Por qué hay mujeres que ya solo quieren salir con hombres más jóvenes
Desde que Asa Seresin impuso el término ‘heteropesimismo’ en una columna publicada en The New Inquiry en 2019, no hubo indicios de que la situación haya mejorado. La investigadora se refería a la falta de esperanza de las mujeres a la hora de encontrar una pareja masculina que llegue a sus estándares. Que, por lo general, suelen estar relacionados con el respeto emocional y sexual y alejados de frases tópicas como las que la ilustradora Rocío Quillahuaman recopiló en una sola viñeta con más de 100.000 'me gusta': “No quiero nada serio contigo, pero quiero que nos sigamos viendo y que seamos amigos. Se me hace raro que no hablemos, pero a la vez no estoy listo para una relación. Necesito saber de ti aunque sé que si no me hablas es porque quieres superarlo. No me gusta que hagas como que no nos conocemos. Te echo de menos y quiero que nos sigamos viendo, pero no quiero compromiso…” y sigue.
A estas alturas del artículo (el segundo párrafo) ya habrá lectores que sientan la necesidad de replicar que ‘las mujeres también mal’. Por el momento, no se ha dicho que todas las heterosexuales se comporten de forma impecable pero la sensación de que encontrar pareja es muy complicado está en el centro de la conversación entre solteras. Tanto que medios como The Cut buscaron respuestas y las compartieron en artículos titulados 'Simplemente busca un hombre más joven. Salir con alguien es terrible ahora mismo, pero algunas mujeres han descubierto una solución alternativa'. En TikTok, la plaza online del pueblo, también se comenta.
La ficción se esmeró en los últimos tiempos en romper este tabú aún presente en el siglo XXI. Películas como La idea de ti, con Nicholas Galitzine (31 años) y Anne Hathaway (43 años); BabyGirl, con Harris Dickinson (29 años) y Nicole Kidman (58 años) o la novela A cuatro patas de Miranda July (la protagonista tiene 45 años y su amante, 31), son algunos ejemplos. Y, por supuesto, relaciones como la de Emmanuel Macron (48 años) y Brigitte Macron (72 años) aparecen en los titulares cíclicamente por su diferencia de edad.
Irene (nombre ficticio) comentó que, desde que cumplió los 30 años (ahora tiene 38), sale con hombres de edades inferiores o la misma que ella. Previamente, solía preferir lo contrario, pero ya no. Su novio actual tiene 35 años aunque la distancia etaria es una casualidad. “Cuando nos conocimos yo tenía 21 años y pensé que él también”, dijo a elDiario.es. En aquel momento la historia no prosperó, pero cuando la retomaron, más de una década después, se hizo estable. Le gusta que él sea más joven por “su físico y su jovialidad”.
Estaba protegiéndome de quedar con hombres más mayores porque con ellos sí que he tenido experiencias suficientes que me hacen ver que hay ciertos patrones que claramente quería evitar
Antes de conocer a su pareja actual, para Marta mantener una relación duradera con un hombre más joven que ella era “un poco un 'no' rotundo”. Sin embargo, ahora tiene 37 años y su compañero siete menos. Su reticencia estaba motivada por una vivencia previa: “Yo le sacaba cinco años, cuando tenía 23 años y él 18. La dinámica acabó siendo que yo ejercía un poco el papel de madre/cuidadora”. Pero, tras una unión de muchos años con un hombre un lustro mayor que ella, buscó algo estimulante y lo encontró en un chico más joven.
Hasta que llegó la pandemia, las parejas más duraderas de Lara (nombre ficticio) siempre le sacaban entre cinco y diez años más. Pero en aquel tiempo raro en el que se podía ver con gente pero con toque de queda, decidió bajar el rango de edad en sus aplicaciones de citas. Su primer encuentro fue con un varón tres años más joven que ella y le gustó. Ahora tiene 35 años y prefiere salir con hombres de entre 28 y 38 años, no más. “Sobre todo he limitado mucho por arriba porque no ha sido tanto que los chicos más jóvenes sean mejores, aunque también”, apuntó, “sino que estaba protegiéndome de quedar con hombres más mayores porque con ellos sí que he tenido experiencias suficientes que me hacen ver que hay ciertos patrones que claramente quería evitar”. Esto tiene que ver con actitudes paternalistas o comportamientos inmaduros para su edad, explica.
Mejor comunicación
En los hombres más jóvenes, Lara detectó que los códigos para relacionarse “han cambiado bastante”. “En hombres más mayores he notado más tiranteces o más estrategias. Todo está más calculado o más medido a la hora de decidir si le escribo o no le escribo o si le digo que me lo he pasado bien o no después de una cita. Con los chicos más jóvenes es más natural”.
