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ALIMENTACIÓN

Más que jugo: seis formas geniales de aprovechar la cáscara de la naranja

Cáscaras de naranja

Eva San Martín

Diario.es —

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Si el desperdicio de alimentos te pone los pelos de punta, podés iniciar una pequeña revolución culinaria en tu cocina. Y tal vez el modo más sencillo de empezar esta revuelta ecológica sea con tus naranjas. O, mejor dicho, lo que tirás de ellas: las cáscaras. 

El problema no es solo es el desperdicio: cuando acaba en el basurero, toda esta fruta enterrada bajo el resto de la basura libera gas metano, un gas cuyo potencial de efecto invernadero es más potente que el CO2. 

No solo se beneficia el planeta. Los científicos afirman que la cáscara de la naranja contiene flavonoides, un tipo de fitonutrientes (nutriente vegetal) responsable de su intenso color naranja, y también un poderoso antioxidante con propiedades anti inflamatorias que ayudan a tu sistema inmunológico.

Por suerte, la piel de la naranja (y del limón) tiene muchos usos prácticos. Aquí van unos cuantos que vale la pena intentar: desde hacer una mermelada económica, secarlas para aromatizar tu té o machacarlas para preparar la base de una copa. Y hay más.

1. Mermelada de cáscara de naranja

Si pelás tu naranja con un pelapapas, obtendrás fácil medio vaso de cáscara. Si no te gustan tan amargas, retira la piel interior. Las podés usar tal cual o guardarlas en la heladera una semana hasta que tengas la cantidad suficiente. También podés congelarlas. Lo importante: en menos de una hora de elaboración, puedes transformar unas sencillas cáscaras en una deliciosa mermelada que te acompañará todo el año. 

Usa 300 gramos de cáscaras cortadas en tiras de unos tres milímetros y colócalas en una olla. Cubrilas con 800 mililitros de agua y llévalas a ebullición; después bajá el fuego y dejá que se cocinen treinta minutos. Añadí azúcar a gusto, cuanto menos refinada, mejor: la regla general es añadir la misma cantidad de azúcar que de fruta. Pero se puede utilizar menos. Cociná al menos otra media hora, o hasta que espese, y revolvé de vez en cuando. 

2. Para aromatizar tu té

Dentro de una taza, colocá agua hirviendo sobre las cáscaras de naranja. Puedes mezclar esta infusión con otras hierbas aromáticas y dulces, como el romero, para hacer un té muy reconfortante. O probá sumar pétalos de rosa o flores de saúco (asegurate de que no contengan pesticidas). Se puede tomar tal cual, o dejar enfriar y añadir hielo. Si querés aromatizar todos tus tés, basta con que dejes secar las cáscaras al sol o con aire caliente y luego las cortes para mezclarlas con el té. También podés usar un deshidratador de alimentos o meterla en el horno a muy baja temperatura.

3. Condimento de pastelería

En la misma línea, secar la piel de la naranja resulta un modo estupendo de tenerla disponible siempre para aromatizar tus platos. Podés rallarla sobre tortas, o usarla en los guisos. O añadirla a tu despensa como una dulce hierba aromática más. 

Para secarla, es más fácil cortarla antes en trozos pequeños y dejarlos secar en un tamiz plano, sin que se amontonen, y secarlas al sol o en el interior, donde haya aire y sin humedad. Hay que esperar hasta que la cáscara se ponga dura y se rompa con facilidad.  

4. Almíbar para cócteles

Las cáscaras de los cítricos sirven para hacer un almíbar conocido como oleo saccharum para añadir al cóctel que más te guste, con o sin alcohol. Necesitas tres vasos de cáscaras de naranja (guardalas en la heladera o en el freezer hasta que tengas suficientes). Un truco: los bartenders profesionales quitan la parte blanca para reducir el amargor. 

Además, te hará falta azúcar, jugo de limón, vodka (opcional) y agua. Colócalas en un cuenco, espolvorea azúcar y espera: hay que dejarlo reposar toda la noche o unas ocho horas para hacer el almíbar. Luego, machacalas con un mortero, y añadí al líquido un poco de agua, el jugo de limón y el vodka (opcional). Retira las cáscaras y quédate con el resto. Ya podés sumarlo a la bebida que quieras. ¡Nasdarovia!

5. Encurtido para guisos

Si ya probaste fermentar o encurtir los limones en casa, y hacerlos casi eternos, a estas alturas puede que tengas, adicción a ellos: los podés usar en ensaladas, en distintos platos o añadir el jugo a los guisos. Pues bien: podés hacer lo mismo con las naranjas. Igual de deliciosas, pero más dulces, añadirán ese no-sé-qué a tus platos que los convierte en únicos. 

6. Para ablandar tu azúcar rubia

Cuando dejás el azúcar rubia en la mesada más de lo previsto, acaba hecha un bloque. Cuanto menos, el azúcar se apelmaza, y aparecen grumos duros. Pues bien: si la añadías al paquete, la cáscara de naranja ayuda a mantenerlo hidratado y evita que esto ocurra. Solo echa unas tiras, y el azúcar volverá a su estado granular en cuestión de horas. 

E.S.M.

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