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En plena negociación con el FMI, Pesce le reclama más plazo y menos tasa de interés

El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, en el cierre de las jornadas monetarias con el funcionario Germán Feldman.

Alejandro Rebossio

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El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, irrumpió este miércoles con fuertes declaraciones públicas en medio de las negociaciones privadas que mantiene el equipo económico con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reprogramar la devolución del préstamo récord que tomó el gobierno de Mauricio Macri. En el cierre de las Jornadas Monetarias y Bancarias 2021, que organiza el Central cada año, Pesce opinó que es necesario que el FMI flexibilice las condiciones de préstamos extraordinarios como el que le brindó a la Argentina. En su entorno aclararon que se trató de un reclamo de una reforma estructural en general y no parte de la discusión actual por el crédito que se contrajo en 2018 y que se tornará impagable a partir de marzo próximo. 

“No hay que descartar que se repitan otras circunstancias similares, en otros países; por eso, hay que adecuar los plazos y las tasas de interés a los volúmenes de asistencia que puedan requerir los países miembros del Fondo, especialmente los países en vías de desarrollo”, señaló Pesce, y añadió: “En ese sentido, me parece valioso explorar mecanismos bilaterales de asistencia a través de los bancos centrales y de mecanismos de swap de monedas, o la utilización de los Derechos Especiales de Giro (DEG) o la ampliación de los DEG que se dio este año a aquellas naciones que no los requieran”. Añadió que es fundamental “poder canalizar estos recursos vía multilateral pero también vía bilateral a aquellos países que requieren asistencia y que no necesariamente son países pobres, sino países de ingresos medios que tienen situaciones de estrés financiero”. 

Ferreyra

Las palabras de Pesce resonaron dos días después de que el empresario y militante kirchnerista Gerardo Ferreyra, dueño de la constructora Electroingeniería, sugiriera por un hilo de Twitter apostar a financiarse con China y Rusia para pagar al FMI: “Argentina no debe apresurarse por acordar con el FMI. Es una cuestión estratégica, geopolítica, de la cual deben participar varios países de la región. Porque el endeudamiento fue violento, forzoso y condicionante. Además nació de una decisión política imperial amañada con cipayos locales. La salida de la encerrona que nos dejaron (Donald) Trump y Macri se hace con inteligencia y alianzas geopolíticas internacionales, elaborando un Plan B a las actuales negociaciones que lleva adelante el Gobierno casi en soledad. No esperemos solidaridad del mundo financiero, EE.UU., UE (Unión Europea), es en vano. 'Los muertos no pagan' (NK) [en alusión a Néstor Kirchner]. Bajo esa premisa debemos elaborar una estrategia de crecimiento asociado con China y Rusia, creando un fideicomiso de inversión para el crecimiento y la exportación. Apuntando a 100 mil millones de dólares de exportaciones, de los cuales se destinarán al repago un 3% anual durante 15 años, con espera de cinco años para que se realicen inversiones de infraestructura con los estados que están dispuestos a invertir en energía (centrales nucleares, hidroeléctricas, térmicas), alimentos y minerales, que se exportarán industrializados, como China y Rusia. Las condiciones geopolíticas maduraron y el peronismo, con CFK [Cristina Fernández de Kirchner] y su relación directa con [Vladimir] Putin, Rusia, y Xi [Jinping], China, puede liderar un acuerdo como este. Los estados acreedores cobrarán su deuda, pero deberán aceptar esta estrategia de crecimiento para el pago por parte de Argentina. El mundo unipolar y hegemónico de EE.UU., que sometió a los países que luchan por su independencia a guerras, invasiones, sanciones y lawfare de la mano de su justicia extraterritorial, está tocando a su fin. Rusia y China con su alianza militar y energética están creando un nuevo orden”.

Verbitsky

Mientras, la negociación entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el FMI continúa y no incluye los reclamos de Cristina Kirchner y Pesce para alargar el plazo de devolución del crédito, de los 10 años permitidos por el estatuto del organismo a 20 años, ni de los sobrecargos que encarecen la tasa. En su última columna dominical, el periodista Horacio Verbitsky en el portal El Cohete a la Luna contaba que Alberto Fernández y el jefe del Palacio de Hacienda están en sintonía con la vicepresidenta y que la discusión contempla estos puntos básicos:

  • “No habrá una extensión del plazo de diez años que el FMI establece para los Acuerdos de Facilidades Extendidas. La Argentina había planteado que se duplicara. Lo mejor que se consiguió es una cláusula de nación más favorecida, por la cual el país pueda acogerse a cualquier mejora que se otorgue a cualquier país o categoría de países en el futuro.
  • Tampoco se modificarán las sobretasas que el estatuto del FMI impone a aquellos países cuyos créditos excedan del porcentaje que les corresponde por su participación en el capital del organismo. Ese es claramente el caso del préstamo stand-by de 57.000 millones de dólares (de los cuales sólo se concretaron 45.000, porque el actual gobierno se negó a recibir el total pactado por su predecesor). El argumento de que el FMI fue corresponsable de esa demasía y que lo hizo por razones políticas y en infracción a sus propios reglamentos rebotó contra las limitaciones que los accionistas mayoritarios [países ricos como EE.UU., Japón, Alemania o Francia] imponen al equipo técnico de la institución multilateral.
  • El FMI podría crear el año próximo un fideicomiso de resiliencia y sostenibilidad que permita a los países más poderosos transferir a los más pobres y los de ingresos medios, la ampliación reciente de DEG. En tal caso, Alberto ya cuenta con el visto bueno de México, España, Francia y Portugal. Pero por ahora se trata de una bandada en vuelo y no de un pájaro en mano.
  • El Fondo no exigirá las temibles reformas previsional y laboral que limarían ingresos y derechos de jubilados y trabajadores y que generarían una guerra social.
  • Lo que se debate en definitiva es la reducción del déficit fiscal: de qué magnitud, en qué plazo y de dónde saldrán los recursos“.

Analistas con diálogo directo con el FMI destacan que Guzmán ha recibido el mandato de Cristina Kirchner para negociar y sin las condiciones que ella exigía. También valoran que el ministro haya que aclarado el pasado viernes, en diálogo con Radio Con Vos, que buscará un acuerdo para después presentarlo ante el Congreso y que el diálogo con el organismo podría extenderse hasta fin de año. Es decir, se corre el plazo de llevarlo al Poder Legislativo a principios de diciembre, o sea, la semana próxima, como había prometido Fernández en un principio. Un diputado del PRO reconoce en privado que si el Gobierno presenta un acuerdo con el FMI, será difícil que la oposición lo desapruebe.

Claro que primero debe arribarse a ese pacto. En Economía admiten que el Fondo se muestra duro contra dos aspectos: el financiamiento monetario del déficit fiscal, lo que implicaría reducir subsidios energéticos y del transporte pero también otros gastos, y la elevada brecha entre el dólar oficial y el paralelo, que dificulta el objetivo de acumulación de reservas del Central para repagar la deuda. En el organismo estaban hasta hace poco impacientes: “Queremos que nos traigan un plan, por ahora sólo nos mostraron un presupuesto con perspectiva de género”. Sin embargo, ahora admiten que están negociando en serio.

AR

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