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En dramática elección, se impone la izquierda en el Perú pero aún faltan los votos del extranjero

Antes de convertirse en político, Pedro Castillo fue maestro y en 2017 lideró una larga y exitosa huelga docente. Los amarillos lápices escolares son símbolo y bandera de Perú Libre.

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La segunda vuelta de las Elecciones Generales peruanas 2021 celebradas el 6 de junio aún no tiene un ganador. La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) continúa actualizando las cifras oficiales sobre los votos que obtuvieron las candidaturas de Pedro Castillo y Keiko Fujimori. Hasta la última actualización de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), a las 17.48 hora peruana, con el 95,769% de actas procesadas, el maestro y ex sindicalista cajamarquino candidato presidencial de Perú Libre llevaba la delantera con el 50,264% de los votos, mientras que la ex primera dama candidata de Fuerza Popular registraba un 49,736%, de apoyo. La ventaja de Castillo es 89.732 votos y 0,528 puntos.

El jefe de la ONPE, Piero Corvetto, advirtió que números de una y otra candidatura variarán todavía, y que sus crecimientos y decrecimientos relativos no pueden anticiparse según un patrón único y homogéneo. Porque variarán según dos patrones, la llegada de los últimos votos rurales y la llegada del voto exterior, de los sufragios emitidos en los consulados peruanos habilitados el domingo 6 como sedes electorales para el balotaje presidencial.

En una votación donde cada voto cuenta, y mucho, hay un factor más que agregar a la ecuación y sumarlo a los que el jefe de la ONPE menciona. Es de los votos observados, que en la actualización de la ONPE de las 17.48 ascendían a un 1,5% del total. Estos votos irán a ser examinados por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE).Es una proporción enorme, si se atiende a que desde el primer sondeo a boca de urna y desde el primer conteo rápido de la ONPE, nunca ninguna de las dos candidaturas, ni en una sola actualización, llegó a superar por 1 punto a la otra, y en general las diferencias, a favor o en contra de cada una, fueron de menos de medio punto. Para hacer una única comparación regional, del balotaje presidencial uruguayo del 24 de noviembre de 2019 resultó tal número de votos dudosos en su adscripción, que el examen detallado llevó poco menos de una semana para atribuir la victoria al actual presidente Luis Lacalle Pou, del centroderechista Partido Nacional, sobre su rival de izquierda, Daniel Martínez, candidato del entonces oficialista Frente Amplio.

Los votos del exterior llegarán entre el martes y miércoles. En la última actualización de las 17.18, sólo estaban contabilizadas el 23,692 % de las actas de los consulados peruanos en el extranjero. Es difícil hacer cálculos, y en todo caso es imposible hacer un único cálculo, sobre a quién favorecerán las tres cuartas partes de voto exterior que aún falta procesar. Depende de las distintas regiones, de las corrientes de opinión diferenciadas y con diversas mayorías en sus inclinaciones en unas y otras, de la diferente proporción de empadronamiento en cada una de ellas con domicilio o residencia en los países huéspedes de la diáspora peruana, y del irregulares posibilidades y voluntades de movilización en el interior de esas colectividades de migrantes.

En líneas generales, en los países Sudamérica la preferencia por la izquierda es más alta entre la migración peruana, pero dentro del porcentaje de esa preferencia resulta más minoritario el de quienes tienen empadronamientos en regla y vigentes. En los países del hemisferio norte, dentro de la migración hay números más importantes de sectores afines al fujimorismo o a lo que consideran que representa -república, institucionalidad liberal, libertad de empresa, victoria incondicional del ‘comunismo’ es decir del ‘terrorismo senderista’- y a la vez hay una menor desproporción entre total de la diáspora y total de personas en el padrón.

El patrón de votación resulta particularmente opaco y difícil de conjeturar por anticipado. Esto se debe, ante todo, a que en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada el 11 de abril, no se pudo contar con las medidas previas de bioseguridad necesarias para asegurar una votación sin altos riesgos en tiempos de pandemia, y por lo tanto tampoco se contó con el voto del extranjero.

El patrón de votación resulta particularmente opaco y difícil de conjeturar por anticipado. Esto se debe, ante todo, a que en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el 11 de abril, no se pudo contar con las medidas previas de bioseguridad

En cuanto a los votos rurales, el patrón de votaciones previas sí indica una constante de proclividad hacia las candidaturas más populares. Después del balotaje del 5 de junio de 2016, era Pedro Pablo Kuczynski banquero y candidato liberal de Peruanos por el Kambio (PKK), quien estaba tenso esperando los votos de Lima, la Costa y el Norte peruano, mientras que Keiko Fujimori, quien en aquella segunda vuelta de las elecciones presidenciales había sido la candidata más plebeya con su partido Fuerza Popular, esperó los votos del Sur, la Sierra, el Interior. El Perú Moderno blanco, o que quería serlo, se oponía al Perú Olvidado indio y cholo. En 2021, también dos esperanzas están en marcha. Sólo que ahora es Castillo quien espera los votos rurales que Keiko esperaba. A la candidata fujimorista, cinco años atrás no le alcanzaron. Esta vez, por ahora, el voto de la plebe es el que parece imponerse. Tal vez Castillo no esté esperando en vano. 

AGB

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