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Con el FDT en crisis, Fernández quiere cerrar el ciclo FMI y definir una agenda única contra la inflación

Alberto Fernández en Olivos

Pablo Ibáñez

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Está pautado para que se difunda, quizá por Cadena Nacional, a las 19 horas. Será el mensaje de Alberto Fernández, que grabará a partir de las 18 horas en Olivos y será, bajo los aprestos de la anunciada “guerra contra la inflación”, un intento del Gobierno de capitalizar, a pesar de la crisis interna que detonó en el Frente de Todos, la aprobación del acuerdo con el FMI en el Congreso y construir sobre ese hecho, una nueva agenda que tiene un solo eje: la lucha contra la inflación.

Entre idas y vueltas, versiones de anuncios en Tucumán o en Rosada, paquete antiinflacionario o mensaje “a la Nación”, el viernes se especuló incluso con que todo podía postergarse hasta el lunes, algo que se desmintió rápidamente. Finalmente, para definir el perfil, fuentes oficiales indicaron a elDiarioAR que será un mensaje del presidente acompañado por el gabinete económico. No está pautado, a priori, que haya ministros políticos -la intriga era Eduardo “Wado” De Pedro- ni, tampoco, autoridades legislativas. Sergio Massa viajó con Fernández a Tucumán pero no está agendado que esté presente en Olivos.

Desde su anuncio de que el viernes empezaba la guerra contra la inflación, Fernández quedó atrapado por una frase que no estaba en la hoja de ruta original. El planteo consistía en tomar como base la aprobación del acuerdo con el FMI en el Senado, entenderlo como un avance que cierra un factor incierto en materia macroeconómica y para definir, con esa instancia superada, una nueva agenda de gobierno enfocada en un solo problema: la inflación.

Fueron los dos ejes sobre los que, espasmódicos y sin precisiones, se trabajó en el gobierno esta semana. Todo mutó. El anuncio iba a ser en Tucumán para darle una “impronta federal” pero al final se mudó a Olivos. Se pasó de un paquete anti inflacionario a un planteo más conceptual sobre que, cerrado el capítulo Fondo, ahora el Gobierno se enfoca en una epidemia doméstica: la inflación.

“Con el acuerdo con el FMI, un factor de incertidumbre en el frente externo no desaparece pero se modera mucho. Queda el impacto de la guerra pero en lo que tiene que ver con las dudas sobre divisas y demás, de mínima, se gana tiempo”, contó un ministro.

Aparece, en todos los frentes, un factor crítico: la fractura expuesta del FdT, que paraliza o deteriora cada medida oficial. El jueves, en la previa del tratamiento en el Senado, ese clima de hostilidad declarada se alimentó con versiones de cambios de funcionarios K dispuestos por Fernández y, en paralelo, de renuncias de camporistas. El “todos contra todos” en el oficialismo es cosa de cada hora. La novedad, en ese ruido ensordecedor, es que aparece una nueva figura: los ministros o funcionarios que se quieren ir.

“Alberto tuvo muchos enojos con Cristina y el kirchnerismo, pero como esta vez nunca: lo sintió como una traición, que lo dejaron solo en un tema tan delicado como el acuerdo con el FMI”, apuntó un entornista presidencial pero, al mismo tiempo, descartó que en lo inmediato haya movimientos en staff de gobierno.

La cuestión es bastante sencilla. Hasta que no haya una paritaria personal, una bilateral entre el Presidente y su vice, ninguna decisión de fondo sobre los términos de convivencias dentro del FdT estarán definidos. Ninguno de los dos, trasciende desde sus trincheras, quiere aparecer como el ejecutor de una acción que pueda considerarse como la crisis definitiva del FdT. Echar funcionarios de Cristina o que los ministros de Cristina renuncien sería, de un lado o del otro, ejecutar la acción definitiva que corone el fin de la alianza de gobierno.

Anti-inflación

En la semana, con un menú conocido, Economía, Desarrollo Productivo y Agronomía, además de Roberto Feletti, trabajaron sobre una agenda de medidas anti inflacionarias, la mayoría de las cuales están activas o en proceso pero que quedaron en parte obsoletos con la aparición de nuevos indicadores, sobre todo la suba de precios internacionales producto de la guerra en Ucrania.

El planteo inicial en Gobierno fue: advertir que si no se cumplían los acuerdos, por caso de la provisión de cortes para el mercado interno de los consorcios exportadores de carne, o de precios máximos, habría sanciones de parte del gobierno. Fue, como indicó una fuente oficial, un “ultimátum”: una advertencia para encontrar una solución antes de tomar medidas drásticas.

En medio, las distintas áreas de gobierno tenían ideas sueltas o planteos que ya estaban activos, y a todos sorprendió el concepto de guerra contra la inflación y la definición temporal del momento, que suponía anuncios en ese sentido el día viernes. El miércoles, en tanto, cuando se firmó la suba salario mínimo, el presidente le dio a Héctor Daer, titular de la CGT y a Daniel Funes de Rioja, de la UIA, que los convocaría para definir una política compartida en la lucha contra la inflación. Ese llamado, todavía en veremos, aparece en el menú del Gobierno como parte de estos que define como “agenda única” con un eje central: la lucha contra la inflación.

PI

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