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La inflación de noviembre no bajará del 3% y se anticipan seis meses con mayores subas

La inflación anual terminará por encima del 50%, cerca de los niveles récord de 2019

Delfina Torres Cabreros

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Si bien se espera que sea inferior al 3,5% que marcó en septiembre y octubre, las estimaciones de consultoras privadas anticipan que la inflación estará por encima del 3% también en noviembre, impulsada por alimentos y por algunas otras subas puntuales como expensas y cuotas de colegios privados. El promedio de las proyecciones del mercado relevadas por el Banco Central arroja una suba de precios del 3,1% mensual, que pese a mejorar los dos datos anteriores estará seguida por seis meses de inflación más elevada, con un pico de 4% estimado para marzo. 

El Índice de Precios al Consumidor (IPC) oficial será publicado este martes por el Indec. En el último informe, correspondiente a octubre, la inflación fue de 3,5% y mostró un acumulado de 41,8% en el año. De acuerdo con el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la inflación minorista cerrará en 51,1% para 2021 —lo que la acercará a los valores récord de 2019 y la ubicará por encima del pronóstico oficial, de 45,1%— y será todavía más alta en 2022. 

Pese a los intentos del Gobierno por contener la situación, los alimentos siguen siendo un motor central de la suba de precios, lo que impacta sobre todo en los hogares más pobres, que destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a comprar comida. De acuerdo con la consultora LCG, los alimentos marcaron una suba de 3% en noviembre, lo que muestra que aun en un contexto de congelamiento tuvieron una aceleración de 0,5 puntos porcentuales contra el mes anterior.

Así, por la suba de alimentos, sumada a los aumentos autorizados en noviembre (servicio doméstico, colegios privados, expensas), LCG espera un registro nuevamente superior al 3% mensual, que sucedería a dos meses seguidos con inflación de 3,5%. “En el año, la suba de precio ascendería a 47% y 52% en relación con un año atrás”, apuntó en un informe. 

De acuerdo con las estimaciones de Ferreres & Asociados, la inflación de noviembre se situó en el 2,9%, impactada por los precios de gastos en la vivienda, indumentaria y transporte y comunicaciones. Ecolatina anticipó un dato de 3,2%, con una suba mayor en alimentos, y en la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE) proyectaron 3%. El análisis de Equilibra anticipó una suba de 3,3%, mientras que EcoGo estimó 3,9%. 

En C&T estimaron un alza de 2,6% mensual en noviembre, con el mayor impulso proveniente del rubro educación, por el aumento autorizado a diversos colegios y esparcimiento, con gran influencia del turismo por el fin de semana largo. También contemplan la presión de indumentaria, en un “típico” comportamiento del mes de noviembre por la mayor demanda por ropa de verano. “Alimentos y bebidas, al igual que otros productos de consumo masivo, se moderaron fuertemente debido a la baja de precios que se dio sobre fin de octubre a causa del congelamiento de precios, que generó un gran arrastre estadístico en noviembre —precisó LCG—. Pero los alimentos, en especial, retomaron el alza durante noviembre, sobre todo, en la segunda y en la cuarta semana; esto deja un elevado arrastre estadístico para diciembre, lo que anticipa que en diciembre la inflación será más elevada no solo de este rubro sino en general”.

Para diciembre, mes en el que las compras de las fiestas de fin de año suman presión a los precios, el Gobierno acordó con frigoríficos la comercialización de cinco cortes de carne de consumo masivo a precios accesibles en cadenas de supermercados. Según las primeras mediciones, la carne lidera la inflación mensual.

Por otro lado, el 7 de diciembre pasado la Secretaría de Comercio oficializó la incorporación de 111 nuevos productos a la canasta ampliada de Precios Cuidados, al tiempo que dio da baja otros 261 por pedido de las empresas proveedoras. Entre los que se sumaron se cuentan 13 productos navideños, como pan dulce, budines, y sidra.

A poco del cierre del año, quienes participan del REM proyectaron que la inflación general cerrará en 51,1% el 2021, lo que resulta 15 puntos porcentuales superior a la registrada en 2020 (36,1%), y también elevaron el pronóstico de inflación para 2022 a 52,1% y proyectaron un aumento de 40,8% en 2023.

El comportamiento de los precios, que según el ministro Martín Guzmán comenzará a descender en los próximos meses, dependerá de una serie de decisiones que tome el Gobierno. Entre ellas, afectará la estrategia que adopte en el frente cambiario. Según LCG, un salto en el tipo de cambio sin corrección de variables reales solo llevaría a una nominalidad más alta y podría generar una inercia inflacionaria que deje a la economía operando con una inflación superior al 50% de este año y el riesgo de inestabilidad cambiaria y bancaria. 

“Avanzar con el crawling peg no es más que dejar de deteriorar los fundamentals de la economía que la misma directora del FMI apuntó como uno de los objetivos del programa de Argentina. Es una estrategia no exenta de costos, hoy el tipo de cambio moviéndose a menos de un tercio de la inflación funciona como un ancla sobre los precios”, apunta el informe. “Bajo este panorama uno no puede esperar un 2022 con inflación inferior al 60%. Lo curioso es que yendo a esta nominalidad tan elevada el Gobierno insiste en decir que la inflación irá cediendo año a año”, suma la consultora, para quien esta “falta de sinceridad” atenta contra el objetivo de calmar la economía, porque la inflación anticipada tiene costos distintos a la que toma a los agentes “por sorpresa”. 

El Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano pronostica que 57% será el piso para la inflación de 2022, a menos que se introduzca un serio plan de ataque a la inflación, lo que es poco probable, al margen del compromiso que se adopte con el FMI. 

“La necesidad de introducir algunos retoques tarifarios, junto con el deslizamiento de la cotización del dólar para evitar un retraso cambiario significativo, así como los incrementos salariales pactados, son factores que presionarán sobre la inflación desde el ángulo de los costos”, apuntó Víctor Beker, director del CENE. “La emisión monetaria lo hará desde el punto de vista de la demanda, mientras que la inercia inflacionaria, en una economía semiindexada, asegurará que no haya una merma significativa en las tasas de incrementos mensuales de precios. Por lo tanto, inflación de costos, inflación de demanda e inercia inflacionaria se combinarán para asegurar que los precios sigan su actual derrotero”.

DT

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