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Música

Carlos “Negro” Aguirre y un disco nuevo macerado entre guitarras: “Va siendo tiempo de una vida más armoniosa con la naturaleza”

Carlos Aguirre Quinteto

Claudia Regina Martínez

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Venía de la Ronda de los Martes número 200 que se realiza desde 2018 alrededor de la Casa de Gobierno de Paraná para pedir que cesen las fumigaciones con agroquímicos en la provincia. El pianista y compositor Carlos Aguirre suele participar “rondando”, pero esa vez, como era una ocasión especial, tocó algunos temas con otros músicos locales.

En la cálida noche entrerriana, el “Negro” conmovió a quienes estaban en la plaza como lo hace siempre allí donde presenta su música. La lucha contra el modelo agroindustrial no es la única relacionada con el medio ambiente que apoya este músico entrerriano. Hace casi siete meses que no entran plásticos a su casa, según contó en sus redes sociales (ver recuadro).

Va siendo tiempo de una vida más armoniosa con la naturaleza

Y es que Aguirre, nacido en Seguí, en el interior de la provincia, en 1965, cree en el compromiso político del artista. Y así como milita causas ambientales, también tiene en claro que no es imprescindible trasladarse a Buenos Aires para hacerse escuchar, como a veces parece ser ley en el mundo de la música. Desde su casa en Bajada Grande, a las afueras de la capital entrerriana, donde tiene una visión privilegiada del río, hace llegar su obra a todos los rincones del país. Y del mundo.

Su originalidad, sus ganas de andar siempre caminos nuevos, la calma que transmite su música sin estridencias lo convirtieron en uno de los músicos más creativos y activos del nuevo folklore y en uno de los favoritos de los músicos más jóvenes, que llenan las salas en las que se presenta.

Esta charla tuvo lugar aquel 9 de noviembre de la Ronda 200, ya guardados los carteles, las pancartas, los equipos de sonido y los instrumentos. El “Negro” Aguirre y el mendocino Sebastián Narváez conversaron con elDiarioAR sobre el próximo disco del entrerriano, Va siendo tiempo, que grabó junto al Carlos Aguirre Quinteto -que pronto se convertirá en sexteto-, y que se presentó el 13 de noviembre en el Teatro Tres de Febrero de Paraná, primer reencuentro presencial con su público después de año y medio de pandemia.

-¿De qué va siendo tiempo?

-CA: El título alude primero y principal a una chacarera, que es la que abre el repertorio, que refiere al amor, en realidad. Nos gustó por todo lo que abre como posibilidad, en el sentido de los pendientes de la humanidad. Va siendo tiempo, por ejemplo, de una vida más armoniosa con la naturaleza, de entender preceptos mínimos como que no somos dueños, que somos parte de ella, de cambiar nuestros patrones de consumo, de una vida más amorosa. Son cosas como grandes, ¿no? Pero son los deseos que abrigamos y que en toda esta etapa creo que se han puesto de manifiesto mucho más, de formas más tangibles, viendo lo que pasó y lo que sigue pasando con la pandemia y con tantos desmanes que nuestra especie va ocasionando para todos los seres vivos.

-El grupo lo formaron hace bastante, en 2017, pero este es el primer disco que sacan.

-CA: Los procesos que solemos abrazar no están regidos por un tiempo del mercado, sino más bien por una maduración natural que van teniendo las cosas. En algún momento decimos: bueno, ya hay algo para mostrar. Pero el grupo se originó como un laboratorio, un grupo de estudio. Con esa consigna fueron convocados los integrantes. Y eso no tenía fecha ni siquiera de salida a tocar. Al principio, la idea era estudiar las posibilidades que ofrece un ensamble de guitarras. Y decir: bueno, a ver, ¿qué podemos hacer con esto? Entonces al principio ni siquiera compusimos, sino que tomamos temas que ya he grabado en otros discos solo como excusas para ver cómo versionarlos. Y de ahí empezar a obtener herramientas. También, por ejemplo, hemos tocado cosas como una suite de Bach. Con ninguna intención de mostrar eso, solo de que pasen por nuestras manos repertorios que no fueron escritos originalmente para guitarra.

