El fotógrafo Pablo Grillo deberá someterse a una nueva cirugia para tratar un cuadro de hidrocefalia, producto del impacto en su cabeza de una granada de gas lacrimógeno lanzada por la Gendarmería en medio de la represión del Gobierno contra una de las marcha de los jubilados frente al Congreso el pasado 12 de marzo.
Según informó su familia en un comunicado difundido en X, el joven ya habia sido intervenido el jueves pasado para determinar de dónde venía la pérdida de líquido. Aunque en el procedimiento lograron controlar las fístulas por donde salía el líquido, también se descubrió un cuadro de hidrocefalia consecuencia del traumatismo.
Los médicos estimaban poder darle el alta para el 13 de mayo, después de dos meses de internación en el Hospital Ramos Mejía y continuar su rehabilitación en el Hospital Manuel Rocca. Sin embargo, tres días antes comenzó a perder líquido por lo que los médicos decidieron volver a operarlo.
Según había contado su padre, en los últimos días había tenido una considerable recuperación. El joven, de 35 años, había logrado caminar por sus propios medios y prescindir de calmantes.
Grillo parmanece en terapia intensiva desde que ingresó el 12 de marzo, cuando fue atacado por un gendarme identificado como Héctor Guerrero, según reveló una investigación independiente del Mapa de la Policía. La familia asegura que hasta hoy no hubo contacto desde el Gobierno para solidarizarse por la situación del joven.
La familia y organismos de derechos humanos reclaman que se identifique a los responsables y se garantice justicia, para que el ataque al trabajador de prensa no quede impune.