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Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

La maternidad como trama: entre el amor, el cuerpo y la literatura

Ana Clara Pérez Cotten

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Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

Hay un hilo invisible que une a madres e hijos, tenso y silencioso. En 2014, Samanta Schweblin lo convirtió en el corazón de su primera novela, Distancia de rescate, y puso en palabras una experiencia compartida por muchas mujeres. En la ficción, Amanda y su hija Nina llegan a un pueblo para pasar el verano, pero la aparente tranquilidad se quiebra cuando conocen a Carla, una vecina que les cuenta la historia de su hijo intoxicado y la desesperada decisión que tomó para salvarlo. A partir de ese relato inquietante, la novela se adentra en un clima de amenaza latente donde el vínculo se mide en términos de distancia física y emocional: ¿cuán cerca hay que estar para proteger, para reaccionar a tiempo? El término “distancia de rescate” pronto saltó de las páginas a lo cotidiano y se convirtió en una forma precisa de nombrar algo que hasta entonces no tenía nombre: la vigilancia amorosa que define la crianza. Tal vez, lo más interesante de esta invención literaria es que no nace en la más simple autopercepción: Schweblin no es madre.

La literatura como espejo de la maternidad

La maternidad es desde siempre un territorio fértil para la literatura, explorado desde distintas voces, épocas y geografías. En la tradición universal, autoras como Toni Morrison en Beloved, Doris Lessing en El quinto hijo o Margaret Atwood en El cuento de la criada indagaron en las tensiones, los miedos y las potencias que encierra la experiencia, ya sea en clave realista o distópica. “No es el amor lo que me preocupa cuando dejo a la niña, como una cuerda y un arnés que arrastro a mi paso allá donde vaya. Es más bien que, cuando la dejo, el mundo lleva la mancha de mi deserción, y a la suma de lo que quiera hacer tengo ahora que restarle el abandono”, dice Rachel Cusk en “Un trabajo para toda la vida”, un relato de autoficción sobre la experiencia de ser madre que publicó en 2001.