“No podemos competir con China”: cierra una textil en Lanús y despide a sus 50 trabajadores
La fábrica textil Hazan Silvia cerró esta semana su planta en Lanús y despidió a la totalidad de su personal, en medio de una crisis que golpea de lleno al sector. La decisión dejó en la calle a 50 trabajadores y trabajadoras, mientras el gremio denuncia maniobras empresariales para evitar el pago completo de las indemnizaciones y apunta contra el modelo económico del Gobierno: “No podemos competir con China”, resumió el dirigente Guillermo Aguilar, de la Asociación Obrera Textil (AOT).
El cierre fue resistido con una protesta frente al establecimiento, con apoyo de la CGT regional Lanús-Avellaneda, las dos CTA y las 62 Organizaciones Peronistas. A partir de esa acción, el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires dictó la conciliación obligatoria, que momentáneamente suspendió la medida, a la espera de una nueva audiencia esta semana.
Una historia de abandono y desindustrialización
Hazan Silvia es una empresa con más de 25 años en la actividad. Según el gremio, había recibido asistencia del Estado para sostenerse, a través del programa PREBA, exenciones de cargas sociales y créditos del Banco Provincia. Sin embargo, el dueño decidió cerrar sin agotar esas instancias. “Ganó plata durante años y ahora deja a todos los trabajadores en la calle”, reprochó Aguilar.
El delegado también alertó que la empresa ofrece arreglos por debajo de lo que marca la ley, apostando a que los empleados acepten “migajas” ante la imposibilidad de sostener un juicio prolongado. “Lo hacen para quebrar la resistencia individual”, denunció.
Un modelo económico que expulsa
El caso de Lanús no es un hecho aislado, sino parte de una ola de despidos industriales que afecta a diversas ramas y regiones. Desde que asumió Javier Milei, se destruyeron 276.000 empleos registrados y cierran 30 empresas por día, según datos del CEPA.
Solo en las últimas semanas:
- Whirlpool cerró su planta de Pilar y despidió a 220 personas. La planta, inaugurada hace tres años, producía lavarropas para exportar.
- Essen despidió a más de 30 trabajadores en Venado Tuerto, donde ya había desvinculado a otros 60.
- Frávega cerró sin previo aviso su local de Temperley, tras hacer lo mismo en Pergamino.
- Cramaco, metalúrgica de Sastre, echó al 90% de su personal y dejó de fabricar alternadores para importar productos terminados.
- Corven despidió a 150 personas entre sus plantas de amortiguadores y motos en Santa Fe.
En el sector textil, ya cerraron otras dos fábricas en el sur del conurbano, incluyendo una de frazadas con 20 trabajadores y otra de telas en Burzaco, con 40 despidos.
“La apertura de importaciones está destruyendo lo poco que queda de industria nacional”, advirtió Aguilar. “Esperamos que el Gobierno cambie el rumbo de la economía y se ocupe de la producción”, reclamó.
La trama común: apertura, caída de ventas y sustitución por importados
Las patronales justifican los cierres en la “falta de competitividad”, el “bajo consumo” y el “dólar planchado”, pero los sindicatos ven una política deliberada de desindustrialización. “Los empresarios viajan a China y se preparan para ensamblar en lugar de producir. El resultado es desempleo masivo”, explicó Diego Olave, dirigente de la UOM en Venado Tuerto.
El modelo de apertura comercial sin protección profundiza un deterioro que ya venía desde 2023, pero que se aceleró tras las elecciones y el cambio de gobierno. “En Pilar, Lanús, Sastre o Venado Tuerto, no son casos sueltos: es un patrón”, concluyó Olave.
Mientras se debate en el Congreso una reforma laboral que busca debilitar convenios y abaratar despidos, en las fábricas el ajuste ya está en marcha.
JJD
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