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Ya en las góndolas

El granero del mundo importa pan de Brasil, que a su vez le compra el 40% del trigo a la Argentina

El pan brasileño llegó a las góndolas de la Argentina, sexto exportador mundial de trigo

Alejandro Rebossio

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“Lo compré porque dice que es con masa madre... ¿Es de Brasil? No sabía, pero sale más caro que el de acá...”, comentaba una jubilada este viernes en el supermercado Jumbo del barrio de Almagro, la misma semana en que llegó a las góndolas el pan lactal Bauducco, importado de Brasil por impulso del gobierno de Javier Milei

En marzo pasado, el ministro de Economía, Luis Caputo, se reunió con empresarios supermercadistas y de la alimentación para reclamarles por los elevados precios y el ejemplo del pan Artesano que la mexicana Bimbo fabrica en cuatro plantas en la Argentina fue motivo de escándalo porque supera los $5.000, unos US$5 al dólar blue de entonces. “Es increíble que tengamos que importar pan... pero acá sale tan caro... vamos a tener que importar leche”, lamentaba otro cliente en la tarde fría del súper chileno, que suele liderar en importaciones.

La Argentina, que fue bautizada a fines del siglo XIX como “granero del mundo” por la exportación de trigo, ahora apuesta a importar pan de Brasil, que compra entre el 33% y el 40% del cereal en nuestro país. Aunque hoy en día se cultivan más maíz y soja que trigo, nuestro país aún es el sexto exportador mundial de este cereal. El socio mayor del Mercosur produce la mitad de su trigo y lo poco que no importa de la Argentina proviene sobre todo de Estados Unidos.

¿Acaso el pan lactal de Bauducco que se vende en los supermercados argentinos está hecho con trigo argentino? Es posible, pero no está comprobado, según comentan dos expertos en el mercado de este cereal. Este cronista se comunicó con Bauducco en Brasil, pero la compañía prefirió el silencio: “La empresa no va a comentar sobre el asunto”, respondió. Tampoco quiso comentar sobre cómo tomó la decisión de exportar a la Argentina. Pero no es nueva. Ya el año pasado había aparecido en las góndolas de Carrefour, aunque este 2024 la cadena francesa optó por no traerlo. En cambio, en Coto sí se consigue tanto Bauducco como su segunda marca, Visconti.

En una sucursal del barrio de Palermo en la cadena de Alfredo Coto no hay Bauducco, pero sí Visconti, a $1.819 por un paquete de 400 gramos. Es decir, el kilo cuesta $4.549. El Artesano de Bimbo cuesta mucho más, pero es la marca premium de la firma mexicana: $5.119 por 500 gramos, a razón $10.239 el kilo. La marca Bimbo cuesta $3.488 por 550 gramos, o sea, $6.342 el kilo. En cambio, Noly —la pyme que hace 40 años fundó en el conurbano bonaerense Luis Mariani y ahora es la segunda de un mercado dominado en un 70% por Bimbo— ofrecía en la misma góndola el paquete de 360 gramos a $1.619, es decir, $4.497 el kilo, un poco más barato que el brasileño. También había una marca llamada Mi Mago, también bonaerense, pero sin precio. En los grandes supermercados prevén importar más productos siempre que sean a buen valor y calidad, incluidos fideos, galletitas, queso, manteca y leche, sin importar la marca, a la que están dispuestos a posicionar.

En Jumbo hay dos góndolas especiales con Bauducco, uno con la bandera brasileña, como si el país del poroto y el arroz fuese famoso por el pan. Pero, claro, el Gobierno se ha ocupado de celebrar la importación de este producto como estrategia modelo para forzar a los locales a competir a precios más bajos. En la otra góndola se destaca: “Exclusivo en nuestras tiendas”. Además está en una tercera, junto a sus rivales criollos.

