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Tiene 44 años, es atleta paralímpico y tiene un gran sueño, llegar a los Juegos de Tokio 2021 de la mejor manera, ganar una medalla y retirarse de las pistas por la puerta grande. Alejandro Maldonado sabe que es su última chance y, debido a la pandemia por coronavirus, más de una vez se mencionó la posibilidad de cancelar la competencia. Junto a su silla de ruedas entrenó solo durante todo el 2020, en su casa, hasta que le permitieron volver a prepararse en el Cenard como a otros deportistas. En diálogo con elDiarioAR dejó en claro que este año se retira y que ve con buenos ojos dedicarse a la política. 

“El año pasado iba a ser el año de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, por eso a fines del 2019 arranqué una pretemporada fuertísima porque en febrero me esperaban unos torneos que eran clasificatorios para los juegos. Terminaba mi gira en el campeonato mundial de maratón en Londres y luego a Italia, cuando nos notificaron que había que hacer cuarentena. Me enojé conmigo porque se empezaron a postergar todos los eventos internacionales, pero no tenía conocimiento de lo que estaba pasando y lo que era el Covid-19”, arrancó su relato el atleta marplatense. Reconoció no saber de qué se trataba la pandemia, ya que estaba muy concentrado en su entrenamiento. 

En pleno aislamiento preventivo y obligatorio, Maldonado se armó un mini gimnasio en su casa. “Nunca paré de entrenar. Hasta que nos habilitaron poder ir al Cenard, el Centro de Altos Rendimientos, al igual que los atletas olímpicos. Nada más que sucedió con treinta días de diferencia… Siempre digo que cuando hablamos de igualdad sería bueno que sea igualdad de verdad. No para la foto, y no lo digo desde el enojo, lo digo desde la realidad”.

Sabe que tiene muchas chances de clasificar a los Juegos Paralímpicos 2021: “Estamos muy justos de tiempo, pero con el autoestima alta y con muchas ganas de estar en Tokio”. Le pone el cuerpo y el alma porque es consciente que se trata de su despedida: “Después de estos Juegos mi carrera deportiva va a llegar a su fin. Hablé con mi mujer Gabriela y con mi entrenador y decidí dar vuelta la página. Por eso, qué mejor que retirarse por la puerta grande, ¿no? Es una decisión tomada, he cumplido una etapa. El deporte me ha dado mucho y ha sido recíproco. Es hora de empezar a disfrutar de las nuevas generaciones que tienen mucho futuro”. 

Siempre digo que cuando hablamos de igualdad sería bueno que sea igualdad de verdad. No para la foto, y no lo digo desde el enojo, lo digo desde la realidad

El deporte es su pasión, por eso al campeón parapanamericano de los 5.000 metros le gustaría seguir ligado cuando ya esté fuera de carrera, pero no como entrenador: “Como entrenador puedo ser un gran atleta. No es lo mío, si bien tengo muchos años de experiencia y he tenido la posibilidad de estar con varios entrenadores, no me veo en ese rol. Sí me veo para acompañar al grupo o como un futuro dirigente, me gusta mucho la política”. Primero le gustaría ser presidente de la Federación a la cual representa: La Federación Argentina Sobre Silla de Ruedas y después piensa en una presidencia del Comité Paralímpico. “¿Por qué no?”, se pregunta. “Hay muchas cosas que se puedo llegar a construir. Yo se de las problemáticas del atleta, las necesidades de los entrenadores, lo viví en carne propia, me parece que en ese sentido puedo llegar a aportar muchas cosas. La dirigencia muchas veces es todo muy explosivo, pero como estoy acostumbrado a la adrenalina y a los cambios de ritmo creo que puedo llegar a funcionar”. 

“Este presidente (Carlos Alberto Rodríguez), más allá que sea mi entrenador, y su administración ha sido muy buena, creció mucho y apostaron mucho… con menos deporte y menos atletas el Comité Paralímpico hizo una gran selección de la delegación argentina y lo ha demostrado en el medallero de Lima. Siempre hay cosas para mejorar, esta administración hizo mucho por el deporte y por la inclusión de verdad. Siempre hablo desde lo constructivo y así creo que hay mucho para sumar”. 

Discriminación

Alejandro pasó por muchos momentos poco felices a lo largo de su carrera profesional: “Tengo muchas historietas, pero trato de no recordarlas e ignorarlas. Cuando ves que te están discriminando ves el reflejo de la otra persona. Tengo personalidad, me hierve la sangre, no me gustan las injusticias. Mucha gente es ignorante, al ignorar la discapacidad quedan como malas personas y no lo son. Lo que falta es seguir difundiendo de la manera que se hace el deporte paralímpico, y el deporte en general. Está bueno que de a poco se vaya destapando el prejuicio de algunos al estilo ‘no lo toques, a lo mejor te contagia’”. 

“Cuando uno está bien de la cabeza, con ganas de hacer cosas y sumar muchas veces te olvidás de tu discapacidad. Para mí la silla de ruedas no existe, me manejo de forma normal, arranco a las 5 de la mañana y hasta la noche no paro”, reflexionó, sin embargo sabe que su silla de ruedas de competición es parte de su vida: “Me dio mucho, y me va a seguir dando”. 

Maldonado se retiró del deporte en el 2011 por razones laborales y personales. En aquel tiempo tenía un restaurante, con el que mantenía a su familia en Mar del Plata. Pero no era feliz. “Comencé a tener muchos gastos, impuestos impagables, yo ya no estaba bien, había engordado como treinta kilos…. Un día pedí que me llevaran al Cenard, di dos o tres vueltas y desde ese día no paré. Bajé esos kilos de más que tenía, pude clasificar para los Panamericanos de Lima 2019 y me fue más que bien”. 

Ya llega Tokio

Maldonado llega con buenos pergaminos a la cita paralímpica (del 24 de agosto al 5 de septiembre): en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 se llevó una medalla dorada en los 5.000 metros, otra plateada y dos de bronce. Ahora sólo sueña con estar en Tokio 2021 y retirarse con la medalla colgada del cuello, para detenerse con su silla de ruedas y mirar para atrás, con orgullo, por las pistas recorridas. 

NB

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