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Elecciones en Brasil 2022 - Análisis
En campaña para la segunda vuelta: con qué fuerzas políticas y territoriales cuentan Lula y Bolsonaro

Lula y Bolsonaro, en campaña para resolver en el balotaje del 30 de octubre quién se queda con la presidencia de Brasil

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El viernes fue el relanzamiento oficial de las campañas presidenciales brasileñas. Por primera vez desde las elecciones generales del domingo 2 de octubre volvió a verse por televisión propaganda política pidiendo el voto para la segunda vuelta que tiene fecha el último domingo del mes. Esta vez son sólo dos los contrincantes. El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) y vencedor de la primera vuelta con el 48,4 % de los votos. Y su rival, el actual presidente, que aspira a la reeleción y que al frente de la fórmula del Partido Liberal (PL) pasó al balotaje con un 43,2 % del total. En números redondos, a Jair Mesias Bolsonaro prefirieron seis millones de votantes menos que a Luiz Inácio Lula da Silva. Es decir, los mismos seis millones de votos que ahora Bolsonaro debería asegurarse para ganar. Sin ser imposible, luce muy improbable, a dos días del inicio del tramo definitivo de las campañas. Pero si Lula ganó en votos la primera vuelta, Bolsonaro ganó en apoyos, para la segunda vuelta, y para después.

Gane quien gane la presidencial, en 2023 la derecha tendrá el control del gobierno y el poder territorial, al dominar en el Congreso y en la mayoría de los estados, incluyendo los más ricos y más poblados, motores de la demografía y la economía brasileñas. Bolsonaro debe la consolidación de este dominio a las victorias del oficialismo y sus aliados en el voto de las legislativas y regionales celebradas en simultáneo con las presidenciales. Un triunfo aun más rotundo y extendido al sumársele los nuevos pronunciamientos políticos en favor del presidente que se oyeron, con una favorable espontaneidad, entre el domingo dos y el viernes 7 de octubre.

La doble maquinaria electoral de Jair Messias Bolsonaro, regional y federal

Los candidatos elegidos gobernadores en primera vuelta de Minas Gerais y Rio de Janeiro, y los que ganaron la primera vuelta pero pasaron a la segunda en San Pablo y Rio Grande do Sul, manifestaron su apoyo total al presidente. Anunciaron su colaboración en la campaña lanzada el viernes con el cometido de derrotar a Lula el último domingo de octubre.

En San Pablo, el actual gobernador en funciones, que se presentó como candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) para su reelección, y salió tercero en primera vuelta, declaró su adhesión “incondicional” a Bolsonaro. El candidato bolsonarista salió primero. Quién se quede con el cargo de gobernador de San Pablo lo dirimirá el duelo del 30 de octubre contra Fernando Haddad, quien en las presidenciales de 2018 había sido el candidato del PT derrotado en el balotaje por Bolsonaro. Todo invita a creer que cuatro años más tarde volverá a oír la música de la derrota, esta vez en el nivel más restricto del estado más próspero del Brasil. Por primera vez en más de un cuarto de siglo, el PSDB perdió el gobierno de San Pablo. Sus votos remanentes alcanzarán para consagrar con fuerte mandato al candidato de la derecha. El interior del estado es una de las áreas más antipetistas del país, y una de las mejor pobladas.

En Minas Gerais y Rio de Janeiro los gobernadores, de partidos afines al oficialismo, elegidos con holgada diferencia de votos en primera vuelta, se pronunciaron sin dilación y con ardor, inesperado en el caso del mineiro, a favor de Bolsonaro. Y además, y muy exresivamente, en contra de Lula. Juntos con San Pablo, estos tres estados del Sudeste conforman el 43% del padrón. En Río Grande do Sul ganó la primera vuelta un aliado de siempre del presidente. Su rival en el balotaje es un ex gobernador del PSDB, quien el domingo fue a votar con su novio, al que besó frente a su urna; dos días después declaró su neutralidad respecto a la elección presidencial: dirigiéndose a su electorado, lo instó a que votaran, y eligieran entre Bolsonaro y Lula según mejor lo encontraran.

