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Entrevista

Andrés Gil Domínguez: “Rosatti no disputa poder, está construyendo un poder propio”

Constitucionalista prestigioso, crítico con el Gobierno, la oposición y la Corte

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El martes al anochecer llegó al Congreso. Lo esperaba Sergio Massa, quien había leído su nota de opinión en Infobae titulada “Consejo de la Magistratura: ¿conflicto entre poderes o diálogo entre poderes?”. Abogado, constitucionalista, doctor y posdoctor en Derecho, Andrés Gil Domínguez le recomendó a Massa que habilite la designación de la diputada radical Roxana Reyes en el Consejo de la Magistratura. Es decir, le sugirió que cediera ante el reclamo de Juntos por el Cambio. El presidente de la Cámara de Diputados así lo hizo. Gil Domínguez, sin embargo, no considera que haya buenos y malos en esta historia enrevesada. El constitucionalista reparte culpas entre el Gobierno, la oposición y la Corte Suprema. 

¿Qué opina del fallo de la Corte Suprema que dictaminó la inconstitucionalidad de la ley sobre el Consejo de la Magistratura de 2006?

Ese fallo tiene dos problemas. Uno es el plazo exiguo que le dio al Congreso para reemplazar la ley anterior. Rompió la lógica de sentencias anteriores de la Corte. Si no otorgó un plazo exiguo para ordenar problemas como el del Riachuelo, las jubilaciones, el aborto, el déficit en las cárceles, es contradictorio darle al Congreso sólo 120 días para legislar. Sobre todo cuando tardaron 16 años en declarar la inconstitucionalidad de la ley. Y además hay un problema técnico: el marco de acciones declarativas tiene efectos a futuro. No podés en ese marco restablecer una ley. Es un tema técnico.

Pero al Congreso le dio un “plazo razonable” para sancionar una nueva ley. Los 120 días fueron el lapso que le dio al Consejo para volver a la composición de 20 miembros. 

Sí. Por eso es una sentencia mala. Tiene dos exhortaciones. La exhortación con aviso estipula cierto plazo. Y la otra sin plazo. Pero la que vale acá es la exhortación con aviso: 120 días. Y la reposición de la ley anterior tiene otro problema. 

¿Qué otro problema detecta en el fallo?

Restablecer que la presidencia de la Corte tenga la presidencia del Consejo. Eso le da privilegio a un estamento. La Corte pasa a ocupar una posición de privilegio, no consensuada, cuando el fallo exige equilibrio.

¿Qué hay de fondo en esta diputa entre gobierno, oposición y Corte Suprema?

Es una disputa de poder lisa y llana. 

¿La Corte quiere más poder político?

No sé si es una disputa de poder o una forma de construir por parte de Horacio Rosatti. Porque él en realidad no disputa poder con el Gobierno, él construye su propio poder. No tiene aspiraciones a ser senador, diputado o presidente. Construye un poder que no habíamos visto hasta acá. 

¿Rosatti quiere construir poder o toda la Corte Suprema? 

Es el bloque de la mayoría de la Corte. Pero esta impronta la pone él. Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz no se animan a tanto.

¿Y qué piensa que busca Rosatti? ¿Poder con un fin en sí mismo?

No sabemos las cartas que va a jugar. Podés construir poder porque tenés en mente una Corte poderosa que sea árbitro de conflictos, con cierta superioridad moral, con más poder que el presidente de la República. Horacio va a plantear que no, pero es un proyecto personal, como lo tuvo Ricardo Lorenzetti. 

Lorenzetti coqueteó con la idea de ser presidente de la Nación. ¿Rosatti puede fantasear con lo mismo?

Horacio en el fondo es un político. Veo con certeza que está construyendo poder de una manera que hasta acá no estaba prevista. Cuando gobernaba Mauricio Macri lo designaron por decreto y dijo que sí. Y él mismo antes había dicho que ese recurso era inconstitucional. Después se corrigió la forma en que llegó a la Corte. Ahora se vota presidente a sí mismo. Julio Nazareno hizo algo parecido.  

¿Cuáles son las culpas del Gobierno por haber llegado a esta situación? 

