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Análisis

¿Cómo se baja la inflación del 51%? Opinan desde el oficialismo hasta Lacunza, Redrado y Milei

Control de precios en Almirante Brown. La inflación superó el 51% en los últimos 12 meses..

Alejandro Rebossio

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Los economistas de bancos, consultoras, universidades y centros de estudios, incluidos los oficialistas, pronostican en promedio que 2021 cerrará con una inflación del 51%, aún por debajo del 53,8% con la que se despidió Mauricio Macri del gobierno en 2019, y que el año próximo persistirá en el 52%, según el relevamiento del Banco Central. Si en los tiempos kirchneristas nos acostumbramos a inflaciones del 25%, parece que en los últimos años nos tendremos que aguantar otras del 50%. ¿Será posible digerirlo en una sociedad tan empobrecida? ¿Qué solución aportan los economistas referentes de las distintas fuerzas políticas?

En el Frente de Todos, el diputado Itai Hagman considera que “bajarla de shock es imposible”. Referente del Frente Patria Grande -donde también milita Juan Grabois-, Hagman recomienda reducirla “gradualmente con una combinación de acuerdos de precios que bajen márgenes de rentabilidad, estabilidad cambiaria y, por último, alguna medida de administración del comercio exterior”, en referencia a subas de retenciones o cupos a la exportación de la carne, el maíz o el trigo, de modo de disociar las valores de esos productos y sus subproductos -como aceite y harina- de la inflación que aqueja al mundo. elDiarioAR le preguntó si no incluiría en su receta también las políticas fiscal y monetaria, como plantea el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el diputado respondió: “Sí, para la estabilidad cambiaria, sobre todo”.

Bajarla de shock es imposible

Itai Hagman Frente Patria Grande

Emmanuel Álvarez Agis, de la consultora PxQ, no está en el oficialismo, pero ha acompañado al jefe del Palacio de Hacienda en reuniones con inversores de Wall Street. Cuando se le pregunta sobre el modo de disminuir la inflación, arranca recurriendo a su habitual humor: “Con magia negra”. Después se pone serio: “Necesitás no sólo un plan de mediano plazo que sea consistente, que tenga dólares para eliminar la principal vulnerabilidad del plan, que son las devaluaciones, sino que además necesitás un acuerdo creíble con el FMI (Fondo Monetario Internacional) y que se cumpla para desindexar violentamente. Estamos en inflación crónica que, a diferencia de las hiperinflaciones, son fenómenos estables. Pero su estabilidad está dada justamente por el mismo factor que la hace difícil de eliminar: la indexación. La indexación es la estrategia de supervivencia de los agentes económicos”.

Necesitás no sólo un plan de mediano plazo que sea consistente (...), también un acuerdo creíble con el FMI, y que se cumpla para desindexar violentamente

Emmanuel Álvarez Agis Economista. Consultora PxQ

Hernán Lacunza, ex ministro de Hacienda de Macri, aboga por “bajar el déficit fiscal y la emisión monetaria”. Cuando se le advierte que esas dos herramientas no sirvieron para acotar la inflación en 2019 ni en 2021, Lacunza, del PRO, responde: “El efecto de la emisión tiene un rezago de seis a nueve meses. La inflación de 2021 fue consecuencia de la emisión de 2020. Así como la emisión de fines de 2021 va a impactar en 2022. La inflación no es consecuencia de la emisión sino del desequilibrio del mercado monetario, cuando hay más pesos de los que queremos tener. Eso puede ser por mucha oferta o por poca demanda. La inflación de 2019 fue por una caída en la demanda de dinero. Guzmán suscribió este enfoque al explicar la inflación de 2021”.

Martín Redrado, ex presidente del Central, se limitó a opinar que la actual política económica no bajará los precios. Para ello sugirió “un programa heterodoxo de desindexación”, pero prefirió no ofrecer más detalles.

Con un programa heterodoxo de desindexación

Martín Redrado Economista, ex presidente del BCRA

El nuevo diputado Javier Milei pone como ejemplo a Domingo Cavallo cuando fue ministro de Economía entre 1991 y 1996: “Lo logró con una economía que venía de dos hiperinflaciones”. “Lo que sucede es que ello implica reconocer la naturaleza monetaria de la inflación. En mi caso, soy partidario de avanzar en una reforma financiera que culmine en una reforma monetaria que cierre al Banco Central”. ¿Eso implicaría una dolarización o una convertibilidad?, preguntó elDiarioAR. “Libre elección de moneda -respondió el economista libertario-. Dadas las preferencias que han mostrado los argentinos a lo largo de la historia, seguro van a elegir el dólar.”

