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Volvamos Buenos Aires

Larreta, el “renegado” del PRO que quiere volver a la Ciudad por su “olor a pis”

Larreta, el "renegado" del PRO que quiere volver a la Ciudad para sacarle su "olor a pis"

Mauricio Caminos

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Un cuaderno anillado con renglones. Ahí anotó Horacio Rodríguez Larreta el primer esbozo de su golpe inicial en la campaña para las legislativas porteñas: “Hay olor a pis”. Se lo dijo un vecino en una de sus tantas recorridas por la ciudad de Buenos Aires y surgió como slogan cuando se sentó a trabajar el tono de su propuesta electoral con Pablo Avelluto, exministro de Cultura de Mauricio Macri. Encontró ahí la síntesis para darle un golpe político a la gestión de Jorge Macri y el resultado fue efectivo: obligó a todo el sistema político a hablar al respecto, al menos en los primeros días tras la confirmación de las candidaturas.

Tras ese hit, la campaña de Larreta quedó enfrascada en la discusión más amplia que protagonizaron La Libertad Avanza de Javier Milei-Manuel Adorni y el PRO de Mauricio Macri-Silvia Lospennato. El dos veces exalcalde tiene el desafío de pescar en esa pecera del electorado de centro y derecha de CABA. Es un desafío, porque ese costado del abanico político está minado de nombres: desde Ramiro Marra a Yamil Santoro. 

La variopinta oferta electoral podría beneficiar al peronista Leandro Santoro, situación que utilizó la maquinaria del PRO para contraatacar a Larreta. “Va a ser funcional a que gane el kirchnerismo”, lo acusó a viva voz Macri. “Duele ver a Rodríguez Larreta como opositor y funcionar como kirchnerista, con crítica y sin propuesta”, le estampó Lospennato, que en las últimas elecciones presidenciales tuvo un lugar central en su armado nacional. 

En el búnker de Larreta entienden estos últimos embates del macrismo como una muestra de que su postulación está creciendo. “Nosotros no cambiamos, resistimos con hidalguía y orgullo. Ellos nos están matando porque saben que están mal”, apuntó a elDiarioAR una voz que acompaña a Larreta en lista para la Legislatura. La semana pasada acusó campaña sucia por parte del estratega del macrismo, el español Antoni Gutiérrez-Rubí, que le habría armado una emboscada con humo amarillo y puteadas de vecinos en una visita suya al barrio 31.

Larreta cree que Santoro podría ganar estas elecciones, pero descarta de plano que tenga posibilidad de alcanzar alguna vez la Jefatura de Gobierno. “Para hacerlo hay que ganar el balotaje, y ahí el antiperonismo porteño sería más fuerte. La UCR armó la Constitución de la Ciudad para que el peronismo nunca sea poder”, compartió un entornista de la diaria del “Pelado”. En CABA se consigue la Jefatura de Gobierno con la mitad más uno de los votos.

Alguien que conoce mucho a Larreta aseguró que si al menos saca 5 puntos, “él va a estar feliz”. Al menos con el 3% de los votos, entraría en la Legislatura. Lo que está claro es que todos los votos que coseche, serían apoyos que pierde más el PRO que LLA. Larreta confía que tiene a su favor un 100% de conocimiento en el electorado porteño. Un paso adelante de Lospennato, que para el votante menos politizado recién se habría hecho conocida en los últimos días por el debate frustrado de la Ficha Limpia.

En el larretismo bromean con que si llega a los dos dígitos se va a celebrar “como si fuera el Mundial”. El objetivo principal que él mismo comparte en la intimidad es el de “medirse”. Quiere ver cuál es su piso, porque estima que en 2027 puede volver a competir para ocupar el sillón principal de Uspallata.

Larreta armó una lista de confidentes: ubicó en el segundo lugar a la actual senadora nacional Guadalupe Tagliaferri y tercero a Emmanuel Ferrario, actual legislador y quien en su gestión fue su hacedor de acuerdos políticos cuando tenía que sacar una ley importante a nivel local. En cuarto lugar va Melisa Balbi, dirigente del espacio de Graciela Ocaña, y en quinto Jorge Telerman, el exjefe de Gobierno.

¿Por qué no cerró una alianza con el PRO? ¿Por qué no se alió con Martín Lousteau? “No queríamos rodearnos de políticos”, entienden en el comando de Larreta. Él cree que ese fue su principal error en la campaña 2023, cuando logró incluir a gran parte del sistema político antiperonista –desde Miguel Pichetto a Gerardo Morales– y no le alcanzó ni para las PASO contra Patricia Bullrich. 

Cuando se pregunta en el PRO, la respuesta es que Larreta “se fue”. Formalmente no fue desafiliado del partido, aunque él ya armó su propio espacio llamado Movimiento al Desarrollo (MAD). Cuando se consulta en el radicalismo de Lousteau, la contestación es que “el Pelado no quiso”. El actual senador, que suele moverse en tándem dentro del recinto de la Cámara alta con Tagliaferri, finalmente escogió a la dirigente estudiantil Lucille Levy para la lista radical porteña. 

Larreta buscó que su campaña tuviera un fuerte tono localista. Según su equipo, a diario está de 8 a 22 “pateando” la ciudad. En declaraciones públicas él llegó a apuntarle a Jorge Macri: “No es lo mismo trabajar de 9 a 6 que de 6 a 9”. Dice que quiere ser candidato “porque no hay gestión” y se anima a preguntarle a quien quiera conversar con él: “¿Qué obras públicas en la ciudad estás viendo ahora? ¡Ninguna!”. 

La estrategia localista se pensó para no quedar entrampado en la discusión macro entre Milei y Macri, donde él ve al PRO muy cerca de la derrota definitiva. Sin embargo, el “Pelado” piensa algunas cuestiones nacionales: cree que Milei “va a terminar su mandato”, pero no sabe “de qué manera”. Sí está seguro de algo: “Si el país vuela, Milei se va a llevar puesta la Ciudad”. Entonces, Larreta quiere posicionarse ahora para dentro de dos años evitar el desembarco de la motosierra libertaria en territorio porteño. ¿Podría, así, ser un renegado del PRO que volvería en 2027 para no entregar el distrito que gobierna desde 2007? Una duda que aún no tiene respuesta.

MC

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