“Belén” representará a la Argentina

Dolores Fonzi: “Confío más en la energía de todas nosotras juntas que en el Oscar en sí”

La conversación se abrió al público: “¿Quién vio la película?”, preguntó Dolores Fonzi. Las manos se levantaron masivamente y empujaron las primeras preguntas en el inicio de un nuevo episodio del ciclo “Destellos en la oscuridad” alrededor de Belén, el segundo largo de Fonzi basado en la historia de la joven tucumana que fue presa por un aborto espontáneo. Fonzi y Barrancos derrocharon química, y el trabajo de Ana Cacopardo fue surfear ese derroche y potenciarlo.

El domingo 5 de octubre tuvo lugar una nueva edición este encuentro y podcast audiovisual auspiciado por elDiarioAR. Dolores Fonzi y Dora Barrancos conversaron acerca del lugar del cine político en tiempos de ultraderecha, sobre la memoria cultural y la politización feminista en el recorrido personal y generacional de cada una.

–¿Por qué tenías tan claro que el inicio de Belén debía ser con el plano secuencia del hospital y el quirófano?–, preguntó Cacopardo.

–Fonzi: Ese plano es como una patada en la cara. Pero eso fue real. Ella estaba en el hospital. Entró la policía y la esposaron a la camilla. Todo eso fue real. Es imposible hacer ficción cuando la realidad supera cualquier ficción. Y en este momento del mundo, hay mucho de eso. A mí me gusta cuando veo una película y el director ya se la juega por un camino que impone lo que va a ser después el universo. Es cierto que, en la película misma, no se vuelve a entrar en ese dramatismo que tiene el caso real, pero sí tenía la necesidad de resolver.

Fonzi refleziona sobre una de las escenas más impactantes de su celebrada última película. Se refiere al momento en que, en pleno legrado, la policía entra en el quirófano, interrumpe la práctica médica y esposa a la paciente. “Tenía la necesidad de sacarme de encima el caso real, la tragedia, la injusticia de ese momento, en ese plano que es como una patada en la cara. Y dos años después vemos qué pasó. Me parecía importante que fuera así, de una. Por eso el plano secuencia, sin cortar”, agregó

–Barrancos: Frente a este tipo de films, una anda como en expectativa. Cualquier saturación es grave. Cualquier déficit es grave. Lo que nos dejó muy conmovidas era, obviamente, la cuestión de fondo. Pero también el tratamiento, que no tiene fisuras. Consagración de talento y dignidad. 

El diálogo en torno a la película, fue el disparador que abrió el camino a otras indagaciones. Una noche con la sala de La Paz Arriba repleta y atravesada por el entusiasmo y la épica feminista que construye la película de Fonzi. 

– Pensaba que la emblemática voz de Mercedes Sosa cantando “Cuándo tenga la tierra” teje un puente con tu generación, Dora. Cuándo en “Belén” suena esa canción de algún modo se juntan emancipación social y emancipación feminista. En tu militancia de los años 70, no se construía una agenda feminista. 

–Barrancos: Era lo que creíamos: que la contradicción principal era otra. Teníamos la idea equivocada de que el feminismo era algo individualista, propio de señoras. Pero éramos audaces, re contra cocoritas. Hace poco —aunque parezca mentira— me di cuenta de que en mí había mucha prefiguración feminista. Mucha. Una de esas era que me encantaba ganarles discusiones a los varones; y me sigue gustando todavía. Pero lo digo con cariño y con el sortilegio de la paridad: me encanta ganar discusiones. Todas las que nos fuimos al exilio, que tuvimos la suerte de salir, que teníamos compromisos militantes, volvimos feministas. A finales de los 60, una querida amiga muy mayor, que era feminista, que venía del PC y se había pasado al peronismo, me dijo: ‘Ay, pero vos tenés que leer a Simone de Beauvoir.’ Lo leí como literatura. Impresionante. Una interpelación negada, ¿está claro? No me dejé interpelar…

– Tu politización feminista fue en Brasil, durante tu exilio. ¿Por qué decís que te contagió el movimiento de mujeres brasileño?

