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Hallazgo en Abu Dabi

Encuentran una cruz cristiana de más de un milenio que reescribe la historia de la religión

Foto recurso de un área de excavación arqueológica

Adrián Roque

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En la isla de Sir Bani Yas, en Abu Dabi, un hallazgo arqueológico está cambiando la forma en que entendemos la historia del cristianismo en Oriente Medio. Un equipo del Departamento de Cultura y Turismo de Abu Dabi (DCT) ha desenterrado una cruz de estuco de más de 1.400 años que desafía la idea de que la expansión islámica del siglo VII llevó al cristianismo al declive en la región.

La pieza mide 27 centímetros de largo, 17 de ancho y 2 de grosor, y fue encontrada en lo que parece haber sido un patio de viviendas monásticas o espacios de retiro para peregrinos, junto a las ruinas de un antiguo monasterio y una iglesia. Su diseño incluye una pirámide escalonada que representa el Gólgota —el monte donde, según la tradición, fue crucificado Jesús— y motivos florales en la base, reflejo de influencias locales que demuestran cómo los cristianos de la zona adaptaban sus símbolos al contexto cultural.

Una ventana al cristianismo primitivo en el Golfo Pérsico

Los expertos vinculan la cruz con la Iglesia del Oriente o Iglesia persa, una rama del cristianismo que se extendió desde Asia Menor hasta China e India. Los paralelismos con otras cruces halladas en Irak y Kuwait refuerzan la idea de que existían comunidades cristianas organizadas y prósperas en la península arábiga mucho antes de lo que se creía.

Maria Gajewska, arqueóloga líder de la excavación, destaca que “cada elemento de esta cruz incorpora motivos locales. Nos dice que el cristianismo no solo existía, sino que prosperaba y se integraba visualmente en su entorno cultural”. Para los investigadores, esto es una prueba de que cristianismo e islam coexistieron de forma pacífica en un periodo clave de transformación histórica.

El monasterio de Sir Bani Yas, descubierto en 1992, incluye una iglesia, viviendas monásticas y estructuras de retiro, construidas con piedra caliza y coral, equipadas con aljibes para agua y comodidades que reflejan una vida organizada. La ausencia de signos de abandono violento indica que la comunidad cristiana se retiró de manera planificada, integrándose con las nuevas comunidades musulmanas de la zona.

Otros hallazgos en la isla

Durante las excavaciones también se han localizado objetos rituales que acompañan a la cruz: piezas de cerámica, artefactos de vidrio y una pequeña botella de vidrio verde que probablemente contenía aceites sagrados o agua de rosas.

El yacimiento, protegido dentro de una reserva natural llena de gacelas y especies autóctonas, ha estado abierto a visitantes desde 2019. Los recorridos permiten explorar las ruinas de la iglesia y el monasterio, además de contemplar una exposición con objetos originales, incluyendo cálices, sellos y otras cruces de estuco, que ofrecen un vistazo a la vida espiritual de los cristianos que habitaron la isla hace más de un milenio.

Este descubrimiento no solo añade una pieza fundamental al rompecabezas del cristianismo primitivo en el Golfo Pérsico, sino que también ofrece un testimonio tangible de convivencia y respeto entre religiones mucho antes de que se pensara que esto era posible en la región.

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