Una mayoría amplia de los titulares del gobierno en los 27 estados o ya eran aliados del presidente o se constituyeron en tales en la semana que siguió a su elección o a su promoción a segunda vuelta. Este desahogado dominio territorial significa que Bolsonaro dispone de dos maquinarias electorales en simultáneo, la regional de cada estado y la federal de Brasilia. Bolsonaro y Lula viajarán al Sudeste más que ninguna otra región en estas tres semanas. Y acaso no viajen a ninguna otra. Tanto el candidato del PT como el del PL saben quién será mejor recibido. Y tanto uno como el otro saben que los gobiernos estaduales pueden pasar a la acción, con sus recursos, para brindar a sus electorados oportunos alivios y auxilios en los días que nos separan del balotaje.

En un nivel más amplio, el federal, es lo que ha hecho el presidente. Obtuvo de pactar con el Congreso los fondos para solventar pagos del Auxilio Brasil. Es un plan social, transferencia directa del Tesoro. Conceptualmente, es difícil de distinguir de la Bolsa Familia establecida por las administraciones del PT; jurídicamente, su naturaleza legal es análoga a la del IFE argentino de la pandemia. Según el cronograma estatal, el último pago del Auxílio Brasil cae el 25 de octubre, cinco días antes de la elección decisiva.

Lula había lo habia anticipado como promesa electoral, y Ciro Gomes, el candidato de izquierda laborista (PdT) que salió tercero en primera vuelta, lo había dejado por escrito en su programa: cuando fueran elegidos gobierno, llevarían adelante una abarcadora política de perdón de deuda a pymes industriales y rurales, y a aún más pequeños comerciantes, negociantes y cuentapropistas. La redención de tales deudores sería reperfilada con el aporte del Estado. Bolsonaro tomó nota, y el viernes el presidente pudo anunciar en persona que el programa ya estaba en movimiento.

Destinatario predilecto del Auxilio Brasil y de perdón de deudas es la región del Nordeste, la más crónicamente pobre y menos desarrollada del país. Allí el triunfo de Lula, que es nordestino de naciimiento, es demoledor para el presidente: le lleva trece millones de votos de dique salió tercero en primera. Sin embargo, el 2 de octubre Bolsonaro hizo en el Nordeste una mejor elección, con más votos a su favor que en la primera vuelta de 2018.

Los hombres y mujeres ilustres de Luiz Inácio Lula da Silva

Todas las figuras mayores de 70 años del PSDB anunciaron su apoyo a Lula en segunda vuelta, como el expresidente y antecesor del petista, Fernando Henrique Cardoso. Son apoyos a título personal, como el de tantas personalidades del mundo d de la cultura, la Justicia, las universidades, el empresariado industrial y de servicios (el agronegocio está con Bolsonaro).

El apoyo a Lula de Simone Tebet, candidata presidencial del centro-derechista Movimiento Democrático Brasileño (MDB), locuaz vencedora de los debates presidenciales, cuarta en votos en primera vuelta, es a título personal también. El MDB está en contra. En el caso del izquierdista Ciro Gomes, es al revés. El partido Laborista está a favor de Lula. Ciro jamás apoyó a Lula, sólo dijo que hará lo que diga su partido, y su partido dijo votar PT. Desde el último debate no le pudieron arrancar ni una vez la palabra 'Lula'. Si dijo Ciro, en el video donde expresaba su subordinación a la consigna partidaria, que sufría por el pueblo brasileño “que debía elegir entre dos candidatos uno tan insatisfactorio como el otro”.

El mayor enemigo de Lula, el que más votos podría restarle, es el ausentismo electoral. La primera vuelta presidencial del 2 de octubre fue la elección récord de la democracia por el pronunciado porcentaje de abstención. La base electoral del PT, votantes pobres, mujeres, habitantes de zonas deterioradas, con pocos servicios, y de escasa calidad, son los más vulnerables al clima, a la lluvia, a los accidentes como obstáculos para poder llegar a los centros de votación.

A pesar de todo esto, todo indica hoy que el 30 de octubre de 2022 el candidato del PT será elegido presidente en segunda vuelta. Si es así, cuando el 1° de enero de 2023 Lula asuma su cargo en Brasilia, empezará a dirimirse otro duelo. ¿Quién ganó en 2020 las elecciones más importantes, la izquierda o la derecha? Con los votos suficientes en el Congreso, de los que Bolsonaro y sus aliados ya disponen, es cuestión de administrar su libre albedrío si quisieran buscar excusa y ocasión de un impeachment, y aun de una destitución

AGB

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