura de la protección sexual

Solange Levinton

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Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

En los ‘90, el preservativo irrumpió en la televisión abierta en horario central. Primero aparecía borroso, hasta que la cámara hacía foco y remataba: “El tiempo está malísimo, abrigate”. Aquella campaña, creada por Fundación Huésped junto al Consejo Publicitario Argentino, se convirtió en un hito que dejó frases memorables como “si salís de pesca, llevá salvavidas”.

Aunque no era una novedad como método de doble protección, el preservativo había cedido protagonismo frente al avance de las pastillas anticonceptivas como principal estrategia para evitar embarazos. Sin embargo, su presencia en la escena pública se reactivó en los ‘80 con la irrupción del VIH hasta que resultó imprescindible instalarlo en el prime time. Para una generación que había perdido amigos, parejas y personas cercanas, el virus era sinónimo de una sentencia de muerte y, con el tiempo, el forro fue recuperando terreno hasta convertirse en la única barrera capaz de funcionar como anticonceptivo y proteger de infecciones de transmisión sexual.

Sin embargo, cuatro décadas más tarde parece estar perdiendo espacio, no solo en la intimidad, sino también en la conversación pública. Pese a que más del 98% de las infecciones se producen por practicar sexo sin protección, según cifras de AIDS Healthcare Foundation (AHF) Argentina, apenas el 14% de las personas en el país incluye el preservativo en todas sus relaciones, el 65% lo hace solo algunas veces y el 20,5% directamente nunca. La pregunta es inevitable: ¿por qué se dejó de usar con tanta regularidad?