Tras la entrega de todos los rehenes israelíes vivos, 20 en total, y su llegada a Israel, las autoridades israelíes han empezado a trasladar a los presos palestinos para su liberación en diferentes puntos establecidos, según el destino final de cada uno de los detenidos y prisioneros, alrededor de 1.900. Varios autobuses salieron de la prisión de Ofer a las 12.00 hora local. Algunos se han dirigido directamente a la Franja de Gaza y otros, a Ramalá.
Entre gritos de nerviosismo y vítores de alegría, han sido recibido por sus familiares los presos palestinos originarios de la Cisjordania ocupada. Unos 90 han llegado al Palacio Cultural de Ramalá en autobuses del Comité Internacional de la Cruz Roja, algunos con aspecto demacrado, pero sonrientes y levantado los dedos haciendo el símbolo de la victoria mientras eran recibidos por la muchedumbre y algunos llevados en volandas. Los más mayores y en condiciones de salud peores, han sido llevados en sillas de ruedas.
Muchos de los parientes han roto a llorar de alegría cuando han visto a sus seres queridos bajar de los autobuses, después de una o dos décadas encarcelados; pero otros han llorado por la decepción y el dolor al descubrir que finalmente no estaban entre los presos liberados. Después del emotivo reencuentro con las familias, los presos han sido trasladados en vehículos de la Media Luna Roja Palestina a un hospital de Ramalá para someterse a chequeos y recibir asistencia médica.
Aida Abu Al Rob, de 35 años, ha sido una de las parientes que se ha ido a casa llorando desconsolada, después de descubrir que su hermano Murad, que lleva más de 20 años encarcelado, desde la Segunda Intifada palestina, no había sido traído a Ramalá sino deportado fuera del país. Hablaba con elDiario.es antes de que la llegada de los presos y expresaba sus sentimientos encontrados “Es muy bonito pero también muy difícil. Mi padre murió hace dos años y no puede estar aquí para recibir a mi hermano, le esperó durante tanto tiempo...”. Su sobrina de tan sólo seis años esperaba también a su tío Murad, al que no conoce y, para la ocasión, vestía el vestido tradicional palestino.
Aida relata que hace dos días el ejército israelí acudió a casa de la familia para advertirles de que no celebraran la liberación de Murad. Su hermana dice que, si todo sale como previsto, al menos podrán volver con él a la vivienda familiar de Ramalá y estar todos juntos por primera vez en casi 21 años. El Ejército ha repetido esta advertencia hasta el último minuto antes de la liberación de los presos.
Por otra parte, los poco más de 1.700 detenidos por las fuerzas israelíes durante la guerra de Gaza van a ser liberados y llevados de vuelta a la Franja, donde les esperan los equipos médicos locales ya que se espera que hayan sufrido malos tratos y sus condiciones de salud sean malas.
Otros presos condenados a cadena perpetua y considerados “peligrosos” por Israel van a ser puestos en libertad y deportados directamente a Egipto, que los recibirá en el marcó del acuerdo sellado la semana pasada con la mediación de El Cairo, además de Qatar, Turquía y Estados Unidos.
Para concluir la primera fase del acuerdo y el intercambio de rehenes por presos, Hamás tiene que entregar los cuerpos de 28 rehenes fallecidos, casi todos de nacionalidad israelí pero también algunos migrantes que trabajaban en el sur de Israel cuando fueron secuestrados el 7 de octubre de 2023.