Múltiples. Martín Soria no puede seguir siendo ministro de Justicia. No hay diálogo con la Corte, ni hay capacidad de anticipación en las jugadas. La ampliación del plazo para sacar una nueva ley se podría haber pedido hace mucho. La declaración de inconstitucionalidad se veía venir desde hace tiempo y no hubo preparación.

Cuando se habla de equilibrio en la integración del Consejo se presupone que los representantes de los abogados y académicos no tienen juego político, cuando en la práctica es evidente que sí lo tienen. ¿Coincide?

Sí, sí. Es el fracaso de una institución por la impronta argentina. El Consejo de la Magistratura originalmente se pensó para despolitizar la justicia, por eso se contemplaba la integración de jueces, abogados y académicos, que supuestamente eran estamentos no políticos. Pero se politizaron. Se los devoró la política. Todos los estamentos responden a una terminal política. Volvimos de facto al viejo régimen donde el presidente proponía y el Senado designaba, pero con un procedimiento más lento y más caro. 

¿Qué modelo de selección y remoción de jueces habría que replicar?

Es un tema de cultura, no de modelo. Se podría decir que la formación de cuatro estamentos, con cuatro representantes para cada uno está bien. Habría que modificar la ley del Consejo y que, por ejemplo, haya concursos anticipados para cubrir vacantes futuras. Que los concursos incluyan la inteligencia artificial, para evitar manipulaciones. Que las entrevistas a los aspirantes tengan tope de puntaje, para evitar que tengan tanto peso y resulten determinantes. Hay formas de mejorar. 

¿Que los integrantes del Consejo además sean jueces, legisladores o funcionarios no es un problema?

Sí, tendrían que ser representantes con dedicación full time. Y no debería haber senadores o personas con cargos ejecutivos porque ya participan en la elección. 

¿Quiénes deberían acceder al Consejo? ¿La diputada radical Roxana Reyes? ¿El senador macrista Luis Juez o el cristinista Martín Doñate?

Me parece que Diputados cumplió con el mandato de la ley con mayor intensidad institucional. Lo de Cristina Kirchner, en cambio, es de baja intensidad institucional. Pero a la vez eso mismo hizo Cambiemos en 2015 y el Frente Renovador en 2018. Lo de la vicepresidenta no es lo esperable, aunque no es ilegal ni está prohibido. Nadie tiene autoridad para objetarlo. En 2015 cuando Pablo Tonelli accedió por la ventana al Consejo yo lo critiqué en soledad. Lo señalé en mi blog y nadie dijo nada. Ahora se rasgan vestiduras, hablan de ética y perturbación moral. Lo de Cristina Kirchner está mal. Es una maniobra política, pero tiene antecedentes. Para ser distinto tenés que actuar distinto. Luis Juez debería revisar los argumentos que objetaron la elección de Tonelli.  

¿Cómo fue su encuentro con Sergio Massa?

Me convocó públicamente por una nota que publiqué en Infobae. Él creía que la situación podía desvirtuarse en un conflicto de poderes. Le recomendé que pidiera la ampliación del plazo a la Corte. Pero cuando ya no se podía, le dije que reconociera la autoridad de la Corte y que mandara a los representantes correspondientes. 

¿Massa le hizo caso entonces?

De alguna manera me hicieron caso. Le sugería que armara el Consejo con 20 miembros y que en paralelo sacara una nueva ley. Porque este es un régimen transitorio, no es definitivo. 

¿Qué opina de la ley del oficialismo que se aprobó en el Senado y está frenada en Diputados? 

Responde a los parámetros de la Corte sobre equilibrios, pero incluye algunos mamarrachos, como la comisión de los senadores. Se puede trabajar una ley mejor. No es una reforma integral, es un parche. Tenés que reformular el sistema del Consejo de la Magistratura.

¿El proyecto del oficialismo es parecido al que presentó Cambiemos en 2018?

Este es el mismo proyecto que presentó el macrismo en el 2018, el mismo formato. Entonces lo hizo para frenar a Lorenzetti. Pero después Daniel Angelici lo frenó en el Congreso. Cristina Kirchner sacó esta ley porque beneficiaba al oficialismo, pensando que iba a ser oficialismo para siempre. Después le convino a Cambiemos. 

AF

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