– Barrancos: Mucho. Cuando llegué a Brasil, ya se estaba incubando un movimiento muy interesante, anticipador de muchas contestaciones orgánicas. El movimiento de mujeres por la amnistía estaba a cargo de Teresa Godoy, que no era feminista en el sentido explícito. Hablamos de la dictadura aún vigente en Brasil, una dictadura ablandada, pero dictadura. Después apareció una figura muy querida: Elena Grecco, con mucho arraigo en Belo Horizonte. Pero hay una historia que recuerdo como si fuera hoy por la conmoción que me produjo y porque en ese momento me descubrí nombrándome feminista. Fue cuando se produjo el femicidio de Ángela Diniz, una figura bellísima, celebridad. Asesinada por su compañero en Búzios. Recuerdo cuando en la televisión el defensor del homicida dijo muy suelto de cuerpo que su estrategia iba a ser: “Legítima defensa del honor…”. La prensa había maltratado a Ángela Diniz. Después de ser celebrity, se la transformó en “la come hombres”, en la mujer de sexualidad bestial. Ese femicidio no se nombró como tal. La categoría femicidio aún no existía…  

–¿Y si apelamos a tu memoria cultural, que libros o películas dejaron una huella en tu conciencia política?  

– Barrancos: Uno de los textos que más me conmovió, me transformó, es de Rodolfo Walsh, Operación Masacre. Ese me dio vuelta la cabeza por completo, el espíritu, las glándulas, todo. Y me volví peronista.

– ¿Y tu recorrido, Dolores?

– Fonzi: Vengo de una familia antiperonista. Soy autodidacta e intuitivamente peronista. Me interesa el otro, lo popular. Si eso es el peronismo, soy peronista. Todo fue muy autodidacta. En mí influyó mucho mi abuela. Me llevó a estudiar teatro a los 12 años. Había algo de ver a una mujer que era libre en un aspecto, pero que también cumplía todo lo que debe hacerse. Se separó de mi abuelo a los 40 años. Empezó a declamar poesía en bares. Era amiga de Borges. Por un lado, vida bohemia; por otro, era del Opus Dei... ¡Una ensalada muy rara! Esa mezcla azarosa está en mí. Y azarosamente tengo una voluntad de romper lo que sea. En 2015 hago La Patota, de la mano de Santiago Mitre. Es una película fuerte, difícil de entender, actuarla… era imposible. En ese momento conecto con Mu, La Vaca, trinchera feminista. Diría que despierto ahí. Despierto también con el Ni Una Menos. Yo ya era grande, tenía dos hijos, tenía treinta y pico.

–Es decir que Ni una menos fue clave para tu conciencia feminista 

–Fonzi: En verdad, hay algo que venía de antes. Siempre fui la hija mayor que rompía estructuras familiares, que buscaba derechos para los que venían —mis hermanos—, que amplió su mirada. Después fui encontrando un marco teórico. Y te diría que antes del feminismo, fue la marihuana. Era una planta que me permitía conversaciones conmigo misma. Empecé a conocerme mediante esa experimentación, y abrí puertas internas. Y militaba esa planta siendo madre con dos hijos y saliendo en portadas de revistas. Desde los 17 actuaba. Decía cosas: que el aborto ilegal me parecía absurdo. No era militancia formal, pero hablaba. Me gusta discutir y decir lo que pienso.

La Patota se estrena en el contexto de la emergencia del Ni una menos. Y es una película que abrió una discusión enorme: es la historia de una joven abogada idealista que va a Misiones a dar clases en una escuela de barrio y es violada por un grupo de alumnos. Ella toma dos decisiones: no denunciar y no abortar. Fue una película enormemente debatida en un momento en que el movimiento de mujeres denunciaba la impunidad en los casos de violencia de género. ¿Cómo ves ese personaje y esa película diez años después?

–Fonzi: Santiago Mitre dirigía la película. Lo conocía y durante el rodaje nos enamoramos. Eso pasó. Yo confiaba plenamente en lo que él me decía. Pero hay una cuestión central para el personaje: ¿por qué su padre tenía que tomar la decisión de que ella abortara? El personaje atraviesa la agresión de la violación. Ella, su cuerpo y nadie más que ella decide. Eso me convenció. Después te diría que actué sin juzgar su decisión. Muchas veces no sabemos por qué hacemos lo que hacemos. Entregarse a ese libre albedrío dentro de lo incierto le da forma a lo que sucede.

– Cuando se narra y mucho más cuando se compone un personaje, una anda siempre, de alguna manera, buscándose ¿Qué encontraste en el personaje de Soledad, la abogada? Tengo la impresión de que ese personaje, en muchos sentidos, te cobijó… 

–Fonzi: Había muchos puntos de conexión con el personaje de Soledad. Ella es católica, es madre. El tema de la maternidad a mí me apasiona. El choque en la ruta, por ejemplo, me pasó a mí. No le pasó a Soledad. Pero expresa un pico de estrés, me podría haber muerto. Tiene que ver con poner todo lo propio al servicio de algo. Yo creo que cuando el punto inicial es lo personal, el cuento, la historia, se vuelve universal. 

