Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Podcast - Ágora
Extremismo discursivo: ¿por qué los políticos no le hablan más al votante moderado?

MEC: Hoy te quería proponer un tema: nosotros ya varias veces en los podcast anteriores hablamos de esta sorprendente, podríamos decir, rebipartidización o recoalicionalización de la política argentina, que en los últimos ciclos electorales ha traído una cierta estabilidad al sistema político. Pero esto se acompaña de otro fenómeno, que es como la otra cara de la moneda. O, digamos, paradójicamente en un sistema político que hoy está dividido más simétricamente, que está menos fragmentado y que está más o menos estable, también la otra cara parece ser una especie de exageración discursiva de diferenciación de esas identidades. 

Antiguamente creíamos que el bipartidismo tendía a la moderación, porque los dos partidos competían por el elector que estaba en el centro. Ahora lo que estamos observando es que pasa lo contrario" (AM)

AM: Así es. Y fíjate qué paradoja porque antiguamente creíamos que el bipartidismo tendía a la moderación, porque los dos partidos competían por el elector que estaba en el centro. Si te ibas para un extremo, te comían los electores moderados. Del otro lado, los del otro lado. Y ahora lo que estamos observando es que pasa lo contrario. En el caso de identidades fuertes y cohesionadas lo que uno busca hacer es atender a su público para que no le aparezcan competidores en los extremos. Y, por lo tanto, lo que se ve entre los demócratas y los republicanos, entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, es que disputan para ser duros. No para moderarse. Porque no hay electores en el centro. Por lo menos así es como se percibe. Quizás se estén equivocando y la prueba de esto, de que se podrían estar equivocando, es que en las elecciones presidenciales hay más moderación que en las intermedias. Pero ahora estamos en el medio de una campaña por las intermedias y por lo tanto lo que vemos es extremización discursiva, polarización retórica, comparación con nazismo, con dictaduras, con ¿vamos para Venezuela o vamos para la Italia de Mussolini? Estuvimos escuchando algo de eso esta semana. Y los que emiten después no se disculpan o, por lo menos, por ahora no llegaron a disculpa. Les parece normal decir que el otro va camino a la autocracia venezolana o al fascismo mussoliniano.

MEC: ¿Qué sentido tienen esas expresiones? Yo siempre me pregunto eso. Recién leía una entrevista en donde ya son dos o tres personas que dicen: vamos camino a ser Haití, cosa que es imposible. Las diferencias entre Haití y la Argentina son tan grandes. Haití es un país pequeño, pequeño poblacionalmente, caribeño, con una historia absolutamente particular. Yo creo que Haití en un cierto sentido es incomparable con cualquier otro país de Latinoamérica. La primera revolución negra del mundo. Como dice Merleau-Ponty en un texto hermoso. Dice: los revolucionarios haitianos y el Ejército francés que mandan a reprimirlos ambos cantaban La Marsellesa. Ambos se sentían herederos e impulsores del mismo espíritu, digamos. Ahora, la gente dice las cosas que dice por algo en política. ¿Cuál es el sentido para vos de estas expresiones exageradas?

Las encuestas indican que hay un 50% de los electores que no se siente atrapado por las etiquetas: peronista, antiperonista, izquierda, derecha. Por lo tanto, sigue habiendo mucha gente boyando en el medio y el que los capta gana la elección". (AM)

AM: Muchas veces tiendo a no adjudicarle estrategia lo que se puede explicar por la estupidez. Creo que hay mucha ignorancia por detrás. Pero no en todos los casos. No en todos los casos. Hay gente inteligente que ocupa funciones altas del Gobierno, de uno o del otro, o que ocupó, que dice esto quizás conociéndolo y haciendo alarde de emociones, más que de razones. Pero, en todo caso, si hay razones por detrás, pueden estar por detrás de esto que hablábamos antes y es que los bipartidismos ahora son polarizados. No son moderados. Están respondiendo a lo que creen que es una distribución del electorado en dos modos. En vez de unimodal, con la mayoría en el centro, concentrados -llamémoslo como querramos- entre república y populismo, que son motes que cada uno le echa, lo puede utilizar para el otro de manera despectiva, pero en principio creo que nadie se siente muy ofendido de que lo llamen de una u otra manera, si está parado de ese lado. Y, si esto es así, por lo menos en el caso argentino, me parece un mal análisis, porque las encuestas no indican eso. Las encuestas siguen indicando que hay un 50 por ciento de los electores que no se siente atrapado por las etiquetas, peronista, antiperonista, ni izquierda, ni derecha. Y, por lo tanto, sigue habiendo mucha gente boyando en el medio y es el que los capta el que gana la elección.

