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Un Opus Dei asediado por escándalos de abusos se juega su futuro en un congreso extraordinario exigido por el Papa

La obra del jesuita Francisco Javier Hernández, El alma victoriosa de la pasión dominante Escrivá de Balaguer, frente a la imagen de José María Escrivá de Balaguer

Jesús Bastante

en religiondigital.com —

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Este miércoles, el Opus Dei afronta uno de los momentos más delicados en sus casi cien años de historia. Del 12 al 16 de abril, la (hasta la fecha) única prelatura personal de la Iglesia católica (una especie de diócesis sin territorio, que no depende de los obispos del lugar sino del Papa), fundada por Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928, celebra un Congreso Extraordinario impuesto tras la decisión del Papa Francisco de 'intervenir' la Obra con la publicación del Motu Proprio Ad Charisma Tuendum. La decisión de Bergoglio supone una degradación para la figura de su prelado, que desde el pasado 4 de agosto ya no podrá ser obispo, al tiempo que obliga a la prelatura a pasar a depender de la Congregación para el Clero, que monitorizará anualmente todas sus actividades.

Una 'intervención' en toda regla, que debe regularse orgánicamente con un cambio en sus estatutos, y que tendrá consecuencias para el futuro de la organización y de sus obras, algunas de las cuales se han visto lastradas por sucesivos escándalos, como los abusos sexuales en el colegio Gaztelueta en Euskadi o en Argentina, el 'caso Cociña' (el primer caso de abuso de un sacerdote de la Obra reconocido por la institución, desvelado por elDiario.es) o los abusos de poder o bullying denunciados en casas y colegios propiedad de la Obra en todo el mundo, como las 42 mujeres que denunciaron ante el Vaticano haber sido explotadas durante años como servicio doméstico.

Porque, pese a que la prelatura ha obviado cualquier tipo de castigo al Opus Dei por parte del Papa por estos casos, lo cierto es que la decisión de Francisco de meterse con la Obra tiene mucho que ver con estos escándalos. De hecho, la publicación del Motu Proprio se produjo el 14 de julio de 2022, exactamente un mes después del encuentro que Francisco mantuvo con una decena de jóvenes y que se convirtió en un documental dirigido por Jordi Évole y emitido por Disney+. En el mismo, la víctima del 'caso Gaztelueta', Juan Cuatrecasas (hijo), denunciaba los abusos sufridos, con sentencia firme, y la falta de empatía tanto del Opus como de la fallida investigación canónica.

“Cuando grupos de la Iglesia son corruptos como los que torturaron a este chico, ahí es más difícil”, fue la respuesta de Bergoglio, que poco después de publicar Ad Charisma tuendum anunciaba la reapertura del caso canónico con una nueva investigación capitaneada por el obispo de Teruel, José Antonio Satué y que, como adelantó elDiario.es, ya está en su recta final.

Entretanto, el Opus Dei afronta, a lo largo de esta semana, un Congreso Extraordinario que, como ellos mismos han informado en un informe especial , será poco menos que secreto. ¿Por qué? Ellos lo explican: “Como el Papa es el legislador en el caso de los Estatutos de las prelaturas personales, no se prevé ninguna comunicación pública de la propuesta final de modificación de los estatutos por parte del Opus Dei, sino que esta se presentará directamente al Dicasterio para el Clero” .



¿Por qué este silencio? Distintos expertos consultados por elDiario.es subrayan que la razón última está en las “pugnas internas” entre los responsables de la Obra acerca de la magnitud de los cambios. Ahora mismo se imponen tres tendencias: la mayoritaria, que es acometer unos “cambios cosméticos”, ciñéndose exclusivamente a los previstos en el Motu Proprio; una más radical, y en la que se ha trabajado de manera privada entre los miembros de la Prelatura, consistente en aprovechar la oportunidad para reformar algunos de los aspectos más polémicos de la vida diaria en la Obra, que han causado problemas en los últimos años y que han llegado a las altas esferas vaticanas; y una tercera, consistente en no hacer nada, y esperar a que sea Roma la que tome la iniciativa de las oportunas modificaciones. Con el riesgo de que sea la Santa Sede la que obligue a una 'refundación' de la Obra, que en estos momentos nadie espera, pero que tampoco descartan, si finalmente se impusieran los negacionistas de cualquier cambio que, confirman desde la Obra, son “clara minoría” entre sus miembros.

Porque, pese a que el Opus no hará públicas sus propuestas, lo que sí ha hecho la Obra ha sido actualizar los datos de sus miembros. Así, a día de hoy, forman parte de la prelatura 93.600 personas, de las cuales 2.093 son sacerdotes. Del total, aproximadamente, el 60% son mujeres y el 40% hombres. Europa congrega el 54,5% de miembros de la Obra, seguida por América (36%), Asia, 4,5%, África 4% y Oceanía, con un escaso 1%.

A la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz pertenecen, además de los sacerdotes, 1.957 presbíteros y también algunos diáconos, incardinados en distintas diócesis de todo el mundo.

¿Por qué se convoca el Congreso general extraordinario? Según la Prelatura, “para dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 3 del motu proprio Ad charisma tuendum”, para fijar la pertenencia del Opus al Dicasterio del Clero, o el paso de quinquenal a anual el informe a la Santa Sede. Al tiempo, las modificaciones previstas al hecho de que Fernando Ocáriz (ni sus sucesores) ya no sea, ni pueda ser, obispo. Sin embargo, se añade, “nos han aconsejado (...) que propongamos otros posibles retoques a los Estatutos, que nos parezcan convenientes”.

En todo caso, se afirma, “tanto la redacción, como la modificación e introducción de nuevos preceptos se reserva a la Santa Sede, aunque sea a propuesta de la Prelatura del Opus Dei”. Por ello, los resultados serán publicados por la Santa Sede, cuando ésta lo decida.

¿Quiénes participarán en el congreso extraordinario? 274 personas, de los que 126 son mujeres y 148 hombres, la mitad de los cuales vendrán de Europa, en un porcentaje similar al reparto por número de miembros. Todos los congresistas no sacerdotes “son miembros numerarios” (fieles célibes, que viven en las casas de la prelatura y tienen una máxima disponibilidad personal para las labores encomendadas por la Obra), han de tener “al menos 32 años de edad y 9 de incorporación definitiva a la prelatura”, y han sido nombrados directamente por el prelado. Junto a ellos, asistirán 90 sacerdotes, el 32,8% de los congresistas, pese a que el Opus siempre ha defendido que se trata de una realidad eminentemente laica. La congresista más joven tiene 35 años, y el de más edad, 87.

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