Los procesos que solemos abrazar no están regidos por un tiempo del mercado, sino más bien por una maduración natural que van teniendo las cosas

El Carlos Aguirre Quinteto está integrado por Sebastián Narváez, Luis Medina, Mauro Leyes y Mauricio Laferrara, todos con una sólida formación guitarrística. Aguirre se hizo cargo de la composición y de los arreglos y toca la guitarra rítmica o el acordeón. El grupo, al que también perteneció el chileno Andrés Pardo y que ya se presentó en algunos eventos en estos años, muy probablemente se convierta pronto en sexteto, con la incorporación de Florencia Almendra Schroeder, también entrerriana, que tocó como invitada en el show de Paraná. “Ella viene muy cerca nuestro hace un buen tiempo. Toda la etapa de la pandemia, a medida que fueron pasando por el contagio cada uno de los integrantes, la Flor vino a reemplazarlos, a ayudarnos a ensayar. Se sabe las partes de todos de los temas que estábamos trabajando en ese momento. Es una gran guitarrista”, asegura Aguirre.

-¿Cuándo sale el disco?

-CA: Va a lanzarse en las plataformas virtuales en las próximas semanas a través de Shagrada Medra (sello que Aguirre creó en Paraná en 2000 junto a Luis Barbiero y Ramiro Gallo). Y hay una intención bastante firme de hacer una edición física. Pero eso tendrá otro tiempo.

Va siendo tiempo, que se comenzó a grabar en febrero de este año, recorre diferentes regiones del país: hay chacareras, zambas, una chaya y varias piezas litoraleñas. Pero la sonoridad del grupo se fue ampliando y abarcando más que cinco guitarras. Doce de los temas son de Aguirre y uno, Los amores de Cabré, del venezolano Enrique Hidalgo, al que el entrerriano conoció a través de los discos de Cecilia Todd.

-SN: Ese tema lo usamos también para investigar otro género, abrirnos más a lo latinoamericano. Porque si bien este disco es bastante folklórico, los folklores, para mí, charlan entre sí. Entonces agregar algo latinoamericano no desentona. Viene bien. Ahí fue donde ingresó una sonoridad nueva que es la mandolina. Y la guitarra piccolo, una guitarrita más pequeña.

En esa necesidad de expandir sonoridades, también incorporaron el guitarrón y una guitarra-bajo, que tiene la tesitura de un bajo, así como algunos elementos de percusión.

-El disco contiene temas instrumentales y canciones. Estas últimas, tengo entendido, tienen mucha investigación detrás.

-CA: Desde hace un tiempo el proceso de las composiciones con letra me hace pensar muchas veces en que no tengo tanto reflexionado acerca del tema sobre el que estoy escribiendo. Por eso, hago entrevistas a gente que está relacionada a esas actividades o ese entorno que quiero pintar. Me armo siempre de una batería bastante nutrida de bibliografía, pero que no es solo información. Busco la entrevista como una fuente porque siento que es una información emotiva. Cuando viene de primera mano de la persona que la vivió, generalmente el relato tiene muchas otras cosas que no tendría tal vez un libro de historia. Entonces voy buscando por diferentes lados. Y así es como en ese sentido siento que este es bien diferente de los discos anteriores. Por ejemplo, pienso en el disco Crema (del 2000, del que salieron clásicos como Pasarero, Los tres deseos de siempre o Beatriz Durante) y eran temáticas que tenía a mano, cerca y que, en cierta medida, formaban parte de mi propia vida. Después me empecé a involucrar con otras temáticas.

Así es como una de las canciones para este disco nuevo surgió a partir de una noticia que Aguirre leyó sobre el puerto de Diamante. “Fue una cosita chiquita que leí en El Diario de Paraná y empecé a investigar. Hoy por hoy es un puerto que está como apagado, más ligado al agronegocio y todo eso. No pasa vida por ahí. Pasa materia prima que no es precisamente de la que nos alimentamos”. Indagando, se topó con un personaje llamado Ángel Borda. “Era un anarquista, peón de campo, que trabajó en La Forestal, en el norte de Santa Fe, y en unos astilleros de Buenos Aires. Y vuelve y viene con todas las ideas libertarias, del anarquismo de la primera hora, que llegaban al país a través de los barcos de alta mar. Regresa a la provincia, recala ahí en el puerto y empieza a organizar a los trabajadores. Un tipo hermoso. Hay un libro de él que se llama Retrato de un libertario y me volví loco, porque el tipo relata en primera persona un montón de gestas muy potentes”.