Soy partidario de avanzar en una reforma financiera que culmine en una reforma monetaria que cierre al Banco Central

Javier Milei Economista, diputado nacional (La libertad avanza)

Otro diputado de estreno, el radical Martín Tetaz, opina que “sin un cambio de expectativas, es muy difícil bajar la inflación”. Tetaz, uno de los economistas de Juntos por el Cambio, al igual que Lacunza, continúa su análisis: “Fijate que acaba de cerrar la paritaria de AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) al 59%. Todas las revisiones salariales están bien por arriba del 50%. No es claro el Gobierno sobre cuánto va a ser el aumento de tarifas en 2022, no lo contestó ayer (lunes) Guzmán en el Congreso. Sí es posible que haya mucha menos emisión el año que viene, pero tampoco hay precisiones ni nadie les cree. Tendría que haber un plan nuevo que quiebre las expectativas. La política monetaria está muy dominada por la fiscal. En el presupuesto presentado hay un fuerte ajuste de tarifas y subsidios, ¿pero finalmente eso va a ocurrir? Si hay una expansión monetaria menor, en un contexto de estabilidad de la demanda de dinero, todo bien. Pero si hay caída de la demanda de dinero, se come el achique monetario. Es complejo sin un plan”.

Tendría que haber un plan nuevo que quiebre las expectativas

Martín Tetaz Economista, diputado nacional (UCR-Juntos)

Alejandro Vanoli, ex presidente del Central en la era K y ex jefe de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) en el gobierno de Alberto Fernández, señala primero que “la inflación no es responsabilidad exclusiva de los formadores de precios, ni de la evolución de una única variable monetaria”. “Una vez establecido esto, en segundo lugar, hay una necesidad de un plan con metas y objetivos que sean mensurables y consistentes. En tercer lugar, la gradualidad como una manera realista de bajar la inflación mientras se acomodan precios relativos, dado el particular contexto global y local que estamos atravesando. Cuarto, que el objetivo se logre en forma sostenida. Porque más importante que los niveles absolutos o un buen resultado de corto plazo, es que se concrete una reducción que se mantenga en el tiempo. Quinto, que la política antinflacionaria sea económica, política y socialmente sostenible. Si bien la baja de una inflación alta tendría elementos reactivantes, el plan debe contar con consenso social y no ir en desmedro del crecimiento y la inclusión”, sintetiza Vanoli.

Hay una necesidad de un plan con metas y objetivos que sean mensurables y consistentes. Y de gradualidad, como una manera realista de bajar la inflación

Alejandro Vanoli Economista, ex titular del BCRA y de la Anses

“Las causas de la inflación combinan inconsistencias monetarias y fiscales que son reflejadas por una visión ortodoxa, pero también cuestiones estructurales y de costos, como sostiene el pensamiento heterodoxo”, opina el ex presidente del Central. “Además hay componentes de inercia inflacionaria y de expectativas que incluyen con distinto énfasis y alcance ambos enfoques. La experiencia de 2018 y 2019, pero también la de estos últimos meses muestra que no alcanza con reducir la emisión monetaria y el déficit fiscal, si no se incluyen otros aspectos macro y microeconómicos. Eso no implica minimizar la importancia de los equilibrios macro, sobre todo en una economía muy dolarizada y con restricción externa (escasez de divisas). Actualmente hay cuatro factores determinantes que explican la alta inflación: la suba en el precio de los alimentos, la recomposición de márgenes en un mercado con problemas de competencia, inercia inflacionaria y, especialmente, expectativas. La inercia producto de 10 años de elevada inflación, muy elevada desde 2018, explica cerca de un 40% de la inflación. Los planes de estabilización Austral (1985) y Convertibilidad (1991) incluyeron el desagio, retrotraer precios y prohibir la indexación como formas de evitar la reproducción inflacionaria. Más allá del mérito y limitaciones de ambos planes, algo que quiebre la inercia debe hacerse. Las expectativas de inflación, muy ligadas a las de devaluación y a la incertidumbre que genera aumentos precautorios, son un factor central. Es necesario un cambio de escenario que haga creíble la política antiinflacionaria. Es importante lograr en forma creíble y sostenida una baja de cinco a siete puntos porcentuales por año, en el marco de un plan económico integral que con resultados conseguibles restaure la credibilidad”, completa Vanoli.  

Con un plan de estabilización, donde haya un periodo de tres a seis meses de congelamiento de muchos sectores en simultáneo y donde haya alternativas de ahorro en moneda local

Nicolás Pertierra Economista, Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO)

Desde otra visión heterodoxa, Nicolás Pertierra, del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), considera que la inflación actual tiene que ver con la inercia, dado que no hay saltos devaluatorios, ni tarifazos ni puja distributiva ni una aceleración de la emisión monetaria. “Todas las medidas que apunten a bajar la inflación usando sólo una de esas medidas, un experimento monetarista fracasa, como el de 2019; el ancla del tipo de cambio se la lleva puesta; al acuerdo de precios, también y las tarifas te quedan retrasadas. Nosotros planteamos la idea de un plan de estabilización, donde haya un periodo de tres a seis meses de congelamiento de muchos sectores en simultáneo y donde haya alternativas de ahorro en moneda local con buena tasa de interés que permitan al sector informal protegerse de la inflación”, concluye el economista del CESO. Habrá que romperse los sesos, para hallar la solución en un país que no logra lo que otros vecinos sí lograron hace tres décadas, más allá del rebrote actual.

AR

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