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OPINIÓN

La izquierda vuelve a hacer historia en Jujuy

Alejandro Vilca

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Jujuy es tierra de contrastes: montañas que son un imponente marco para casas bajas; un sol tremendo que puede cobijar sombras heladas; oligarquías enriquecidas e informalidad laboral generalizada; fiebre por el nuevo “oro blanco” (litio) y poco menos de la mitad de la población bajo la línea de pobreza; la historia dulce de los ingenios azucareros y la amargura de la precariedad de la vida.

En la provincia de los extremos, con más del 13% de los votos, el candidato del Frente de Izquierda y de los Trabajadores – Unidad, Alejandro Vilca, hizo una elección histórica. No sólo cosechó la mejor votación —por lejos— a cargos ejecutivos en toda historia de la provincia, sino que alcanzó los mayores guarismos que haya obtenido la izquierda en una elección a gobernador en todo el país —nada más y nada menos— que desde 1983. Luis Zamora en el lejano 2003 obtuvo un 12,29% como candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y Noelia Barbeito en 2015 cosechó un 10,60% de los votos como candidata a gobernadora en la provincia de Mendoza. En una elección ejecutiva —aunque de distinto tipo— Nicolás del Caño en Mendoza logró un 16,7% de los votos como candidato a intendente de la ciudad capital en 2014.

En las elecciones recientes a gobernador y vice en la provincia de Jujuy en 2015, el FIT había obtenido un 2,84% y en 2019, un 3,30%. En relación a esos comicios, el crecimiento actual es descomunal.

La comparación histórica (con elecciones de características similares a las que tuvieron lugar este domingo) permite dimensionar el volumen real de los resultados alcanzados por las listas encabezadas por Vilca en la provincia y su consolidación como una de las figuras centrales de la política jujeña.

En San Salvador —donde están radicadas las barriadas más populares— el FITU se consagró como segunda fuerza, relegando al peronismo a un cómodo tercer lugar. En regiones conurbanas como Alto Comedero alcanzó el 25% de los votos.

En el interior provincial, la coalición denunció numerosas irregularidades y maniobras fraudulentas con trabas para el ingreso de fiscales, robo y rotura de boletas, entre otros ardides realizados por los principales aparatos. Además, hay que tener en cuenta que se hizo una campaña a pulmón porque no se otorgaron espacios publicitarios gratuitos e incluso hubo que solventar los gastos de impresión de boletas.

El FITU volverá a ingresar a la Legislatura provincial con al menos tres diputados y ocupará concejalías en San Salvador y Palpalá, superando un piso del 5% del total del padrón. Tendrá de mínima seis representantes en la Asamblea Constituyente. Hay que recordar que —junto a los cargos ejecutivos y legislativos— se elegían convencionales para una constituyente que se realizará en junio.

Carlos Sadir, el candidato bendecido por el gobernador Gerardo Morales, ganó la elección con el 49% de los votos y una de las coaliciones peronistas, encabezada por Rubén Rivarola, ocupó el segundo lugar con el 22% de los votos, muy lejos del primero. El FITU fue tercera fuerza provincial.

Vilca fue noticia para los grandes medios nacionales en varias oportunidades: en 2017 cuando dio el primer batacazo con el 20% en las legislativas de ese año y en 2021 cuando alcanzó el 25% y se quedó con una de las tres bancas que estaban en juego para representar a su provincia en la Cámara de Diputados del Congreso nacional.

De origen coya, oriundo del norte profundo. Fue albañil, vendedor de empanadas, mozo, electricista y durante gran parte de su vida recolector de basura en las calles de San Salvador. Cautivado tempranamente por el romanticismo revolucionario del Che y las letras de Los Violadores, formado como militante consciente en las filas del trotskismo.

Vilca también es el emergente de otro contraste: en una provincia con una extendida población que pertenece a los pueblos originarios, la política tradicional está dirigida por una casta “blanca” íntimamente vinculada al poder económico local. “Cuando te metés en política lo ves clarito —le dijo Vilca al periodista Fernando Soriano en 2021—. Che, la mierda, todos son blancos y yo soy el único morocho. O los nombres, no hay nombres de acá en la política: son Morales, son Fellner, son Snopek”.

La otra no noticia de la jornada fue el fiasco protagonizado por los libertarianos locales, como en la mayoría de las elecciones provinciales que se desarrollaron hasta ahora: apenas sobrepasaron el 3%. Este domingo también lograron la dudosa “epopeya” de hundir el apellido Menem en el kilómetro cero de su historia política: La Rioja.

En Jujuy la rebeldía no se volvió de derecha, en todo caso quedó demostrado que la rebeldía es un campo de batalla.

Carlos Ferraro, editorialista político del diario El Tribuno de Jujuy, escribió después de la elección: “El tercer escalón fue recuperado por la Izquierda. Tuvo dos razones para alcanzar el sitial: 1- Su propio trabajo hormiga, día por día, puerta por puerta, con su característica constancia; y 2- La recolección de los votos castigo de una sociedad hastiada de la baja calidad de vida que la política y los políticos tradicionales no han podido revertir. Algo parecido les había ocurrido en el 2015, y lo perdieron en el 2019 y ahora, vuelven a darle una merecida posición a la gente del FIT.”

Ojalá la elección interpele un poco al porteñocentrismo que se siente tan impresionado por el “fenómeno Milei” y pueda mirar hacia norte para visibilizar al consolidado “fenómeno Vilca”. No sólo para equilibrar el análisis, también para entrar en la disputa política.

FR

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