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Historias de vida

El futbolista por el que el Chelsea pagó 100 millones y fue sancionado por doping, ahora quiere correr los 100 metros en los Juegos Olímpicos

Mudryk encontró en el atletismo una posible salida tras su suspensión

Héctor Farrés

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Los grandes desembolsos de dinero marcaron una época en el fútbol europeo, con operaciones que cambiaron el mercado de fichajes para siempre. Cuando Cristiano Ronaldo rozó la cifra de 100 millones en su traspaso al Real Madrid, aquel número se entendía como una frontera insólita en el negocio. Sin embargo, con el paso de los años esa barrera dejó de tener el mismo valor.

Hoy en día cualquier jugador con un rendimiento destacado en una temporada puede alcanzar sumas similares, sobre todo en Inglaterra, donde la Premier League se ha convertido en el escaparate más caro del planeta. Entre esas operaciones se encuadra la del ucraniano Mykhailo Mudryk, cuyo nombre pasó en pocos años de promesa ilusionante a protagonista de un caso de dopaje.

Mudryk dio positivo por meldonium y quedó provisionalmente apartado de los terrenos de juego, pero con el apoyo del Chelsea. Sin embargo, Marca ha informado recientemente que los ingleses habrían dado por terminada su relación con el atacante.

Ante este escenario, el jugador habrñia decidido orientar su carrera hacia otra disciplina. En este sentido, empezó a entrenarse con el equipo nacional de atletismo de Ucrania con la idea de competir como velocista en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.

La apuesta millonaria del Chelsea se convirtió en un fracaso deportivo y contractual

Mucho antes de ese revés, el extremo brilló en el Shakhtar Donetsk. Su rapidez y regate lo llevaron a destacar en la liga ucraniana y en la Champions League, hasta el punto de que en enero de 2023 el Chelsea desembolsó 70 millones fijos, con variables que podían elevar la cifra hasta los 100 millones. Aquella contratación convirtió al club londinense en protagonista del mercado invernal y colocó al joven atacante en el escaparate mediático.

Mudryk pasó de promesa del Shakhtar a un fichaje fallido en el Chelsea

La primera temporada dejó resultados muy pobres. Terminó la 2022/23 sin marcar y en la siguiente solo alcanzó siete goles, un bagaje insuficiente para un fichaje de semejante coste. Lo único que lo mantuvo en titulares fue su capacidad de sprint, ya que alcanzó los 36,67 km/h en un partido de la Premier League, una velocidad que lo situaba entre los jugadores más rápidos del continente.

El panorama se complicó en 2024, cuando trascendió su positivo en un control rutinario. La Agencia Mundial Antidopaje había prohibido el meldonium desde 2016 y la sanción podía llegar hasta los cuatro años. El Chelsea suspendió al futbolista de forma inmediata y más tarde, según el medio español, rescindió un contrato que en principio se extendía hasta 2031.

El caso abrió la puerta a comparaciones con otros jugadores sancionados. Samir Nasri recibió 18 meses por una infracción médica y André Onana estuvo apartado un año antes de regresar a la élite. En el mejor escenario, Mudryk podría volver en 2026 con 25 años, aunque en el peor no reaparecería hasta 2029, con la dificultad añadida de recuperar nivel competitivo.

La reconversión deportiva genera dudas y coloca al jugador en un terreno incierto

Pese a su situación, el futbolista figuró en la lista oficial del Chelsea para la temporada 2025/26. El técnico Enzo Maresca se limitó a declarar en una rueda de prensa que “Mischa es jugador del Chelsea. Hasta que deje de serlo, confiaré en él. Y eso vale para todos”. Ese final ya habría llegado.

Las comparaciones con el atletismo profesional evidencian el reto que asume Mudryk

Fuera del césped, el ucraniano ha buscado una nueva salida. Se unió a las sesiones del equipo nacional de velocidad bajo la tutela de exatletas olímpicos. Su intención era clara, presentarse a los trials ucranianos en 2027 y obtener la marca mínima exigida por la World Athletics para llegar a Los Ángeles 2028.

Las comparaciones con el atletismo profesional no lo favorecen. Los 36,67 km/h que alcanzó en fútbol son inferiores a los registros con los que Mondo Duplantis impacta la pértiga o a los más de 44 km/h de Usain Bolt en su mejor carrera. Además, la técnica de salida y la resistencia en el sprint representan un reto para alguien que se formó en otro deporte.

El resultado de este cambio profesional aún es incierto. Por ahora, la imagen de un futbolista sancionado que entrena con clavos de velocista ofrece una de las historias más sorprendentes del deporte reciente, y difícilmente podía sonar más extravagante.

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