Entre el congelamiento y los tarifazos, ¿cuál es la solución para que la luz sea pagable y no se corte?
Durante 12 años de kirchnerismo, las tarifas de electricidad permanecieron congeladas, pese a que la inflación rondaba el 25% anual en los últimos ocho. En 2003, los cortes por usuario promedio duraban 10 horas por año en la región de Edenor, por ejemplo, y en 2014 llegaron a 33. Entonces se reforzaron los subsidios para la inversión, no sólo para el sostenimiento del servicio, y las interrupciones cayeron a 26 en 2015. En el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), las tarifas subieron entre 3.400 y 5.500%, se elevó lo invertido y los cortes bajaron a 16 horas. Tras un 2020 de facturas congeladas y un 2021 en el que se encarecieron sólo 9%, frente a una inflación del 51%, las interrupciones siguieron descendiendo a 11 horas en septiembre pasado.
De todos modos, este martes de calor casi récord en el área metropolitana de Buenos Aires unos 700.00 usuarios se quedaron sin luz y este jueves y viernes el Gobierno les pidió a las industrias grandes y pymes que redujeran su consumo y, por tanto, su producción entre las 13 y las 16 por la elevada demanda. A su vez, la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (Cammesa), que dirige el Estado, ordenó la importación de 150.000 litros de gasoil a último momento y a un precio hasta 40% mayor al que venía pagando debido a esa urgencia. O sea, no trata sólo de un problema del sistema de distribución, como el que entró en colapso el martes, sino también de generación.
En una de las principales compañías del sector razonan: “Si los costos se incrementan y las empresas tienen incremento de tarifas muy por debajo de esos costos, no alcanza para invertir, lo primero que se corta es la inversión, el mantenimiento de redes. A eso sumás alta demanda por el incremento de personas enganchadas y los 42 grados de calor, y se te hace un combo explosivo”. En la firma privada observan que el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, que en 2021 se opuso a mayores aumentos de precios, ahora comprende mejor sus argumentos, pero prevén que no les conceda todo el incremento que ellos pretenden. Igual, admiten que tampoco la solución pasa por tarifazos como el que impulsó Macri: “Después de 12 años de congelamiento, en tres años quisieron solucionar todo con aumentos muy grandes, con una oposición grande. Lo que podría hacerse es un camino de aumento gradual de largo plazo, sustentable, consensuado, que no se interrumpa con los cambios políticos”. De hecho, el propio Macri interrumpió los aumentos cuando perdió las primarias presidenciales de 2019 e intentó revertir sin suerte el resultado en las definitivas.
Emilio Apud, que fue secretario de Energía en 2001 y director de YPF en el gobierno de Cambiemos, reivindica, en cambio, los tarifazos: “En 2015 había un desbalance muy grande de la economía, había que cortar subsidios, había un desbalance energético, con importaciones, y había cortes. Y en 2017, pese a los aumentos de tarifas, ganamos las elecciones”. Apud opina que “hay cortes porque no se hacen las inversiones y no se hacen las inversiones porque ni las tarifas ni los subsidios aportan lo suficiente”. “El subsidio se da con cuentagotas. Edenor y Edesur necesitan invertir 400 millones de dólares por año y desde hace dos años que no invierten. Lo peor es multarlas o quitarles la concesión porque nos vamos a comer un juicio en el Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Inversiones). Seguimos con la tara kirchnerista. Se pueden congelar tarifas por meses o un año, como en 2002, pero no 12 años. Después vino Macri, pagó el costo político de la fiesta. El subsidio, que cubría el 85% del costo de la electricidad en 2015, pasó a equivaler el 20% en 2019 y mejoró el servicio. Es preferible hacer el esfuerzo y pagar tarifa plena. Obviamente hay gente que no puede pagar porque está en la ruina, pero para ellos hay tarifa social. No podemos pagar 9.500 millones de dólares de subsidios que no tenemos, tenemos que importar y es una de las razones por las que hay cepo. Ahora el subsidio volvió a subir hasta el 65% o 70% del costo y los cortes promedio por usuario están subiendo a 16 horas”, calcula Apud.
En cambio, otros expertos en energía que prefieren mantener el anonimato elaboran un análisis con matices: “Hay cortes porque falta de inversión, además de que hubo hecho fortuitos, como el incendio de una casa al lado de cable de una distribuidora, hay menor energía hidroeléctrica por bajantes en ríos, la producción de gas natural (insumo de las centrales termoeléctricas) está al límite, hay una cuestión climática, hay cuestiones de ineficiencia en el consumo, derroche energético por el incentivo del precio. Y la inversión se puede hacer con más tarifas o con fondos estatales, como se hizo en 2014 y 2015, pero ahora yo no seguiría ese camino por el déficit fiscal que hay. Tenés que aumentar las tarifas, pero en forma gradual porque ya tenés una inflación del 50% anual, y habría que dar menos margen a las empresas porque con Macri hubo aumento de inversión, pero menor al aumento de tarifas. El subsidio había bajado al 35% del costo -difiere con el número de Apud- y ahora está en el 75%, pero se va todo en pagar el costo de generación, no para ampliar la red. La tarifa tiene que ser pagable y creciente en el largo plazo, con una segmentación bien hecha según el ingreso de los hogares, con una tarifa social bien hecha que no excluya gente. No puede haber tarifazos, que incluso iban a ser mayores, pero los moderó un fallo de la Corte Suprema en 2016. Tampoco puede haber congelamiento porque se arma una bola infernal, esto ya lo vimos y no hay servicio que aguante. Va a ser difícil salir de esta situación”.
Osvaldo Rolando, que fue subsecretario de Energía Eléctrica de Macri, observa que el ritmo de aumentos de tarifas, gradual o rápido, debe definirlo la política: “Puede ser de golpe o con un sendero de cuatro a seis años, pero no puede ser que gente acomodada reciba subsidios que se pagan con impuestos que paga el que menos tiene”. Rolando reconoce que el alza tarifario fue mayor a la de las inversiones en la era Cambiemos, pero lo atribuye al hecho de que “los proyectos no se concretan de un año o dos años para el otro, tardan en madurar, pero se hicieron”. Señala que la generación eléctrica tanto térmica como renovable sumó 8.000 megavatios en los cuatro años de Macri.
“Es lamentable que pidan a las industrias que reduzcan su consumo y a los empleados públicos que no vayan a trabajar”, opina Rolando. “O que por imprevisión se pague 40% más caro el gasoil, cuando se sabía que faltaba agua en las represas del Paraná y el Comahue, que Bolivia estaba entregando menos gas, que hay que cumplir un contrato de exportación de gas a Chile y que iba a hacer calor”, critica el ex empleado de la estatal Segba, que después de las privatizaciones de los 90 se convertiría en Edesur -donde trabajó Rolando- y Edenor.
AR
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