Así nació la chacarera Don Ángel Borda, uno de los siete temas con letra del disco.

-SN: Mientras estábamos esperando que el Negro hiciera estos procesos, nos iba compartiendo cosas: Che, di con tal dato de tal persona, me contó tal cosa. Y vivir eso así desde adentro, desde la cocina, para mí hace a la interpretación de esas melodías que están ahí escritas. Compartir la ideología, compartir pensamientos, reflexiones, forman a un grupo, lo hacen aún más contundente y siento que ese mensaje también se transmite. Venimos de cuatro años de compartir.

De lo temas instrumentales, hay uno dedicado al músico y compositor correntino Nini Flores, acordeonista y bandoneonista fallecido en 2016, quien integraba junto a su hermano Rudi uno de los dúos más exquisitos del chamamé.

-CA: En una época tuve la dicha de tocar a dúo con Nini. Hicimos algunas actuaciones. Yo estaba como tocando el cielo con las manos, porque es un tipo que admiro mucho y siempre me encantó el laburo que hacían ellos dos. Y él particularmente, como acordeonista. Yo toco el acordeón, pero no me siento un acordeonista como él o como muchos que han tocado toda la vida. Para mí era como un sueño enorme poder estar tocando con él. Y ya proyectábamos escribir cosas como para dúo. Entonces, él me empezó a mostrar algunas cosas. Y habíamos pensado en un ensayo futuro. Y yo dije: ¿Y si lo espero con algo? Así empecé a gestar esto. Me acuerdo el momento en que apareció la melodía. Estaba en el fondo de mi casa y empecé a tararear una melodía. Y dije: Uy, esto es para él. Incluso me imaginaba: Qué lindo que sería tocado por él. Y ya lo seguí. Pero no se lo alcancé a regalar en vida. Pasó lo que pasó, que nos sorprendió a todos, porque fue tan abrupto, que me quedé con ese regalo ahí guardado. Y con el tiempo también le di la oportunidad, ya que no había el apuro de entregárselo, de dejar que surgieran otras partes nuevas. Y surgieron. En algún momento, en un Guitarras del Mundo (en 2018), lo escuchó Rudi.

-¿Cuáles son los planes de ahora en más?

-CA: Hemos quedado exhaustos con el trabajo del disco y todavía estamos con idas y vueltas de la mezcla y de la gráfica, con lo cual no hemos podido ni planificar cosas para después. Pero, obviamente, teniendo ya algo para mostrar que nos da muchas ganas de compartir, vamos a empezar a procurar lugares. De hecho, nos gustaría ir a Buenos Aires, a Rosario, a Santa Fe. Nos están tirando una propuesta de Mendoza. Van a empezar a aparecer oportunidades y nosotros vamos a buscarlas también.

-SN: Están las ganas de mostrarlo y de hacerlo así, con el tiempo también tranquilo.

Aguirre, que hace unos días estuvo en Buenos Aires en el ciclo Conciertos Azules, junto al dramaturgo Maurico Kartún, también lleva adelante otro proyecto grupal llamado Almalegría, un sexteto experimental con el que tocó por última vez antes de la pandemia, en febrero de 2020, en el Café Vinilo, y que retomará próximamente.

Durante la pandemia, subió a YouTube el concierto que dio en 2019 en la Sala Sinfónica del CCK para presentar La música del agua, un disco con él solo al piano y su voz en 12 canciones –ninguna de él- vinculadas al río, que van desde temas clásicos y muy conocidos hasta algunos de autores nuevos.

Antes de eso, publicó Calma (2017), una aproximación a un trío de jazz.

Siempre inquieto, parece que el entrerriano está embarcado ahora en un proyecto más bien literario. Pero por ahora no es mucho lo que cuenta al respecto. Y además, después de todo lo que sabemos sobre el disco nuevo, va siendo tiempo de escucharlo.

CRM

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