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Sobre este blog

Un trabajo extraordinario: historias e ideas sobre maternidad y paternidad en Argentina es una exploración de lo que nos une y de lo que nos separa a los padres y madres que hoy, en un territorio tan vasto y desigual como el nuestro, contribuimos a la tarea titánica de criar a una persona. Un mapa de temas y problemas, un retrato de un estado de situación, un testimonio de las muchas formas en las que las personas atraviesan y se organizan para atender al desarrollo humano de los niños y las niñas.

Invitamos a los lectores y las lectoras a suscribirse a este newsletter y sumarse a esta exploración de los dilemas, las alegrías y las dificultades que convergen en el trabajo extraordinario que supone cuidar y criar hoy en Argentina.

Por Natalí Schejtman

¿Somos insufribles los padres para la escuela?

Natalí Schejtman

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Un trabajo extraordinario: historias e ideas sobre maternidad y paternidad en Argentina es una exploración de lo que nos une y de lo que nos separa a los padres y madres que hoy, en un territorio tan vasto y desigual como el nuestro, contribuimos a la tarea titánica de criar a una persona. Un mapa de temas y problemas, un retrato de un estado de situación, un testimonio de las muchas formas en las que las personas atraviesan y se organizan para atender al desarrollo humano de los niños y las niñas.

Invitamos a los lectores y las lectoras a suscribirse a este newsletter y sumarse a esta exploración de los dilemas, las alegrías y las dificultades que convergen en el trabajo extraordinario que supone cuidar y criar hoy en Argentina.

Por Natalí Schejtman

En las reuniones entre amigos con hijos en edad escolar, “la escuela” siempre es un tema: que si las docentes son buenas, que si les enseñaron o no las cursivas, que la ESI, que el caso de bullying mal resuelto. Algunos mencionan que pueden comunicarse con cada uno de los docentes y directivos de la escuela de sus hijos por medio de una plataforma, otros que tienen un cuaderno de comunicaciones que leen poco, otros que reciben un newsletter con las novedades. Hace poco, una amiga me dijo que estuvo a punto de poner un comentario en el muro de una plataforma que usa la escuela privada a la que manda a sus hijos para responder un posteo con el menú mensual del comedor que le pareció muy poco saludable para las criaturas. Pero cuando estaba por hacerlo, se contuvo: está tratando de regular el enojo constante que le provocan las redes sociales y algo está mal si le genera la misma indignación la escuela donde deja a sus hijos ocho horas al día que un emergente desconocido de la manósfera. 

La anécdota, sin embargo, funciona. Progresivamente, el rol de las familias y su búsqueda de intervención en la escuela está cambiando, en parte gracias –y por culpa– de las propias herramientas tecnológicas que las escuelas brindan, desde plataformas educativas sofisticadas hasta números de WhatsApp o mails para comunicarse de manera inmediata. Algunos padres hacen uso y abuso de la posibilidad de intervenir, otros se mantienen más bien ajenos a la cotidianidad escolar, mientras que en otros persiste una incomodidad: ¿siempre los padres nos excedemos y nos desubicamos o la escuela podría proveer mejores espacios para canalizar inquietudes válidas?