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Entrevista

Carolina Castro, empresaria: “Para generar empleo no arrancaría por cambiar las indemnizaciones”

Carolina Castro, presidenta de la autopartista Industrias Guidi.

Alejandro Rebossio

Mar del Plata —

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Carolina Castro fue la primera mujer que integró el comité ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA). Fue subsecretaria de Pyme del gobierno de Mauricio Macri y la segunda candidata a diputada detrás de Florencio Randazzo, actual aspirante a vicepresidente de Juan Schiaretti, en 2021. Antes y ahora ha trabajado en la autopartista de su familia, Industrias Guidi, que ella preside. Fabrica paragolpes, refuerzos, soportes, paneles de piso y capots. También politóloga, Castro vino a Mar del Plata al coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) a participar de un panel sobre los desafíos que plantean los 40 años de democracia y planteó la necesidad del diálogo político.

—¿Cómo ve la situación económica, con un dólar blue a $885 y un contado con liquidación a $ 875?

—No creo que haya nada que pueda decir que sea innovador respecto de lo que has escuchado en los pasillos de este coloquio o lo que te pueda contar cualquier empresario pyme o de una gran empresa. O sea, la situación en la Argentina es de una inestabilidad macroeconómica importante y estamos todos a la espera de ver qué pasa en los próximos meses, cómo se acomodan o reordenan algunas variables económicas. Con una gran incertidumbre, porque no sabes quién va a ser el gobierno y no sabes cuál va a ser el plan de gobierno. Entonces, hoy básicamente es más un signo de interrogación que una afirmación. Aquí, con cualquiera de los que hables en este coloquio en estos días te van a decir que presupuestan los próximos meses con distintos tipos de cambio. Porque no hay certidumbre.

—¿Y a qué tipo de cambio presupuesta usted y los demás empresarios que están acá?

—Nosotros somos una empresa nacional que es industria de industrias dentro de una cadena que es la automotriz. Es muy particular. Nosotros hoy tenemos una liquidez en pesos muy baja y básicamente no tenemos posibilidad de trasladar a precios los aumentos porque todo es negociado con las terminales automotrices. A diferencia de alguna multinacional que tiene que mostrar presupuestos a casas matrices en el extranjero, no tengo que hacer un presupuesto intentando adivinar un tipo de cambio. Lo que hago es intentar no tener deuda en dólares porque no sé esos dólares después cómo los voy a pagar.

—¿A ustedes se le están acumulando deuda en dólares de importaciones?

—Nosotros tenemos la particularidad de que no importamos insumos para producir. Sí importamos repuestos que son fundamentales para que las máquinas sigan operando. Hoy tenemos una deuda en dólares en el extranjero por esos repuestos, pero no es una deuda que me preocupe, a diferencia de colegas míos que sí tienen que importar insumos y que han acumulado una deuda muy importante, que es muy preocupante para seguir enfrentando la producción en los próximos meses.

—¿Y sus colegas empresarios a qué tipo de cambio están presupuestando?

Se los tendrías que preguntar a ellos.

—¿Qué preocupaciones o ilusiones tiene sobre lo que vendrá en la Argentina después del resultado electoral?

—Creo que sea la administración que sea bajo las actuales condiciones macroeconómicas es imposible crecer y desarrollarnos, con lo cual en algún momento hay que estabilizar y ordenar la macroeconomía. Hay que tener un programa que reduzca la inflación, hay que ir a una estabilidad fiscal, hay que trabajar un presupuesto para eso y ojalá quien sea gobierno pueda encontrar la manera de dialogar con el resto del espectro político, porque entiendo que incluso en una elección de balotaje va a ser un gobierno que no va a llegar como llegó en algún momento Cristina (Fernández de Kirchner). No creo que sean números tan importantes como para garantizarle a ese espacio político la posibilidad de generar reformas sin dialogar con el resto. Un programa de gobierno para estabilizar la macroeconomía y definir un proyecto de país necesita de ese diálogo político.

—En el coloquio hablaba con alguien de la banca y me decía que este dólar es un dólar de pánico. ¿Usted tiene miedo de lo que pasará en la economía?

—Yo no tengo miedo. Yo creo que es posible que se resienta un poco el mercado interno por un periodo de tiempo corto. Pero creo que la Argentina tiene realmente potencialidades y oportunidades para seguir expandiendo sus exportaciones y con ello seguir trayendo divisas al país que son necesarias para un proceso de crecimiento. Entonces, yo veo un mediano plazo en el cual puede ser que con ciertas inversiones y con ciertas capacidades que tenemos podamos encauzar un proyecto de desarrollo, si es que la política se pone de acuerdo.

