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¿Y el problema eran los salarios? Amazon dispara sus beneficios subiendo sueldos

Protestas de trabajadores de Amazon frente a uno de los almacenes de la compañía en España.

Carlos del Castillo

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Tras muchas negativas, conductas antisindicales, espionaje, críticas a periodistas, huelgas y despidos de trabajadores que intentaban organizar al resto para lograr mejores condiciones laborales, Amazon aceptó mejorar los sueldos de sus trabajadores este 2021. Destinó 4.000 millones de dólares a subir los salarios de sus 1,6 millones de empleados en todo el mundo. ¿Lo han sufrido sus cuentas? Parece difícil defender que haya sido así. La compañía ha publicado los resultados de su ejercicio fiscal de 2021, que muestran un aumento de su beneficio neto del 56% respecto a 2020. Los mercados lo han recompensado aumentando el valor de la compañía en bolsa 200.000 millones de dólares en una sola jornada.

Amazon ha pasado de ganar 18.677 millones de euros limpios el año pasado a 29.213 millones este 2021. Sus ventas han subido un 20% hasta los 411.373 millones, aunque su negocio de comercio electrónico se ha visto perjudicado por la variante ómicron y su impacto en forma de bajas de trabajadores contagiados y cuarentenas. “Hay casos en los que pagamos dos o tres veces por la misma hora de trabajo”, se ha quejado su jefe financiero durante la presentación de los resultados fiscales en referencia a ese absentismo forzado por el coronavirus.

Para contrarrestarlo, la multinacional contrató a 160.000 trabajadores más en los últimos dos meses y mejoró las condiciones de los ya contratados. En España subió dos euros la hora los sueldos de los repartidores y contrató a 300 personas. No obstante, ómicron no ha sido el único responsable de esas decisiones. Amazon se estaba quedando sin trabajadores debido a las pobres condiciones que, como muchas otras grandes compañías, estaban ofreciendo a los empleados a comienzos de este año.

El proceso ha sido mucho más perceptible en EEUU, donde ha adquirido el grado de movimiento social y se conoce como “La Gran Dimisión”. Muchos trabajadores se han cansado de los insuficientes salarios que ofrecen las grandes empresas a los trabajadores menos cualificados y renuncian a sus empleos. Son millones cada mes: según el Departamento de Estadísticas de Trabajo de Estados Unidos, fueron 4,4 millones los trabajadores que se despidieron voluntariamente en noviembre, 4,2 de octubre o 4,3 de septiembre. En total ya van casi 40 millones solo en EEUU y buena parte son mujeres. ¿Por qué? Se investiga si es una consecuencia del coronavirus (para cuidar a familiares o evitar contagios) o simplemente del hartazgo.

En España se dio una situación similar al inicio de la temporada turística, cuando los hosteleros se quejaban de la falta de camareros y estos de las pésimas condiciones laborales de la mayoría de ofertas. “Pagadles más”, recomendó el presidente Joe Biden a empresas como Amazon ante la falta de mano de obra. La multinacional lo hizo y sus cuentas no se han resentido, sino que se han disparado. Entre otras cosas porque la compañía ha decidido subir también un 17% el precio de Prime (su suscripción para tener envíos más rápidos y acceso a su plataforma de contenidos) para los usuarios de EEUU, un aumento que pronto podría repercutir en Europa. Pero también porque la clave de su negocio depende cada vez menos de las personas.

El verdadero negocio de Amazon

Dentro del paraíso también hay élites. Las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft) son las empresas más valiosas del mundo, pero una cosa es ser Facebook y otra, Apple. La primera acaba de meterse el mayor batacazo de su historia en bolsa debido a que su negocio, aunque enorme y con patas en cada rincón de la red, está concentrado en un 98% en la publicidad basada en los datos personales que extrae tanto de sus usuarios como de personas que no lo son. Hay actores que pueden meterle el dedo en el ojo, como reguladores de privacidad o fabricantes como Apple, que le ha cerrado la puerta de sus dispositivos y hecho perder miles de millones instantáneamente.

Es un problema que Amazon no tiene. Amazon es el actor mas importante del comercio electrónico del mundo occidental, pero mucho más importante que eso es su peso cada vez mayor en el negocio de la nube, clave en la sociedad digital. Cientos de miles de empresas e instituciones públicas dependen de Amazon Web Services (AWS) para sostener toda su estructura online, mientras que la compañía no depende más que de su propia infraestructura para proporcionarles ese servicio.

En los resultados de Amazon presentados esta semana se refleja un aumento del 37% de los beneficios de AWS, lo que la consolida como el líder indiscutible del sector de la nube por delante de Microsoft y Google. Cuatro de cada seis servicios digitales se sirven a través de AWS, cada vez son más y cada vez le reportan más beneficios. Esto no solo tiene consecuencias económicas, sino también sociales: Amazon se ha convertido en uno de los principales embudos del tráfico de red mundial, con lo que si su servicio sufre una caída puede arrastrar a la mitad de Internet con él.



Su dominio del negocio de la nube ha demostrado que la multinacional puede sobrevivir incluso a los golpes que reciba su actividad principal, como ha ocurrido con el comercio electrónico. Amazon es además la multinacional tecnológica que más invierte en I+D, con unos 50.000 millones de euros este 2021. Alphabet (Google) se queda en los 25.000 y Meta (Facebook), Apple y Microsoft están por debajo de los 20.000 millones, como recoge The Economist.

Amazon pone el foco en la robótica, lo que le permitirá seguir automatizando los almacenes y los envíos para librarse de cada vez más trabajadores, pero no es su único interés. La compañía apuesta fuerte por el espacio en un claro movimiento por sostener su dominio de la infraestructura de Internet en el caso de que esta pase a estar dominada por los minisatélites en vez de por los cables submarinos. También por el coche eléctrico y autónomo, lo que podría ir en línea con la posibilidad de aplicar esta tecnología a los repartos.

Este 2022 será clave en el futuro de la compañía. Por un lado, será el primer año completo con Andy Jassy al frente después de que el fundador y CEO durante 27 años, Jeff Bezos, le pasara los mandos en julio. Jassy (que anteriormente era el jefe de AWS) tendrá que seguir lidiando con las reclamaciones de los trabajadores para lograr mejores condiciones.

Este mismo viernes comienza la votación de los empleados de uno de sus grandes almacenes en Alabama (EEUU) para decidir si forman o no un sindicato, después de que un plebiscito con el mismo objetivo fuera suspendido el año pasado debido a “interferencias e injerencias” por parte de la compañía. El período electoral concluirá el 28 de marzo y de aprobarse sería el primer sindicato oficial de Amazon en EEUU.

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