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La decisión del presidente

Entre el blue y los crujidos del FDT, los porqué del renunciamiento de Alberto

Alberto Fernández, en Mar del Plata, su último acto antes de renunciar a ser candidato a la reelección.

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Alberto Fernández renunció a competir por una hipotética, y poco probable, reelección. 1434 días después del 18 de mayo del 2019 en que Cristina Kirchner, con un tuit y un video, lo presentó como candidato presidencial, Fernández usó el mismo formato para anunciar lo que en el mundo de la política se daba, hacía tiempo, como un hecho inevitable: que no competiría por un segundo mandato.

Gambeteó, si se dan por válidos los pronósticos de los encuestadores, una derrota irremediable y, con eso, evitó sumarse al Olimpo amargo de los presidentes -que hasta ahora solo habita Mauricio Macri- que fracasaron en la búsqueda de su reelección. Fernández elige otro bloque unipersonal: hasta acá, solo Néstor Kirchner -si se computan los candidatos electos en las urnas- renunció a ir por otro mandato cuando tenía la chance legal para hacerlo. El patagónico, sin embargo, lo hizo en busca de una táctica mayor: el 4+4+4+4 que contemplaba turnarse en el poder con su esposa, Cristina Kirchner.

Por indicios, por charlas en Olivos, el Presidente tenía masticada la decisión hacía tiempo pero esperaba el momento para hacerlo. El jueves aceleró los pasos: luego de encabezar un acto en Mar del Plata, voló a Buenos Aires, se instaló en Olivos y se lo anticipó a su círculo más cercano, entre ellos el secretario general Julio Vitobello, el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos y la portavoz Gabriela Cerruti. Lo conversó, también, con el canciller Santiago Cafiero. Se dispuso, entonces, apurar la grabación y la edición -que se terminó de madrugada- del spot de renunciamiento.

El detalle, para el registro histórico y el diván político, es que en el video de casi 8 minutos, Fernández nunca dice que no será candidato: explica que se abocará a atender la coyuntura y que será garante de las PASO del FDT para que “no vuelva la derecha”. La da a entender sin confusiones pero no pronuncia, en ningún momento, la frase. Por eso, luego de que se difundió el tuit, desde la cima del Gobierno se lo sintetizó: “Alberto decidió no ir por la reelección. Se tiene que dedicar de lleno a la gestión y se va a poner al frente de la estrategia electoral del FDT, va a garantizar que haya primarias”.

Los porqué

En el timming, jugaron varios factores. El tembladeral económico, con la estampida del blue y las esquirlas del 7,7% de inflación, precipitaron una decisión que en algún calendario difuso se proyectaba para mediados de mayo. Con los días se medirá el efecto pero hubo un detalle sutil, causal o planificado, en el hecho de que en el último día de una semana caliente, el anuncio se conozca un rato antes de la apertura de los mercados.

El jueves, Fernández se reunió con Sergio Massa para apagar las versiones sobre eventuales cambios en Economía, algo que se disparó a partir del affaire Aracre, un supuesto off con “ideas sueltas” que se tradujo como un plan y la posibilidad de que el ex CEO de Syngenta, pueda reemplazar al tigrense, un movimiento que a simple vista parecía poco sólido. “El mercado creyó que detrás de Aracre estaba Alberto”, explicaron el jueves en Economía. Una versión inicial dio cuenta de que Massa y Fernández habían charlado de este tema. Con las horas, fuentes de presidencia y de Economía negaron que haya sido así.

Algo es cierto: en más de una ocasión, Massa planteo que el Presidente debía blanquear cuál sería su juego electoral y definir si sería o no candidato. Al difundirse el video, en Economía se dijo que Massa estaba con unos estudios médicos y que se enteró más tarde.

El otro componente fue netamente político y tuvo que ver con un pico de hostilidad en la interna del FDT, que en Olivos identificaron con la versión, agitada desde La Plata, de que Axel Kicillof podría decidir el desdoblamiento de las elecciones generales en la provincia. Es, desde el punto de visto jurídico, posible pero casi inaplicable desde la política: no solo por convocar a otra votación -y que los bonaerenses deban ir a las urnas cuatro veces en 3 meses- sino porque los beneficios, luego de compartir la PASO -que si o si van pegadas- eran imprecisos. Como el argumento del cristinismo bonaerense era que suponía un riesgo electoral compartir boleta con Fernández, sin el Presidente en el menú de candidatos, esa idea debería archivarse definitivamente.

“Era el día porque se reunía el PJ y Alberto quería dejar plantada la ratificación de las PASO como mecanismo para elegir los candidatos del FDT”, señalaron a elDiarioAR desde el entorno presidencial. Fernández buscará funcionar, ahora, como garante de que haya primarias en todos los niveles y a su lado sugieren que está decidido a impulsar candidatos en todos los distritos. Como ya se contó en elDiarioAR, el Presidente entiende que lo más oportuno y útil sería una PASO entre un candidato del gobierno y uno del cristinismo.

Ahí se abre un escenario diverso. Daniel Scioli aparecía, hasta hace dos semanas, como “el candidato de Alberto” ante un posible duelo con Eduardo “Wado” De Pedro, hasta acá el postulante con más rotación del dispositivo K. Pero Scioli tuvo un acercamiento público con Mayra Mendoza y, como se contó en este medio, eso generó algún malestar en Olivos. Ante eso apareció el nombre de Agustín Rossi, como potencial postulante del albertismo. Sigue en el menú, a pesar de los tropiezos en el frente económico, Massa quien, en caso de competir, debería emerger como el candidato de unidad.

PI

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