—¿Usted sigue en política? Si un día Randazzo renuncia a su banca, usted debería asumirla. ¿Y cómo ve las ofertas políticas que hay hoy en día a presidente?

—En primer lugar, no creo que Florencio deje su lugar en el Congreso. Se lo ganó. Hicimos una campaña para que él llegara. Creo que es una voz valiosa en el Congreso. Además es una persona de gestión y que mantiene criterios en términos de un discurso antigrieta, que me parece que va a ser clave también en el diálogo. Necesitamos fuerzas políticas que no se quieran anular mutuamente, que lo que quieran es construir un proyecto de país. Entiendo que Florencio va a terminar su mandato.

—¿Y sigue en política?

—No, yo no estoy hoy haciendo política partidaria.

—¿No está en la campaña de Schiaretti-Randazzo?

—No, no estoy en ninguna campaña política partidaria. Siento que tener una voz pública en la conversación y hablar de temas de desarrollo es hacer política, pero no es política partidaria. Y respecto de las fuerzas políticas que hoy están disputándose quién va a administrar el Gobierno a partir del próximo año, creo que tuvimos unas PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias) que mostraron un electorado que está desencantado con el estado de situación actual, pero que no tiene una contundencia en respaldo a uno u otro como camino elegido y que por tanto se requiere de la política, la templanza y también cierta construcción de una ilusión, de un proyecto país. Y hoy eso no está tan claro. Hoy me parece que la sociedad está más bien mostrando a través del voto una angustia y una desesperanza y no está encontrando en la oferta electoral, al contrario, una ilusión, una esperanza. Y si no lo estamos logrando en la elección, que por lo menos una vez que haya gobierno se generen esos puentes, esos lazos, esos diálogos para salir de esta situación y poder presentar hacia adelante un programa de gobierno que nos permita crecer. Tenemos oportunidades para hacerlo. En este coloquio se están mostrando un montón de ideas, de propuestas y de sectores dinámicos que pueden traccionar el empleo.

—Javier Milei fue el candidato más votado en las primarias y tiene unas propuestas que atrajeron a la gente, como la dolarización y un discurso en contra de una casta de políticos chorros, como dice él, y al mismo tiempo tiene propuestas que no sé si sus votantes conocen tanto como arancelar el hospital público, entregar un voucher para ir a un colegio, hay gente que piensa que con el voucher puede ir a un colegio privado, eliminar la indemnización por despido o privatizar la obra pública. ¿Qué le parecen esas ideas?

—Veo dos cosas. La primera, y esto lo hemos leído en focus groups y encuestas que nos muestran claramente que el voto a la fuerza libertaria en la Argentina es más un voto en oposición . Por otro lado, le sumo una atención más a esto: tampoco me queda tan claro cuál es el programa de gobierno de la fuerza libertaria, porque escuchamos algunas cosas que después vimos de alguna manera matizadas por proyectos que van en primera, segunda o tercera generación. No se sabe bien en qué momento entran. Capaz nunca. Se habló mucho de la dolarización, pero después la dolarización no apareció ya tanto. A mí no me queda muy claro.Me parece que hay un signo de interrogación sobre cuál va a ser el programa económico y además sigue habiendo un signo de interrogación sobre cuáles son los referentes.

—¿Qué le parece la dolarización?

—Es un error y lo dicen 170 economistas del más alto nivel de distintos formaciones y paradigmas, que han firmado esa nota. Son personas que no se ponen de acuerdo en absolutamente todo.

—¿Por qué un error?

—Esto se pone de manifiesto en esa nota que han firmado: los países que se han desarrollado lo han hecho a partir de la construcción de una moneda en la cual la población tiene confianza. Nosotros tenemos que poder, me parece que no hacerlo es claudicar. Porque no lo pudiste hacer hasta ahora, ¿no lo vas a poder hacer jamás? Entonces salís de alguna manera por un atajo y anulo directamente la posibilidad tener una moneda confiable. Yo creo que los argentinos sí podemos. Somos seres capaces y talentosos. Podemos construir una moneda con confianza. No lo hemos hecho. Es verdad. Venimos de décadas de no poder hacerlo. Pero otros países han estado también muchas décadas con este problema. Y en algún momento se pusieron las pilas y encontraron la manera de hacerlo. Tenemos que ir por ese camino, que es obviamente mucho más tortuoso en algún sentido y que requiere muchas más capacidades técnicas y políticas probablemente que simplemente anulando el problema y yendo por la vía de un atajo, que en última instancia te lleva a problemas. Miremos Ecuador: no está en buena situación.

