Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Opinión

Alzar la voz por los derechos humanos ante la indiferencia global

Hubo un profundo y acelerado retroceso de los derechos bajo el gobierno de Javier Milei.
6 de mayo de 2025 10:47 h

0

En estos días, desde Amnistía Internacional publicamos nuestro tradicional informe anual sobre la situación de los derechos humanos en el mundo. Las conclusiones no son alentadoras. La diferencia, quizás, que profundiza el deterioro, es la naturalidad e indiferencia con que se ha instalado lo que ya puede considerarse una auténtica crisis global de los derechos. En varios países del mundo, hemos visto como se reprimen estudiantes, y más aún si son inmigrantes, se descalifica a las minorías y se amenaza con cercenar sus derechos. Las democracias con rasgos autoritarios que en varios lugares del mundo se fueron afianzando en los últimos años y hoy vemos cómo van haciendo raíces en varios países del mundo. 

En distintas regiones, desde Medio Oriente hasta Europa del Este, somos testigos de conflictos armados devastadores que afectan especialmente a la población civil. La pérdida diaria de vidas inocentes, entre ellas mujeres y niños, se ha convertido en una realidad tan frecuente que ya no despierta la indignación generalizada de otros tiempos, ni moviliza contundentemente a las instituciones internacionales, pese a los llamados urgentes de organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional. Los dirigentes que cargan contra los derechos humanos no son exclusivos de una zona geográfica ni de un continente. De Corea del Sur a la República Democrática del Congo, de Turquía a Bangladesh, hemos presenciado actos de represión a la protesta —con muertos y heridos a manos de las fuerzas de seguridad—, así como la pérdida de libertades fundamentales en un Estado de derecho. Las minorías sexuales también han sido perseguidas, incluso en países como Hungría, en pleno corazón de Europa.

En ese marco cada vez más desalentador, Argentina no ha sido la excepción. Por el contrario, se ha convertido en uno de los emblemas de esta nueva era caracterizada por la mezcla de prácticas autoritarias y codicia empresarial. Porque ese es el reverso tenebroso de los gobiernos que atentan contra los derechos humanos: el impulso a un “dejar hacer” del mercado y sus actores, en un juego donde las grandes mayorías sociales resultan cada vez más relegadas.

En los doce meses de gobierno de Javier Milei, los sectores trabajadores, los jubilados y las personas de menores ingresos han sufrido no solo una pérdida acelerada del poder adquisitivo, sino también un recorte drástico de partidas —medicamentos, subsidios, ayudas escolares— que, hasta hace poco, representaban su último sostén para no caer en la marginalidad. El cierre de organismos claves en áreas como salud y educación, justicia y derechos humanos no hace más que profundizar una deriva que amenaza con tornar el ajuste un drama de carácter estructural.

El marco en el que se lleva a cabo este modelo económico y social profundamente desigual es, precisamente, el mismo que se repite en países y gobiernos de carácter autoritario: una persecución y confrontación violenta frente al disenso, en la que el miedo, las noticias falsas y la desinformación configuran una poderosa estrategia de adoctrinamiento y censura.

Al mismo tiempo, se producen preocupantes ataques a la libertad de expresión y al acceso a la información pública. El ataque y la deslegitimacion a periodistas de parte directa del presidente de la Nacion es de una gravedad institucional nunca antes vista. La rendición de cuentas —obligatoria de quien administra bienes del Estado— se suprime y es reemplazada por la discrecionalidad y la opacidad. 

No podemos dejar de mencionar la represión y el uso excesivo de la fuerza e incluso prácticas intimidatorias, en cualquier manifestación pública. Argentina, es esta vez, uno de los ejemplos tristemente más destacados de nuestro informa Anual y a pesar de esto, grandes sectores de la sociedad civil sigue  dando muestras contundentes del compromiso con la resistencia pacífica y el reclamo activo por la defensa de derechos. 

Etiquetas
stats