Rodrigo Abd y el otro lado de la fotografía: “Busco esa parte de la historia que nos falta después de la noticia”

Si vas caminando por Bartolomé Mitre en un día laborable cualquiera, a apenas una cuadra de la Plaza de Mayo, puede que te detengas en seco al divisar una enorme fotografía montada sobre la vereda. En la imagen, un hombre está sumergido hasta el cuello en un líquido amarronado dentro de un hueco en el asfalto, mientras motos y peatones circulan a su alrededor. ¿Cómo es posible que esa persona esté completamente inmersa en agua por debajo del nivel de la calle? ¿Por qué ahí? ¿Se trata de una imagen real o fue generada con inteligencia artificial?
Si hacés una pausa en tu tránsito por el microcentro porteño para acercarte a la gigantografía, descubrirás que fue colocada por el centro cultural Arthaus en el marco de una muestra de fotografía. Y si te animás a ingresar a la exposición, tendrás más preguntas. Incluso, quizás, algunas respuestas. Y el fotógrafo detrás del proyecto habrá cumplido su cometido: hacerle cosquillas a tu curiosidad.

Rodrigo Abd es un fotoperiodista argentino reconocido a nivel mundial por su cobertura de conflictos armados, contiendas políticas y desastres naturales para la agencia internacional de noticias The Associated Press (AP). Con dos premios Pulitzer en su haber y más de 23 años de carrera, el fotógrafo preserva una curiosidad intacta y una firme convicción ética, y se hace preguntas acerca del ejercicio del periodismo en momentos de saturación informativa y transformación.
“Quise buscar fotos que no contaran una sola historia, sino que capturaran un momento determinado de mi experiencia como reportero gráfico”, señala Abd, con esa voz ronca y a la vez serena que lo caracteriza. “El origen de la muestra son las preguntas que yo me estoy haciendo alrededor del oficio. Qué hacemos, por qué lo hacemos, en qué momento levantamos la cámara”.

Jazmín Tesone, editora fotográfica de amplia trayectoria, ya había discutido estas cuestiones con Abd varias veces cuando él la llamó y le anunció que la quería como la curadora de su nueva muestra. “Para empezar, traté de situarme como editora y entender dónde está colocado él en este momento”, explica. “Mirando su Instagram, descubrí que elegía publicar fotos que abrían el sentido más allá del hecho noticioso, y casi siempre las acompañaba con un breve texto”.
El montaje de “Desvío” se llevó a cabo en la sala 1 de Arthaus. Allí se exhiben 34 fotografías colgadas del techo, despojadas de título, epígrafe y cualquier otro tipo de caracterización. El formato difiere de lo habitual en las exposiciones de fotoperiodismo, donde las imágenes suelen disponerse en un orden lineal para narrar una historia concreta.
A simple vista, el conjunto no tiene coherencia. Las ruinas de una vivienda familiar tras el paso de dos huracanes por Honduras; un infante sonriente que sostiene un fusil del Ejército de Liberación Sirio; una mujer paseando a su perro cerca de un centro comercial bombardeado en Ucrania… Las capturas fueron tomadas en contextos políticos y geográficos diversos. Sin embargo, todas están conectadas por una lógica particular, acerca de la cual el título de la muestra es un indicio.
“Cada vez que voy a cubrir una noticia para la agencia quiero entender un poco más. Y para eso tengo que estar en la calle con la cámara encima”, argumenta Abd. “Una vez que transcurre el hecho noticioso, intento mirar hacia otro lado y preguntarme qué pasa con la gente alrededor. Después de una marcha contra un golpe de Estado, por ejemplo, ¿qué pasa en los mercados? ¿Qué pasa en el transporte público? Busco esa parte de la historia que nos falta después de la noticia”.

Las fotografías en la muestra marcan un desvío con respecto a la imagen esperada del acontecimiento. De esta forma, una aguda crisis económica en Venezuela es encarnada por una mujer bailando en un hotel de lujo en Caracas; y la ocupación talibana de Afganistán es apenas el telón de fondo de una escena que muestra a un grupo de combatientes almorzando entre risas, con su arsenal colgado en la pared. Cada pieza opera en ese límite entre lo esperable y lo absurdo, dando lugar a una lectura activa por parte del visitante.
Tesone trabajó mano a mano con Abd en la selección del material –comenzaron con un cuerpo de 300 fotografías– y el armado de la muestra, y tuvo mucho que ver con que el formato de la exposición también marque un desvío. “Fue un alivio cuando nos dieron el visto bueno para tener las fotos flotantes, porque queríamos que el visitante se enfrentara individualmente a cada una de ellas”, detalla.
Con respecto a la ausencia de epígrafes, Tesone sostiene que incluirlos hubiera sido ir en contra del espíritu de la muestra que juega con la ambigüedad, la intriga y el enigma.
No obstante, sobre un rack en la esquina más alejada de la entrada, se encuentran varios ejemplares de una publicación de bajo costo, hecha en una imprenta rotativa en Córdoba, donde se alojan los textos que Abd escribió para acompañar algunas de las fotografías.

“Quise incluir esas anécdotas o pequeños tesoros detrás de las imágenes. Muchas veces lo comparto con amigos y colegas, y me pareció una buena oportunidad para contárselo a un público más amplio”, explica el fotoperiodista.
Para la curadora, la publicación es una invitación a resignificar la muestra luego de visitarla. “Es como cuando ves una película te queda alguna duda, y la googleás”. Además, agrega que “un epígrafe no alcanzaba para contar estas historias”.
Como suele suceder con la obra de Abd, las fotografías de “Desvío” están atravesadas por la violencia y el sufrimiento. Sin embargo, la muestra es una invitación a contemplar estas situaciones límite con una cuota añadida de empatía y liberándonos de los prejuicios; una invitación a buscar los destellos de humanidad en los momentos más desafiantes.
De cierta forma, el fotógrafo nos abre las puertas a su motivación más profunda y permite, aunque sea por un rato, contemplar esas escenas a través de la mirada cultivada y sensible que tanto lo caracteriza.
“Desvío” se puede visitar en Arthaus (Bartolomé Mitre 434, CABA) desde este martes 20 de mayo al 3 de agosto de 2025. El espacio abre de martes a domingos, de 13 a 20 h. La entrada es libre y gratuita.

MC
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