Batakis se estrena en el Ministerio de Economía con una reivindicación del equilibrio fiscal

Silvina Batakis llegó al cargo de ministra de Economía como fruto del acuerdo entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, tal como había recomendado Martín Guzmán en su renuncia. “La Griega”, como la conocen, aclaró en su primera aparición pública tras la jura que cree en el “equilibrio fiscal”, lo que la une al discurso del Presidente, no al de la vice. Agregó que viene a “continuar con el programa económico” de Fernández, pero esta discreta economista fueguina residente en La Plata venía criticando puertas adentro a Guzmán por la presunta falta de plan económico y de receta contra la inflación.

En las últimas apariciones públicas, la vicepresidenta venía apuntando que la inflación actual no es por el déficit fiscal, aunque también aclaró el pasado sábado que tampoco es una “apologista” del rojo de las cuentas públicas. Fernández, a su vez, venía contestándole que no se puede vivir en desequilibrio fiscal “eternamente”, mientras Guzmán, antes de irse, comprometió a la Argentina ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) a practicar en el segundo semestre del año el ajuste que no hizo en el segundo trimestre, con la excusa valedera de la guerra de Ucrania. ¿Batakis podará el gasto tal como pide el FMI o lo subirá como le reclaman cristinistas?

La economista formada en La Plata, como Guzmán, llegó siete años más tarde al cargo, pero llegó. Iba a jurar como ministra de Economía de un hipotético gobierno de Daniel Scioli el 10 de diciembre de 2015, pero el ahora ministro de Desarrollo Productivo perdió las elecciones de aquel año ante Mauricio Macri. Batakis había estado a cargo del Ministerio de Economía en la administración bonaerense de Scioli y, como tal, había sufrido que Cristina Kirchner le girara pocos fondos y había debido aplicar una austeridad tal que pagó en cuotas algún aguinaldo. Pero ella aparecía como la opción más heterodoxa dentro del plantel de Scioli, que era asesorado por Mario Blejer y Miguel Bein. Peronista y feminista, en el gobierno de Macri, Batakis ya dejó de tener al ex gobernador como referente y se alineó más con Cristina Kirchner. Así fue que el camporista Eduardo “Wado” de Pedro la nombró secretaria de Relaciones con las Provincias en el Ministerio del Interior.

Pero Batakis, a diferencia de la vicepresidenta, apoyó el acuerdo con el FMI. Consideraba que si no, sobrevendría un “abismo”, tal como alertaba Guzmán. Fue una de las que convenció de esta postura a De Pedro, el único camporista que respaldó el pacto que rechazó Máximo Kirchner. La Griega también apoyó que se subieran las tarifas de luz y gas según una segmentación de los usuarios por ingresos. Dada la elevada inflación, esta economista argumentaba en privado que no se podían congelar en un contexto de tanta inflación porque iban a atrasarse demasiado. No obstante, admitía que ante el desequilibrio del segundo trimestre el FMI pediría un ajuste en la segunda mitad del año que resultaría difícil de cumplir. Ahora que es ministra al menos promete “equilibrio”. Aún es temprano para saber cómo lo logrará. Ayer, en su primer reportaje como ministra en C5N anticipó algo de los lineamientos que tendrá su paso por el Palacio de Hacienda.

Cuando estalló la guerra de Ucrania y se elevaron los precios internacionales de las materias primas, Batakis coincidía con el entonces secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, en que deberían subir las retenciones. Pero si lo intenta se va a enfrentar con la Mesa de Enlace, que parará la comercialización el próximo día 13 por la falta de gasoil, y con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, que hoy la respaldó públicamente, pero que ha amenazado este año con renunciar en caso de elevarse los derechos de exportación.

Batakis criticaba el plan de Guzmán porque consideraba que faltaba impulsar más la inversión para aumentar la oferta productiva y la exportadora, de modo de generar más dólares. Observaba que su antecesor había enviado muchos proyectos de leyes para impulsar sectores como la agroindustria, la electromovilidad o los hidrocarburos, pero después no los había militado en el Congreso. Además de trabajar la oferta, la ahora ministra aboga por combatir la inflación poniendo foco en la demanda, es decir, la actualización de sueldos (¿creará el salario universal que le pide Juan Grabois?), y en los costos, que han aumentado por la guerra.

En su primera aparición pública no habló de la aceleración inflacionaria actual. Sí de la necesidad de revalorizar el peso, que arrancó este lunes con una depreciación en el mercado paralelo. El dólar blue subió de $ 239 a 260. Batakis quiere impulsar la producción para exportar más y crear más empleo. La ex secretaria de Relaciones con las Provincias prometió una “mirada federal” y agradeció por su nombramiento a Cristina Kirchner, Scioli y De Pedro.

Entre los asistentes al acto de jura había poderosos empresarios. Algunos como Eduardo Elsztain (dueño de IRSA) y Javier Bolzico (Asociación de Bancos Argentinos, Adeba, de capital privado nacional) debieron esperar varios minutos en la reja de la Casa Rosada mientras los buscaban en la lista de invitados y rodeados de unos pocos manifestantes con banderas argentinas que gritaban “comunistas” a cuantos entraran al acto. También asistieron el consultor financiero Javier Timerman, el presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA, los de origen extranjero), Claudio Cesario, el de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, y el de la Cámara Argentina de Comercio, Mario Grinman.

Unos empresarios pedían medidas para acotar la ampliada brecha cambiaria, pero rescataban que hoy, tras un alza inicial del dólar blue a $ 280 bajó un poco. Otros destacaban la visión productivista de Batakis, pero temían que ampliara el gasto público financiado con más emisión monetaria. Había quienes la rescataban como persona y por el hecho de que, a diferencia de Guzmán, cuenta con el apoyo de todo el Gobierno, pero advertían que deberá afrontar un panorama económico muy difícil.

AR