Cuesta $3.300 por 400 gramos. Es decir, a $8.250 el kilo. El Artesano, famoso por lo esponjoso, a fuerza de aditivos, está a $5.120, o sea $10.240 el kilo. El Bimbo cuesta $3.650 por 400 gramos, unos $9.125 el kilo. En este súper sí está la tercera marca de la firma mexicana, Lactal, que vale $3.330 por 460 gramos, unos $7.239 el kilo, más barato que el Bauducco, pero bastante más caro que el Visconti, que en Jumbo no se consigue. El Noly, que se elabora en Ciudadela, vale aquí todavía menos que la primera marca brasileña: $1.800 por 360 gramos, unos $5.000 por kilo. Cuisine & Co, la marca de Jumbo, se vende a $2.250 por 600 gramos, unos $3.750 el kilo. Un paquete del mismo tamaño de Mendía, a $3.000, por lo que el kilo cuesta $5.000.

Bimbo, que en abril despidió a 20 empleados y se quedó con 1.000 en la Argentina, descarta importar y prometió congelar los precios en mayo y junio, después del sablazo del 80% que pegó tras la devaluación del peso en diciembre pasado. La empresa mexicana se quedó en 2011 con su principal competidora local, Fargo, sin que el entonces gobierno de Cristina Fernández de Kirchner objetara la operación por la concentración del mercado. Frente a la embestida de los consumidores y del Gobierno contra sus aumentos de precios, en Bimbo responden que no se puede comparar el valor del Bauducco con el Artesano, un pan premium, sino que debería cotejarse con el Lactal, que es más barato que ese pan brasileño. Pero Lactal es más caro que Visconti.

Noly, en cambio, es más económico. “Es de locos que venga pan brasileño, es como tirarnos un tiro en el pie, traerá competencia por la materia prima, el trigo”, advierte el gerente comercial de Noly, Pablo Valentino. “Vimos el Bauducco y el Visconti esta semana en las góndolas y quedamos aliviados. Estábamos muy asustados porque pensábamos que la política de venta brasileña iba a ser mas agresiva en precios. Pero es un producto caro para la expectativa que había, no vino a romper la góndola. Es mas barato lo nacional, sacando la principal empresa del mercado”, analiza Valentino.

“El diferencial es la duración del paquete: dura tres meses, eso les permite exportar, pero para el cliente es lo mismo porque no vas a abrirlo y consumirlo en tanto tiempo”, continúa el gerente de Noly, cuyos panes resisten 18 días. Los de Bimbo, 28. Otra vez es cuestión de aditivos, que se importan. Como los del Artesano: “Ese producto rompió todo”, reconoce Valentino su sabor fresco. Noly produce en general con todos ingredientes locales, pero importa algunos aditivos y los debe pagar en cuatro cuotas porque el Banco Central no entrega todos los dólares para traer insumos del extranjero. En cambio, les da el 100% de una sola vez a los que importan alimentos terminados, lo que constituya una competencia desigual.

“La calidad del producto brasileño no es buena”, continúa el ejecutivo. “Para mí, lo que se intentó es sacar el monopolio, molestar al líder del mercado. Pero me molesta porque podrían haber fomentado la producción nacional, con menos impuestos, justo cuando estamos adelantando vacaciones y laburando menos turnos porque estamos operando al 60% de nuestra capacidad, cuando el año pasado estábamos al 80% o 90%. La presencia brasileña nos quita exhibición en góndola. El año pasado se dispararon los costos y nosotros los trasladábamos a precio. Después, en diciembre, no se entendió por qué la principal marca subió tanto los precios. A nosotros nos benefició porque les comimos torta del mercado. En una situación normal hubiésemos vendido más, pero el mercado está pinchado y ahora encima viene la competencia brasileña... Acá se subieron a una batalla contra la marca principal, pero en el medio la ligamos todos”, cuenta el gerente de Noly, que lleva como nombre el apodo de la esposa del fundador, que sigue trabajando a sus 84 años.

La pyme exporta tapas de empanadas, que fabrica en Caseros, a Estados Unidos y España. Ahora deberá enfrentar la competencia del sexto grupo de alimentos de Brasil, la octava economía del mundo. Todo legal, como dirían del otro lado de las cataratas del Iguazú. No será la primera vez que la Argentina exporta materias primas e importa productos con esos insumos y mayor valor agregado, como con el cuero y los zapatos y tantos otros ejemplos de malos negocios para el desarrollo del país.

AR/JJD

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