Marta también considera que los integrantes de generaciones posteriores a la suya “no tienen tantos problemas a la hora expresar abiertamente sus sentimientos o simplemente a hablar de sentimientos y emociones en general con sus colegas y sus parejas afectivo-sexuales. Percibo una masculinidad menos hegemónica, más deconstruida y positiva”. Sin embargo, en hombres más mayores “aunque lleven el discurso feminista y del hombre deconstruido por bandera” esto no ocurre o a ella no le parece “tan real”. “Creo que en ellos hay creencias y dinámicas muy arraigadas, fruto de una educación y una socialización de los que, al final, por mucho que haya voluntad les es difícil desprenderse”.
Para Eva, que tiene 35 años y está comprometida con un hombre nueve años menor que ella, la impresión es la misma: “Pienso que son menos machistas y valoran más a las mujeres”, declaró. Ella no buscaba a alguien por rango de edad, fue una cuestión de azar, pero cree que si en algún momento volviese a ligar quizá no volviese a juntarse con varones más mayores. O, al menos, no a propósito.
Según las vivencias de Lara, la comunicación también fluye mejor en los encuentros sexuales: “Todo mucho más fácil, cómodo, respetuoso y más igualitario en cuanto a esfuerzos”. Ella remarcó que es su percepción personal y que no habla de datos estadísticos, pero sí que considera que cuando ha tenido sexo con hombres más mayores, el placer estaba más centrado en ellos. “Cuando salen los debates sobre el consentimiento, que si hay que estar preguntando todo el rato si quieres o si no, todo esto llevado a la práctica es mucho más natural y fácil. Sí que te preguntan si te gusta, si te molesta, si está bien eso que están haciendo”.
De hecho, aunque sea una película cuestionable en algunos aspectos, hasta en Bridget Jones: loca por él (de momento la última entrega de la saga) se refleja ese cambio de actitud de los hombres hacia las mujeres en la cuestión del consentimiento. La protagonista tiene un novio 20 años más joven que ella y al final de la primera cita, él le pregunta si la puede besar. Ella, que tiene bastante experiencia en este campo, piensa con agrado: “Ah, la generación que pregunta” y todo continúa más o menos como si el testimonio de Lara se hubiese adaptado a la gran pantalla para todas las edades. Y no se trata de un título estrenado en el festival de cine independiente de Sundance, sino de una producción dirigida al público masivo.
Momentos vitales
“Para los hombres de la generación X o late millennials es más impensable estar con tías mayores, mientras que para los de la generación Z esa diferencia de edad está más naturalizada”, apreció Lara. Los datos de la aplicación de citas Flirtini recogidos en un artículo del periódico británico The Independent le dan la razón: el 52% de los hombres de la generación Z saldrían con una mujer entre cuatro y diez años mayor, en comparación con solo el 9% de los millennials y el 1% de la generación X. En cuanto a las mujeres, el 34% de las que pertenecen a este último arco etario afirmó que saldría con alguien diez o más años menor que ellas, un porcentaje que descendió al 10% entre las millennials y al 0% entre las chicas de la generación Z.
Cada pareja es un mundo en sí misma, él éxito de la relación no depende tanto de la diferencia de edad sino de los lazos y la compatibilidad que los une
María del Carme Banús fundó la agencia matrimonial SamSara Matchmaking en 1995 y afirmó que desde un punto de vista psicológico: “No se aconseja una pareja más joven o más mayor de diez años, ya que están en un punto vital diferente y es más fácil que surjan conflictos”. Pero en su empresa valoran, sobre todo, la compatibilidad entre las personas, por lo que la brecha generacional no es tan determinante. “Cada pareja es un mundo en sí misma, el éxito de la relación no depende tanto de la diferencia de edad sino de los lazos y la compatibilidad que los une”, atestiguó.
Por ejemplo, para Irene es esencial que su novio no tenga cargas de otras relaciones pasadas, como divorcios complicados o hijos, ya que se encuentra en una etapa en la que no quiere demasiadas obligaciones. Por lo tanto, es más probable que su compañero adecuado sea más joven que ella: “Los quiero libres como yo, sin más responsabilidades”. Marta expuso que, aunque cree que “los chicos de las generaciones posteriores a la mía se relacionan desde otros lugares que a priori me encajan más”, se trata de una generalización y si volviese al mundo de las citas trataría de no actuar “desde el prejuicio”. Lara es, posiblemente, la que más claro lo tiene: “Ha cambiado en lo que me fijo y mi atención se va a hombres más jóvenes”.
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