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Massa apuesta a que el país pase de paria a estrella de la energía, con más subas de tarifas

Massa, ante la mirada de la secretaria de Energía, Flavia Royón y el gobernador neuquino, Omar Gutiérrez.

Alejandro Rebossio

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Apenas asumió como ministro de Economía hace tres semanas, Sergio Massa le pidió a su secretaria de Energía, Flavia Royón, que ajustara el gasto en general y en las escasas divisas en particular. Royón, que venía de ser ministra de Minería y Energía de Salta y de ser gerenta general de un frigorífico salteño de los Brito, comenzó por adoptar una quita de subsidios tres veces mayor a la prevista hasta entonces y a suspender la importación de barcos con gas natural licuado (GNL), encarecidos por la guerra de Ucrania, ya que no fue necesario utilizarlos en agosto por diversos factores. Se evitó la compra de las últimas cuatro embarcaciones programadas para este invierno -ya en septiembre no se requieren más- porque en Brasil llovió más y exportó más hidroelectricidad, las centrales termoeléctricas usaron más combustibles líquidos que gas, Bolivia elevó sus envíos gasíferos, las temperaturas fueron más altas de las habituales y Vaca Muerta bate mes a mes récords de producción de hidrocarburos. Por la cancelación de los barcos, en su mayoría provenientes de Estados Unidos y la mundialista Qatar, las multinacionales comercializadoras les devolvieron dinero a la Argentina porque los venderán más caros a otros destinos más desesperados por el inestable suministro de Rusia. Por devolver uno de los buques, el Estado percibirá hasta US$ 136 millones.

Massa ahora apuesta a que el país deje de ser paria de la energía, urgido de importar a cualquier precio GNL para evitar cortes en la industria y con déficit comercial en los últimos dos meses pese al boom exportador. Aspira a dar un giro de 180 grados que convierta al país en estrella de la energía. Como dijo el presidente de la eléctrica estadounidense AES en la Argentina, Martín Genesio, hace dos semanas en la jornada del Council of the Americas al que asistió el ministro, no hay un país en el mundo que ofrezca en la actualidad un potencial mayor que este porque tiene hidrocarburos no convencionales -las segundas mayores reservas de gas y las cuartas de petróleo, aunque entre convencionales y las que no lo son figura por encima del puesto 30- y cuenta con vientos y radiación solar aptos para la generación de energías renovables, recursos para la producción de hidrógeno y el segundo mayor caudal de litio, mineral utilizado para las baterías de autos.

No hay un país que ofrezca un potencial mayor que este porque tiene hidrocarburos no convencionales, vientos y radiación solar para la generación de energías renovables, recursos para la producción de hidrógeno y el segundo mayor caudal de litio

El jefe del Palacio de Hacienda, Royón, y los presidentes de YPF, Pablo González, y de Enarsa, Agustín Gerez, ambos cristinistas, viajarán el 9 de septiembre a Houston, capital de la industria petrolera norteamericana, para reunirse con ejecutivos de cuatro petroleras, Chevron, Exxon Mobil, la angloholandesa Shell y la francesa Total. Las cuatro están presentes en Vaca Muerta, pero los funcionarios quieren que inviertan aún más allí. No por nada les otorgaron a las petroleras mayor disponibilidad de los dólares de exportación. Además, Royón y Gerez vienen hablando con firmas radicadas aquí dispuestas a financiar el segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner, desde Salliqueló (provincia de Buenos Aires) hasta San Jerónimo (Santa Fe). Más allá de que con Massa se terminaron las internas en el área energética, el ministro le pidió el 10 de agosto al jefe de Enarsa en público en el acto de inicio de las obras del primer trayecto del tubo -de Vaca Muerta a Salliqueló- que en 30 días, es decir, el 10 de septiembre, tenga lista la licitación para completar toda la obra. El gasoducto permitirá reducir importaciones de Bolivia, planear ductos hacia el norte del país y elevar exportaciones a Brasil y Chile.

Para enviar el gas a Alemania y otros países de Europa que hasta ahora dependen de Rusia, las petroleras no solo requieren del gasoducto sino que también ya acercan propuestas al Gobierno para construir pequeñas y grandes plantas de licuefacción para convertirlo en GNL. Incluso hay empresas que no están en el país y que están interesadas en este negocio de comercialización en particular, como Repsol y otras alemanas. Sería llamativo que la compañía española vuelva a la Argentina a 10 años de la nacionalización del 51% que tenía en YPF, pero la codicia hace olvidar el pasado. Otra opción consiste en exportar el gas a Chile y transformarlo allí en GNL. Cualquiera de estos proyectos implicaría firmar contratos de suministro ininterrumplibles, como los que el gobierno de Néstor Kirchner echó por tierra con Chile porque el país estaba carente de gas para el mercado interno y la ley de hidrocarburos le da prioridad al autoabastecimiento antes que a la exportación.