Los políticos parecen creer que ese votante medio no existe. Pero mirás los resultados electorales y las encuestas y sí hay una masa de 20%, 30%, 40%, que no odia a ninguno de los polos, pero tampoco se siente identitariamente parte de ninguno". (MEC)

MEC: Claro, porque si fuera cierto que se murió el votante medio, bueno, tenemos que prender fuego o enterrar media biblioteca de ciencia política. Era como medio una ley el hecho de decir: bueno, en sistemas con partidos políticos fuertes e identidades bien constitutivas, las elecciones se ganan ganando a los que están más o menos por el medio. Es interesante esto porque coincido con lo que vos decís. De alguna, los o las políticos parecen creer que ese votante medio no existe. Pero vos mirás los resultados electorales y mirás las encuestas y sí hay una masa de 20 %, 30%, 40%, que no odia, diría yo, a ninguno de los polos, pero tampoco se siente identitariamente parte de ninguno de ellos. 

AM: Bueno, la teoría del votante mediano funcionaba bien en sociedades cohesionadas, donde uno votaba por el interés. Quiero que me vaya mejor. ¿Con quién me irá mejor? Éste me perjudicó, este que está gobernando me benefició económicamente, el que está enfrente propone beneficiarme o perjudicarme. Eso no funcionaría más en sociedades divididas, fragmentadas. Habitualmente las sociedades fragmentadas eran étnicas o lingüísticas o religiosas. Lo que estamos viendo ahora es que hay sociedades fragmentadas que no tienen diferencias étnicas, ni lingüísticas, ni religiosas. O por lo menos no son la principal diferencia. En América Latina la principal diferencia es la desigualdad de clase. Hay un componente indígena en lo que está pasando en Chile, pero es un millón en 18 el componente indígena de esa demografía. Así que ahí sí, la diferencia principal es los de arriba contra los de abajo. En Argentina yo no observo esa distinción. Por supuesto que hay una correlación muy alta entre nivel económico social y voto. Lo sabemos desde hace 70 años. Pero no hay sociedad distinguida por estamentos jerárquicos. Es una sociedad plebeya. Está la famosa comparación de Guillermo O' Donnell con Brasil. Acá el portero del edificio, si le parece que fue mal tratado por el dueño del edificio, lo putea en la cara. Eso en el resto América Latina, salvo en Uruguay, no pasa. Y lo que estamos viendo, creo yo, es gente asumiendo que sí, que pasa eso, que somos como otro país latinoamericano en el cual los estamentos se detestan, no se identifican y por lo tanto el voto es identitario, emocional y no racional y estratégico. ¿Tendrán razón? ¿Argentina se habrá latinoamericanizando en ese aspecto? No me parece. No es lo que las encuestas muestran y no es lo que los resultados electorales muestran. Los halcones fijate que pierden posiciones. Están siendo eliminados de las listas antes de las internas. 

Estamos viendo gente asumiendo que somos como otro país latinoamericano en el cual los estamentos se detestan, no se identifican y por lo tanto el voto es identitario, emocional y no racional y estratégico". (AM)

MEC: Sí. Y eso es eso me parece súper interesante. Creo que no lo hemos cubierto en el podcast todavía. Es posible que en esta elección conviva un discurso, como vos bien decías, polarizante con listas encabezadas... Digo, perfectamente podemos imaginar una lista encabezada en Capital Federal por María Eugenia Vidal por el PRO y podría ser Matías Lammens o podría ser otra figura equivalente del Frente de Todos.

AM: Santoro.

MEC: Santoro. Y en Provincia de Buenos Aires podrían ser tanto Manes como Santilli versus Daniel Scioli. O sea, en cada espacio habría figuras que tienen un discurso fuerte, ideologizado, y dos listas que competirían muy...

AM: Suavemente.

MEC:... blanditas, en un cierto sentido.

AM: Así es. Si Berni y Patricia Bullrrich no son candidatos, vamos a tener candidatos moderados y no es lo que parece anticipar el discurso. Entonces, ¿qué significa eso? Una hipótesis: el discurso lo que pretende es retener a los propios, darles un aliento, una compensación simbólica, porque los van a traicionar con los candidatos. Les van a poner candidatos blandos.

MEC: Me encantó. 

MEC/AM/CRM

Etiquetas
stats