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La guerra en Medio Oriente

Israel usó anuncios de Google para difundir propaganda bélica contra Irán en Europa

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Carlos del Castillo

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“Sus misiles, con un alcance de aproximadamente 4.000 kilómetros, ya ponen Europa en riesgo. Ahora están desarrollando misiles con un alcance aún mayor. ¿Por qué está invirtiendo Irán miles de millones en misiles que pueden amenazar toda Europa?”.

Con mensajes como este, el Gobierno de Benjamín Netanyahu llevó a cabo una intensa campaña propagandística dirigida a influir a la opinión pública europea y justificar su ofensiva militar contra Irán. Apoyado en la plataforma publicitaria de Google y con vídeos traducidos al francés, alemán, inglés o italiano, Israel consiguió al menos 37 millones de impactos con algo más de un centenar de anuncios que estuvieron activos durante la guerra.

La campaña se concentró en Alemania, Reino Unido, Italia y Francia —las mayores economías del continente— y se extendió también a Bélgica, sede de las principales instituciones de la Unión Europea. Estuvo pagada directamente por la Agencia de Publicidad del Gobierno de Israel. En España los anuncios no llegaron a difundirse, según la biblioteca de anuncios de Google.

La propaganda tenía dos líneas principales. Por un lado, alertar del supuesto peligro que representa Irán para Europa. Por otro, transmitir la idea que a Netanyahu no le quedaba otra opción que atacar al régimen iraní. Lo justifica con diversas aseveraciones sobre sus misiles, el avance de su programa nuclear y los bombardeos contra civiles israelíes. “Israel hace lo que debe hacerse”, concluyen varios de los vídeos.

Buena parte de esas aseveraciones no han sido demostradas por organismos independientes y podrían considerarse desinformación. Por ejemplo, según el último informe del Council on Foreign Relations (CFR) no hay pruebas de que el alcance de los misiles iraníes supere los 2.000 kilómetros, lo que deja fuera de su alcance ciudades como Roma, Berlín y París, que Israel muestra siendo bombardeadas en muchos de sus vídeos.

El vídeo que acumula más visualizaciones es un discurso de Benjamín Netanyahu presentando la ofensiva. “En los últimos años, Irán ha producido suficiente uranio altamente enriquecido como para fabricar nueve bombas atómicas”, dice el presidente israelí. “No permitiremos que el régimen más peligroso del mundo obtenga las armas más peligrosas del mundo. El alcance cada vez mayor de los misiles balísticos iraníes podría llevar esa pesadilla nuclear a las ciudades de Europa”, continúa.

Este extremo tampoco está refrendado por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA). Este organismo, que forma parte de la ONU, ha avisado que el régimen ha acumulado uranio enriquecido al 60%, muy por encima del límite del 3,67% necesario para uso civil —y cercano al grado armamentístico del 90%—, pero que no que ya sea capaz de fabricar armas ni completar nueve ojivas nucleares, como afirma Netanyahu.

Otra de las aseveraciones que Israel traduce a múltiples idiomas es la disparidad entre los objetivos ambos contendientes de la guerra. “Israel ataca las amenazas militares. El régimen iraní ataca a civiles mientras bombardea ciudades iraníes, atacando a familias y niños”, dice uno de ellos.

Sin embargo, según las organizaciones sobre el terreno o la ONU, ambos contendientes han alcanzado a civiles en sus ataques. Los misiles iraníes, de los que solo uno de cada 20 ha llegado a impactar en suelo israelí, han matado a 28 de sus ciudadanos. Según el Ministerio de Sanidad iraní, los bombardeos de la aviación israelí habrían matado a 610 personas, mientras que múltiples instituciones internacionales califican su operación en Gaza como un genocidio.

elDiario.es se ha puesto en contacto con Google para preguntar por esta campaña. La multinacional ha retirado algunos de los anuncios referidos por este diario. Sin embargo, se ha negado a dar detalles de cuántos anuncios ha eliminado ni el motivo para desactivar cada uno de ellos, limitándose a citar que tiene una “política de tergiversación” (contra las afirmaciones poco fiables), otra de “contenido peligroso y despectivo” (contra la promoción del odio por motivos de raza y religión) y una última de “contenido impactante” (que bloquea imágenes violentas).

“Tenemos políticas de anuncios muy estrictas que rigen los tipos de anuncios que permitimos en nuestras plataformas. Estas políticas son públicas y las aplicamos de forma consistente y sin sesgos. Si encontramos anuncios que las infrinjan, los eliminamos rápidamente. Tras nuestra revisión, hemos retirado varios de los anuncios que violaban nuestras políticas”, ha afirmado una portavoz en una declaración oficial.

