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Quiénes son los ganadores de la inflación en el gobierno de Alberto Fernández

Automóviles, uno de los productos que más se encarecieron durante la gestión del Frente de Todos.

Alejandro Rebossio

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La inflación alta en general es un río revuelto que impide mantener un curso de navegación a largo plazo. Lejos está de favorecer el desarrollo de una economía ni de negocios de largo alcance. Pero al mismo tiempo en que unos pierden, otros ganan, aunque sea en el corto plazo. En los primeros dos años y tres meses del gobierno de Alberto Fernández, los vehículos, las frutas y verduras, las carnes, la indumentaria, los materiales de la construcción, los restaurantes y los electrodomésticos figuraron entre los rubros que aumentaron más sus precios que los de la inflación en general, según un análisis elaborado por la consultora Eco Go, que dirige Marina Dal Poggetto y cuyos números se pueden observar en el siguiente gráfico:

Los ganadores del periodo se vieron favorecidos por diversos impactos de la pandemia. Sin embargo, algunos de ellos también fueron víctimas del Covid-19, ya sea por la caída inicial de la actividad por la cuarentena o por el efecto del encarecimiento mundial de los costos de producción que trajo la enfermedad.

La invasión de Ucrania por Rusia ha impactado a su vez en los precios de los alimentos y la energía al nivel global. Además de las dolorosas pérdidas de vida, también trajo ganadores y perdedores en lo económico. De hecho, el ministro de Economía, Martín Guzmán, menea la posibilidad de aplicar un impuesto a la renta inesperada. Pero más allá de esa especulación, los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) muestran qué sectores han remarcado más que el 16% de inflación acumulada en el primer trimestre de 2022: pan y cereales (21%), lácteos (19%), frutas (23%), verduras (64%) y ropa (20%). También hay dos rubros que subieron más que el índice de precios al consumidor (IPC), pero no se los puede incluir entre los ganadores por diversos motivos: la electricidad y el gas (21%), cuya alza de tarifa se aplicó en marzo después de un 2020 de congelamiento y un 2021 con una suba de sólo 10%; y la educación (25%), dado que las cuotas de los colegios privados suelen aumentar al iniciarse las clases.

Pero también hay que analizar qué sucede con los precios mayoristas a la hora de buscar ganadores. Entre enero y marzo, los rubros que más remarcaron fueron: productos agropecuarios (27%), pesqueros (22%), alimentos y bebidas (18%), ropa (26%) y productos refinados del petróleo, es decir, nafta y gasoil (18%). En los últimos 12 meses, los valores mayoristas que más subieron, por encima del indicador general del 50%, incluyen a los productos agropecuarios (59%), pesqueros (89%), minerales (60%), alimentos y bebidas (58%), productos textiles (58%), indumentaria (73%), madera y sus subproductos (66%), impresiones (59%), productos metálicos (57%) y medios de transporte excluidos los automotores (88%).

Costos y abastecimientos

Cuando se consulta a los sectores ganadores de la inflación, ninguno quiere reconocer que ha sacado ventaja de la pandemia o de la guerra. Siempre achacan sus remarcaciones a aumentos de costos. “Hoy hay más demanda que oferta. Por lo tanto, el vehículo se volvió un bien escaso y, al no poder satisfacer la demanda total de cero kilómetro, también lo autos usados se revalorizaron”, explica Martín Zuppi, presidente de las marcas Fiat, Jeep y RAM de la automotriz Stellantis. “En cuanto a los precios, el grupo acompañó la media de la industria durante 2021 y continuará por este sendero en 2022, dependiendo de cada segmento y análisis competitivo del mercado. Los aumentos no sólo se explican por el tipo de cambio en la Argentina, sino también por los saltos del real brasileño y los aumentos de materias primas con el metal o el aluminio, además de los altos costos de la logística”. También en Volkswagen atribuyen el alza a la mayor demanda que la oferta.

En otra de las principales automotrices alegan que existe un problema global de abastecimiento de microchips y semiconductores, que también son demandados por los fabricantes de celulares, computadoras y tablets, todos artículos muy requeridos en una cuarentena que cerró industrias por meses y que ahora vuelve a afectar a China. En 2021, el mundo demandó 100 millones de autos, pero se produjeron 89 millones. Esto repercutió en los precios, incluso en mercados muy competitivos como el de Estados Unidos, donde algunos usados terminaron cotizando más caros que los nuevos, que eran escasos y había que aguardarlos en lista de espera. Esos inconvenientes se exacerban en la Argentina, donde hay faltantes de autos importados por las restricciones de dólares, pero en las automotrices que más exportan reconocen que no tienen este problema sino el de la exigua producción de los países proveedores como Brasil.

En el sector de frutas y verduras hay grandes productores, como San Miguel, Patagonian Fruits, PAI, Citrusvil o Ledesma, pero también pequeños, como los que se nuclean en la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT). En esta organización de campesinos, su vocero, Gastión Wahnish, explica el alza de precios: “Hay muchas variables. Hay cuestiones estacionales: suben precios cuando no es la estación. Cuando hay un desastre natural, como sequía, inundación, granizo, incendios, se pudre la producción, no se puede sacar del territorio, no llega o llega menos al consumidor y eso termina encareciendo el producto. Ahora está pasando con la cebolla. Son cosas que no se prevén, pero impactan en el precio. O hace poco hubo paro de camioneros e incidió directo en el precio. Nosotros proponemos planificación estatal de la producción de frutas y verduras que permita contener los precios ante la oferta y la demanda, ante el capitalismo feroz”.

El presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), Miguel Schiariti, atribuye el alza de los cortes vacunos a varios elementos: “El primero de ellos fue la sequía de 2018, que generó falta de hacienda en 2019. Después, la sequía fuerte y prolongada en 2020, que hizo que tuviéramos menos terneros en 2021. Por otro lado, cuando el productor ganadero vende una jaula de novillos, toma el ternero como reserva de valor y pasa casi lo mismo que con el dólar blue: vale 20% o 25% más que el animal gordo terminado. Por lo tanto, para recuperar kilos, hay que dejar al ternero y hacerle una invernada larga de ocho o diez meses. Además, el kilo de maíz, con el que se alimenta, hace dos años y medio costaba 6 o 7 pesos, hoy cuesta 30 o más. Estos aumentos de costos y la deficiencia de la oferta han elevado el precio por encima de la inflación”. También influyó la mayor demanda de China.

En el rubro de la ropa, la Fundación Pro Tejer enumera los factores que contribuyeron al encarecimiento: los precios internacionales récord en dólares de los commodities, la energía y las materias primas e insumos textiles, la suba del dólar -aunque fue menor que la inflación-, el retraso en los valores entre 2016 y 2019 -años de la apertura económica del gobierno de Mauricio Macri- y el hecho de que ahora “la reconstrucción de capacidades productivas para confeccionar en el país se enfrenta con cuellos de botella estructurales”. En cuanto al primer trimestre de 2022 hay un factor estacional: en marzo se lanza la temporada otoño-invierno. Contra quienes atribuyen los aumentos de indumentaria al proteccionismo, Pro Tejer señala que las importaciones textiles fueron récord en 2021 y que una prenda de marca premium ahora está más cara en Estados Unidos que en la Argentina.

En el rubro de materiales de la construcción, el dueño de la fabricante de pinturas Sinteplast y secretario de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Ángel Rodríguez, aclara primero que “en el rubro de materiales de la construcción entran muchos ítems distintos”. “Está el hierro, que en el mundo ha aumentado mucho; en los aditivos, químicos y pinturas, hay aumentos terribles de entre el 40% y el 60% porque la guerra trajo falta de stock; en cuanto al cemento, hay aumento por los fletes, la logística y el gas”, cuenta Rodríguez. En la única productora de aluminio de la Argentina, Aluar, admiten que sus precios aumentaron 185% en este gobierno, contra 230% de suba del valor internacional. Además, aclaran que el aluminio compone sólo el 2% del índice de costos de la construcción. En la cementera Loma Negra adjudican sus aumentos al mayor precio del combustible, el gas y la electricidad para las industrias. “En combustibles, el pet coke (coque de petróleo) se multiplicó por cuatro desde 2020. También aumentó el flete, el papel para los envases. En resumen, el aumento del cemento está relacionado con el de los costos”, alegan.

En la industria electrónica, el CEO de Newsan, Luis Galli, explica que sus productos dependen del valor internacional o FOB (Free On Board) y de la variación del tipo de cambio, pero con la pandemia se agregaron más factores. “En 2020, con toda la plata que los gobiernos metieron en el bolsillo del mundo, hubo más demanda de bienes durables con la gente metida en su casa y aumentaron los valores FOB. Además, en la Argentina hubo tres meses de 2020 con plantas cerradas, con lo cual había menos oferta disponible. En 2021 se estabilizaron los precios FOB, la oferta se expandió y en la Argentina hubo atraso cambiario. ¿Ahora cómo sigue la película? Si el Gobierno empieza a restringir el abastecimiento de insumos por falta de dólares, no va a haber kits suficientes, como le pasa hoy a la industria automotriz o a la importación de bienes finales”. 

En Philips explican que “con la pandemia empezaron los problemas con la cadena de suministro que tenía que ver con los fletes internacionales, cuyos costos en dólares se llegaron a multiplicar por ocho o por diez”. “Después tuviste faltante de componentes como circuitos integrados, que se encarecieron por dos o por tres. También subieron 60% desde 2020 los paneles, las pantallas de cristal líquido, que usan las teles y los monitores, por el alza de la demanda en la cuarentena”, agregan en la empresa holandesa.

En la fabricante nacional BGH también señalan los factores del Covid-19, pero también otros recientes: “La zona sur de China, donde se encuentran los principales proveedores de televisores y aires acondicionados, por ejemplo, sufrió en marzo un nuevo brote de la variable ómicron, y esto lógicamente impacta en las cadenas de abastecimiento global. Por otro lado, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania generó un incremento de los precios de las materias primas, como el cobre, el acero o el plástico, y commodities que afectan no sólo los costos de transporte internacional sino también la escasez de ciertos materiales como los chipsets (circuitos integrados). Todos estos son insumos necesarios para la industria del home appliances (electrodomésticos)”.

En el Centro de la Industria Lechera (CIL) se defienden en un reciente informe de precios: “En un análisis de periodos cortos y recientes, la inflación minorista en lácteos está por encima de la media, pero al ampliar el horizonte temporal, por ejemplo a los últimos 24 meses, se observa claramente que, salvo los quesos, el resto de las categorías están muy lejos del incremento del IPC”. El CIL argumenta en que entre diciembre de 2019 y el mismo periodo de 2021 sus costos subieron 109%, frente al 70% del precio mayorista de los lácteos y al 36% de los minoristas. En el primer trimestre, sus gastos se elevaron 15%; su valor mayorista, un 15,9% y el minorista, 11,3%. En los dos primeros años de gobierno de Fernández, lo que más se les encareció fue la mano de obra, los envases y la materia prima láctea. En los primeros tres meses de 2022, el salario, los insumos no lácteos y la leche, en ese orden.

AR

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