–Pensaba Dora cuántas mujeres murieron por tener miedo de ir a un hospital por un aborto espontáneo o provocado. Vos tuviste esa experiencia del miedo y la clandestinidad durante tu exilio en Brasil.  

–Barrancos: Yo he tenido dos abortos. Uno antes de salir para el exilio, porque era una imposibilidad y uno durante el exilio, en Belo Horizonte. De ese, casi me muero. Fue un legrado malo. Sin anestesia. Tan precario. Bueno, al mes se constituyó una hemorragia tremenda. Y menos mal que había médico en casa: mi compañero. Entonces salimos disparando, pero no tienen ustedes idea de lo que era aquello. Ya llegué medio desmayada. El médico que me atendió, tuve suerte, y me dijo ‘esto sale muy bien, esto sale muy bien. Así fue… 

–Si algo ha hecho el feminismo como parte de sus luchas es encontrar categorías que nos permitan nombrar y reconocer las violencias de género. Sus distintas modalidades. El femicidio fue incorporado al Código Penal de nuestro país como agravante. Sin embargo tras el triple femicidio de Florencia Varela volvió a abrirse la discusión… Me pregunto además, que nos dice esta exhibición de violencia sobre el momento histórico que estamos habitando. 

–Barrancos: Tiene muchas interpretaciones. Quiero resaltar la idea de la Ministra de Inseguridad en torno a que no era femicidio. La figura de femicidio está en nuestro famoso artículo 80 del Código Penal. Es un agravante efectivamente para quien mata por razones de género, de orientación sexual, por odio de género y agranda todavía más la circunstancia del crimen. El narcofemicidio creo que es una categoría que está permitiendo pensar cómo se entrelazan distintas violencias. Una cosa es el sicariato, la industria del sicariato, por decirlo así. Pero yo creo que en este triple femicidio hay una escala mayor que eso.

–“Belén” puede llegar a competir por un Oscar. ¿Estás confiada?

–Fonzi: Confío más en la energía de todas nosotras juntas que en el Oscar en sí. Creo que tiene que ver con lo que pasó en el 2020 con esa unión y esa energía que nos llevó a lograr tantas cosas. “Belén” es una película que toca los temas que tiene que tocar, pero a la vez te entretiene, salís con esperanza. Salís inspirada. Es cine y puede ser premiada como una buena película, porque lo es. Por otro lado, sí siento que si nos unimos como mujeres con la necesidad de que esto sea una realidad, va a suceder. Puede suceder porque el Oscar es votado por académicas y artistas de todo el mundo.  

El contexto mundial neoconservador puede ser una gran oportunidad para la película

–Barrancos: Coincido. A mí me parece que el alegato de la película viene justamente a contrariar todas las fuerzas tremendas aciagas contra la ideología de género, contra los derechos. Las fuerzas del mal. Las fuerzas del cielo, ustedes saben con qué están identificadas. Son un oxímoron en todo caso. Así que vamos a apostarle fuertemente a “Belén”

Lo que se viene: Liliana Herrero el 19 de octubre

Destellos en la oscuridad es un espacio de pensamiento en conversación. Un encuentro en vivo y con público que muy pronto se convertirá en podcast audiovisual disponible y accesible en el canal de Youtube de elDiarioAr y plataformas. 

En cada edición del ciclo, la periodista Ana Cacopardo invita a referentes sociales, del pensamiento, el activismo y la cultura a conversar, escuchar y tejer alianzas creativas que enciendan la imaginación política. 

El próximo “Destellos en la oscuridad” será una conversación con Liliana Herrero, con participación de Luciana Jury, y tendrá lugar el domingo 19 de octubre a las 19 30 hs en La Paz Arriba, Av. Callao 1082.

Equipo:

Idea y conducción: Ana Cacopardo @cacopardoll

Producción y contenidos: Dolores Curia @curiadolores / Lucía Lubarsky @lulubarsky / Ana Cacopardo 

Diseño de afiche: Denise Umaschi @denuma   

Realización Audiovisual: Andrés Irigoyen @andres_pacifico_irigoyen

Cámara: Andrés Irigoyen y Lucía Lubarsky

Make up Nati Salomone @nati.skincare

Arte: Nati Suárez @mapasdelviento