Sin embargo, todos los anuncios señalados por elDiario.es ya habían sido desactivados antes por Israel, que detuvo su campaña de propaganda en Europa cuando pactó el alto el fuego con Irán. Esto implica que los sistemas que Google indica no los detectaron a tiempo para impedir su difusión entre los ciudadanos europeos.

Google tampoco etiquetó correctamente algunos de los anuncios. En vez de estar encuadrados en la categoría de “Ley y gobierno” que la multinacional dispone para este tipo de contenidos, estaban en la de “Arte y entretenimiento”. Se trata de un detalle clave porque los gestores de webs y servicios publicitarios que trabajan con su plataforma publicitaria pueden elegir las categorías de anuncios que aparecen en sus páginas y la segunda cuenta con muchas menos restricciones que la primera.

Google no informa todavía del alcance total de la campaña en su herramienta de transparencia publicitaria. No obstante, gran parte de la campaña se desarrolló en YouTube a partir de vídeos subidos al canal del Ministerio de Exteriores israelí, la suma de visualizaciones de esos vídeos arroja que se han mostrado al menos 37 millones de veces.

Según el medio especializado en desinformación Indicator, los anuncios aparecieron también en todo tipo de páginas web, medios de comunicación, blogs y plataformas de streaming online de los países a los que estuvo dirigida. Uno incluso “apareció sobre una receta de mini tartas de queso en un blog de cocina”, refiere el factchecker Alexios Mantzarlis.

Google tampoco incluye información de a qué públicos dirigió Israel estos anuncios ni cómo los segmentó. Las herramientas publicitarias de la multinacional permiten definir audiencias en función de criterios como la ubicación, la edad, el idioma, los intereses o el historial de navegación, pero no hacen públicos esos detalles en su centro de transparencia.

La Ley de Servicios Digitales (DSA) europea, en vigor desde 2024, obliga a las grandes plataformas en línea a hacer públicos sus repositorios de anuncios, con el objetivo de mejorar la transparencia de las comunicaciones comerciales. La normativa prohíbe la publicidad dirigida basada en datos sensibles como la religión, el género o la orientación sexual, y exige a las plataformas que evalúen y mitiguen riesgos sistémicos como la desinformación. Sin embargo, la DSA no establece una distinción específica entre propaganda comercial y estatal, aplicando los mismos principios de transparencia y veracidad a ambos tipos de mensajes. Plataformas como Google tampoco incluyen avisos especiales para los mensajes patrocinados por un estado.

Criticar a la Agencia de Refugiados de la ONU y ganar Eurovisión

No es la primera vez que Israel usa los anuncios de Google como plataforma para distribuir su propaganda en todo el mundo. El año pasado llevó a cabo otra intensa campaña para desacreditar y conseguir la retirada de la financiación internacional de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés), en la que afirmaba que el organismo es una “una fachada para Hamás”, de no investigar sus instalaciones en busca de abusos por parte de extremistas, y de obstaculizar la paz al proteger a la organización terrorista.

“Esta campaña está dañando enormemente la reputación de UNRWA, actualmente el mayor proveedor de ayuda humanitaria para la población de Gaza que sufre una guerra terrible”, lamentó la organización, calificando de “desinformación” las aseveraciones israelíes. “Estos anuncios pueden poner en grave peligro la vida del personal de UNRWA”, alertaba la agencia internacional.

Dicha ofensiva propagandística sí apareció en España, pero apenas tuvo impacto, según los datos de la biblioteca de anuncios de Google. No obstante, la campaña que sí tuvo mucho más recorrido fue la que realizó para apoyar a su candidata en Eurovisión. Israel pagó por difundir 19 anuncios diferentes, algunos con varias versiones.

La Unión Europea de Radiodifusión (UER) lo reconocería más tarde en un informe publicado tras el evento a raíz de la polémica suscitada: “La Agencia de Publicidad del Gobierno de Israel, que trabaja con instituciones y empresas públicas del país, propagó anuncios a través de productos de Google en los días previos a la final del festival celebrado en Basilea (Suiza)”. Los anuncios se dirigieron a 35 países y contenían “instrucciones sobre cómo votar por Yuval Raphael”.

Campañas como esta muestran que Netanyahu ha entendido el potencial de la propaganda del siglo XXI con las herramientas de la era digital. Su Gobierno no solo diseñó una estrategia en varios idiomas para justificar su ofensiva contra Irán, sino que la dirigió con precisión hacia las principales audiencias europeas con mensajes diseñados para moldear su percepción acerca de sus acciones militares.

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