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Opinión

¿Dolarización o bimonetariedad?

Economista, consultor de empresas, ex CEO de Syngenta y exjefe de Gabinete de Asesores de la Presidencia de la Nación
Milei dice que quiere dinamitar el Banco Central. Bullrich y Melconian, en cambio, proponen dotarlo de mayor independencia para bajar la inflación.

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Las elecciones primarias dejaron muchos interrogantes y pocas certezas. Entre las últimas se destacan, por un lado, la sistemática falencia de las encuestas para predecir fenómenos disruptivos de la política y, por el otro, una mayoría absoluta reclamando un cambio profundo de la política económica que nos libere del peor flagelo que hemos sufrido en las últimas décadas: la inflación.

En un claro cambio de época, ese clima social fue hábil y rápidamente detectado y capitalizado por Javier Milei. El candidato libertario no dudó en hacer propuestas que parecían impensables en una Argentina con una reconocida tradición de hijos y nietos de inmigrantes que pudieron ascender socialmente gracias a la calidad de la salud y de la educación públicas.

Así se han banalizado los debates que merecen ser profundos y que van mucho más allá de la voucherización de escuelas y hospitales. Frente a una pauperización creciente de la calidad de los servicios públicos aparece la mano de Adam Smith que promete eficientizar e igualar para todos y todas estas prestaciones “bajo el marco del mercado”.

No es, sin embargo, esta forma de promover una reforma del Estado la más seductora de las propuestas del partido de Milei, La Libertad Avanza. La “vedette”, el gancho con el electorado, es por lejos la tan mentada “dolarización”, con la cual promete sacarnos de la aflicción eterna de un peso devaluadísimo para permitirnos gozar de la mieles de nuestra moneda favorita por décadas: el dólar.

Es como si con esa magia, de pronto, pudiéramos cambiar rápidamente nuestro pobrismo instalado ya hace décadas por una nueva competitividad similar a la de los ciudadanos norteamericanos. Vamos a cambiar de moneda, sí. Vamos a dejar de tener inflación, probablemente también. Pero vamos a seguir igual de pobres. Esa es la trampa que nadie le explica a la gente. 

Para llegar a ese punto, serán necesarios otros cambios antes: i) reformas tributarias que permitan recaudar más progresivamente y más eficientemente; ii) reestructurar el Estado y, por ende, sus gastos operativos; iii) reforma laboral con el propósito de flexibilizar la contratación de trabajadores para reactivar un mercado que no crece formalmente desde hace 50 años.

Todo eso, a juzgar por las propuestas de Milei, desembocaría en su promesa de cierre del Banco Central, cuya existencia dejaría de ser necesaria en un país sin moneda propia.

Patricia Bullrich, por su parte, piensa hacer transformaciones de similar tenor pero no para dolarizar sino para desembocar luego en la bimonetariedad, una tabla de salvación para un peso en terapia intensiva que, en caso de recuperar su credibilidad, pueda seguir cumpliendo algún rol transaccional en el corto plazo y algún otro monetario en el largo.

Por eso la candidata de Juntos por el Cambio propone sostener el Banco Central, para que recupere su poder para hacer política monetaria pero sin tener un rol preponderante en la política económica. La pendemia fue un contundente shock externo e imprevisto donde haber tenido una autonomía monetaria presente nos facilitó decisiones de intervencion en ayuda social que sin chances de emision de moneda hubiera sido imposible. Esto, claro, no nos salió gratis pero fue necesario. Me planteo lo siguiente: Milei propone dinamitar el Banco Central y dolarizar la economía; por lo tanto, frente a un imprevisto de alto impacto, como una pandemia, ¿qué haremos, si no no podemos emitir dolares?

Del tercer candidato en cuestión, Sergio Massa, y su plan para bajar la inflación mucho no sabemos. Por los resultados del último año, aún teniendo en cuenta las adversidades externas como la severa sequía, todo parece indicar que no hay convicción y mucho menos consenso de que un plan integral de estabilización es lo que el país necesita para terminar con la suba generalizada de precios y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. El peronismo, que siempre se jactó de tener el pulso de la calle, parece en este punto haber perdido la brújula.

Aunque no contamos con información detallada ni la vamos a tener en medio de una campaña como esta, queda bastante claro que Carlos Melconian, el ministro de Economía del próximo gobierno en el caso de que Bullrich sea elegida presidenta de la Nación, piensa aplicar un tratamiento heterodoxo de desdoblamiento cambiario en la transición, mientras acelera en el Congreso las leyes de reformas necesarias que facilitarán a) el equilibrio fiscal, b) la desregulación del sector privado, c) una autonomía monetaria presente pero no al servicio de la política económica y d) la convergencia de la brecha cambiaria. Al final de ese camino estarían dadas las condiciones para aplicar un sistema cambiario libre y bimonetario en un contexto de inflación acercándose a un dígito hacia 2025.

Milei en cambio, jamás aplicaría un programa heterodoxo. Se lo impide su apego ideológico extremo. Eso lo va a poner en apuros porque si dolariza inmediatamente, deberá convertir el circulante a dólares con el uso (¿ilegal?) de los encajes bancarios (¿corralito?). Y si, en cambio, decide postergar este mecanismo para un segundo o tercer año de mandato, la disforia del peso que se generaría durante ese período de transición nos dejaría muy cerca de una hiperinflación. O tal vez sea un objetivo implícitamente buscado para que el mercado haga el trabajo sucio de la licuación de activos, incluidas las famosas leliqs que tanto desvelan a nuestros políticos, hábiles para lanzarlas e inútiles para rescatarlas.

La transición no va a ser nada sencilla pero de una o de otra manera vamos a librarnos de la inflación. Es lo que votó la gente.

AA/JJD

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