—¿Qué opina que se entreguen en vouchers para la educación, que se arancele el hospital o que se privatice la obra pública?

—Yo tengo una formación desarrollista. Lo dije claramente en este coloquio. La definición de un proyecto de país requiere que podamos valorar al mercado y al Estado en sus roles complementarios. La visión libertaria de la anulación del Estado para mí no es la solución a la Argentina, porque no ha sido la solución para ningún país que se ha desarrollado. Si nosotros miramos los países que se han desarrollado en el mundo que admiramos, todos tienen un Estado inteligente que sabe cómo regular inteligentemente y sabe dónde no se tiene que meter. Acá estamos llenos de falsas antinomias. Los tenemos con el campo y la industria, los tenemos con la pyme y la grande, y hay muchas más. Lo tenemos también entre el Estado y el mercado. Ahora la faceta libertaria capaz es un poco más novedosa, pero también tenemos los que pretenden un Estado que regule absolutamente todas las condicionantes del mercado. Tenemos que enfrentar esta otra grieta. No quiero un Estado que no puede regular absolutamente nada porque lo vemos torpe o incapaz, cuando en el resto del mundo los países que se desarrollan tienen estados que no regulan por regular sino generar ventajas competitivas para hacer que el mercado sea mejor, genere capacidad exportable, con un instituto de tecnología que te sirva para que tu pyme se inserte en una cadena global de valor. Ese es el Estado que yo quiero.

—Milei habla de casta, pero se rodea de los protagonistas de los 90 como Luis Barrionuevo, Roque Fernández y Carlos Rodríguez...

—Yo creo en el valor del dirigente político y del funcionario al servicio civil. Cuando miramos a Alemania, no criticamos que (Angela) Merkel haya estado casi 20 años en el poder. ¿Por qué? Porque lo hizo bien. Porque hay reglas de juego que lo establecieron de una cierta manera por cómo funciona el sistema en Alemania. Ella dirigió a la nación junto con las fuerzas políticas con el que tuvo que hacer coaliciones. Y Alemania siguió su camino de desarrollo. El problema no es la casta política, el problema es un Estado que no sea inteligente, un Estado que no genere un gasto de calidad, dirigentes que no sepan lo que están haciendo. Al contrario, yo quiero dirigentes que se dedican a la política, que tienen orgullo en saber cómo manejar la botonera del Estado. Porque no es sencillo hacer el pase del sector privado al público. Son dos universos completamente distintos. Y esto lo sé porque me ha tocado y he tenido esa oportunidad y esa experiencia.

—¿Comparte la idea de Milei de eliminar la indemnización por despido y reemplazarla por un seguro de desempleo?

—Toda política pública hay que pensarla en base a cuál es el resultado que quiero obtener. ¿Para qué cambiar el sistema? Es para generar más empleo. Estoy convencida que no arrancaría por cambiar las indemnizaciones. Hay quichicientas cosas que el Estado tiene que hacer antes.

—Hoy en día hay baja desocupación, pero mucho empleo informal. ¿Cuáles serían esas medidas?

—Se dijeron en el coloquio. La primera es generar las condiciones para el crecimiento de la economía correcta. Vos podés cambiar toda la legislación laboral, pero si estás en un contexto recesivo, no vas a contratar a nadie. Si estamos creciendo, puede haber cuestiones que hacen al marco de regulaciones laborales que ayuden a la generación de empleo. Creo que el problema no es nuestra ley de contrato de trabajo. El tema es intentar darle más dinamismo a las negociaciones colectivas. Permitir negociaciones colectivas a nivel de empresas. Sí tenés que tocar algunas cuestiones de la ley de contrato de trabajo: dos, básicamente. La ultraactividad, o sea, que los convenios colectivos de trabajo no se mantengan in eternum, que es lo que sucede hoy y que ha permitido que los convenios del 70 sigan vivos. Y la indisponibilidad colectiva, con lo que lograrías que puedas negociar a nivel de empresa condiciones de trabajo diferentes a las que están en la ley de contrato de trabajo. Así después en el fuero laboral no hay contradicción.

AR/JJD

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