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Mickey Mouse, Iron Man o Darth Vader

Disney invierte 1.000 millones en OpenAI y le permitirá usar sus personajes en Sora, su red social de videos sintéticos

Imágenes de Sora, la nueva app de OpenAI

Carlos del Castillo

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Lo que podía haber supuesto un largo y costoso litigio judicial termina con un apretón de manos y un cheque de 1.000 millones. Disney formalizó este jueves su entrada en el accionariado de OpenAI con una inversión de ese calibre, una operación que marca un hito en la relación entre los grandes estudios de Hollywood y las empresas desarrolladoras de inteligencia artificial generativa: incluye una licencia especial para que OpenAI use el material protegido con derechos de autor de Disney.

El contrato, con una duración inicial de tres años y que incluye la posibilidad de comprar más acciones en el futuro, convierte a Disney en el primer gran socio de contenidos de OpenAI. La clave del pacto reside en que la compañía de entretenimiento permitirá que los usuarios de Sora —la red social de generación de video sintético de OpenAI— utilicen legalmente más de 200 personajes de sus franquicias, incluyendo los de la propia Disney, Pixar, Marvel y Star Wars.

La irrupción de Sora en octubre generó el enésimo conflicto para OpenAI, ya que la herramienta no contaba con ningún control para impedir que los usuarios crearan contenidos con personajes protegidos con derechos de autor. Los miembros, a través de órdenes de texto, pueden generar videos cortos con cualquier figura pública o de ficción sin permiso de las personas que son representadas o de los propietarios de los derechos.

Los actores humanos, excluidos

Según los términos del acuerdo revelados por Disney, los usuarios de Sora podrán generar videos cortos con figuras icónicas como Mickey Mouse, Iron Man o Darth Vader. No obstante, el contrato excluye explícitamente el uso de voces y la imagen de actores reales. Solo se permite el uso de personajes animados, enmascarados o criaturas digitales.

Como parte del trato, la empresa de Sam Altman se comprometió con Disney a implementar “controles robustos” y filtros de seguridad específicos, una exigencia impuesta por la multinacional tras los incidentes donde los usuarios utilizaron la IA de Sora para generar “contenido inapropiado” con sus personajes infantiles.

Además de la inversión, el contrato convierte a Disney en un socio preferente de OpenAI. La multinacional desplegará herramientas como ChatGPT y la propia Sora entre sus empleados para el desarrollo de procesos internos y nuevas “experiencias”, y distribuirá una selección de vídeos generados por IA en su plataforma de streaming Disney+.

El movimiento de Disney establece una hoja de ruta para la industria de la IA en la que el uso de los contenidos protegidos deberá contar con un permiso expreso, al menos en los contenidos audiovisuales. La multinacional mantiene litigios abiertos con los desarrolladores del generador de imágenes Midjourney y la empresa china Minimax, a las que acusa de piratería. También reveló que envió cartas de advertencia a la startup Character.AI, que permite diseñar chatbots en los que la IA puede actuar en base a las características e imagen de personajes de ficción.

El acuerdo llega cuando tanto OpenAI como otras empresas del sector de la IA mantienen juicios abiertos con escritores y guionistas, que los acusan de haber entrenado estos sistemas con sus obras sin su permiso y sin compensación.

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