Pasado lo peor de lo invierno, por estos días crece el envío de gas a Chile. Royón espera que la nación vecina recupere la confianza perdida en el abastecimiento de la Argentina para que aumente su demanda y reemplace la provisión de GNL de otros países lejanos. Para ello, la secretaria considera que deberían firmarse otra vez contratos ininterrumplibles. Cree que ahora Vaca Muerta asegura el suficiente gas como para abastecer la plaza interna y además exportar.

No todo es gas

Pero el Gobierno no sólo apuesta al gas. También al petróleo, más allá de los cuestionamientos por su impacto ambiental -también los hay contra el fracking, o fractura hidráulica que se usa para extraer gas y crudo en Vaca Muerta-. Crece a buen ritmo la exportación petrolera de esa área neuquina, pero además Massa y Royón buscan avanzar con la polémica exploración offshore a 300 kilómetros de la costa atlántica bonaerense, resistida en Mar del Plata, y quiere crear un régimen para impulsar las cuencas convencionales, como la de Salta, con el argumento de que, aunque declinan en producción, mantienen empleos y tienen impacto regional.

Además, la administración Massa procura apuntalar la energía verde. Esta semana visitó Buenos Aires el viceministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Tobias Lindner, que se reunió con Royón y el canciller Santiago Cafiero. Conversaron en especial sobre la posibilidad de exportar hidrógeno y sobre la necesidad de reactivar un convenio de cooperación sobre energías limpias. También Japón quiere recuperar un tratado similar, mientras que sus empresas miran con atención los proyectos de hidrógeno en la Argentina. Aquí por ahora no se produce, pero hay iniciativas de la australiana Fortescue en Río Negro, de la norteamericana MMEX en Tierra del Fuego, del gobierno de Jujuy y otro de Enarsa en Bahía Blanca, en cooperación técnica con Alemania. La secretaria de Energía quiere impulsar un proyecto de ley para el desarrollo del hidrógeno, combustible alternativo al petróleo que se ofrece como opción para la movilidad del futuro. La otra alternativa verde para los vehículos son los eléctricos, con baterías de litio.

El Gobierno también anhela volver a poner en marcha las energías solar y eólica, que tuvieron su despliegue en el gobierno de Mauricio Macri hasta que la crisis de 2018 les cortó el financiamiento. Este mes finalizó una convocatoria para que se presenten “manifestaciones de interés” en conectar parques renovables al sistema eléctrico y el Estado recibió 491 propuestas del sector privado. Ahora deberán analizarse. Resulta clave la conexión de las iniciativas a la red de transporte eléctrico.

Todo el impulso de Massa a la energía tiene su contraparte en el aumento segmentado de tarifas. Royón reglamentó este jueves la reducción de subsidios a la generación eléctrica y en los próximos días hará lo propio con las subvenciones a la producción de gas. Aunque aún las provincias no mandaron a las distribuidoras los listados de los clientes que mantendrán parcial o totalmente las ayudas, está decidido que a partir del 1 de septiembre ya regirá la quita para el 30% de los hogares con más altos ingresos y para el 40% de los de clase media que se excedan en el consumo. Las boletas con aumentos comenzarán a llegar en noviembre en los casos de los clientes de Edenor y Edesur. El ahorro de subsidios implicará hasta el 0,7% del PBI en 12 meses. Para lo que resta de 2022, el impacto resulta bastante menor y por eso economistas como Hernán Hirsch, de FyE Consult, advierten de que el Gobierno deberá hundir el bisturí en obra públicas y giros a las provincias, además de los recortes ya aplicados a la educación, la salud, los créditos hipotecarios Procrear y el transporte.

A partir del 1 de septiembre ya regirá la quita para el 30% de los hogares con más altos ingresos y para el 40% de los de clase media que se excedan en el consumo

Pero el ajuste de las facturas no se detendrá allí. El Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) analiza por estos días los pedidos que formularon en las audiencias públicas de este año las distribuidoras porteñas, que en 2022 recibieron un aumento del 8% en marzo, frente a una inflación del 71%. En Edenor y Edesur comentan que por ahora no están negociando nada, pero fuentes oficiales admiten que se analizarán sus planes de obras para evaluar con posterioridad eventuales aumentos. No se sabe si ocurrirán antes de fin de año, pero se descuenta que arranquen a principios de 2023. Los dueños de Edenor, José Luis Manzano, Daniel Vila y Mauricio Filiberti, mantienen una estrecha relación con Massa. Edesur pertenece a la italiana ENEL.

AR

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