“Un sueldo que no se gaste en tres días”: el reclamo de la organizaciones sociales y la Iglesia en el Día de San Cayetano

La virgen de Luján con un manto que dice Evita. Un tractor con un cajón lleno de espinacas. Una lancha. Una camioneta con prendas de vestir colgadas en perchas y una bandera que reclama “No más importaciones textiles”. Carros con cajas de cartón. La bendición de Jorge García Cuerva, arzobispo de la ciudad de Buenos Aires, porque “los argentinos necesitan el trabajo como ordenador social”. La consigna del pasacalles que se extiende de punta a punta por la avenida Rivadavia y que pide “Paz, pan, tierra, techo y trabajo. El día de San Cayetano, termómetro social de la Argentina, estuvo marcado en Liniers por un fuerte reclamo contra Javier Milei.
La peregrinación hacia Plaza de Mayo de las organizaciones sociales de la UTEP, a la que adhirió la CGT, arrancó temprano este 7 de agosto, mientras cientos de fieles pasaban por el santuario de la calle Cuzco para pedirle personalmente al “santo del trabajo”. Una columna que se extendió por cinco cuadras copó por completo el carril de la avenida Rivadavia con rumbo hacia el microcentro. Tenían por delante unos 15 kilómetros, al ritmo de fe política y católica, rodeados por agentes de la Policía de la Ciudad.

“El pueblo es la lucha y el pueblo tiene razón, por eso el pueblo camina”, dice Gabriel “Pato” Dina, 58 años, al hombro la virgen de Luján con el manto que dice Evita. Una compañero lleva en andas una imagen del Negro Manuel, santo patrono por ser el protector de la virgen, de quien fue testigo de un milagro en 1630. Las figuras encabeza la manifestación como parte de la agrupación “Los misioneros De Francisco” y este jueves culminan una peregrinación que arrancó el 26 de julio en Los Toldos. “En todos los lugares donde paramos la gente nos decía que no llega a fin de mes, que solo come arroz con alitas de pollo”, asegura “Pato”.
Las organizaciones nucleadas en la UTEP protagonizan el 7 de agosto desde la época de Mauricio Macri, cuando la red de organizaciones de la economía popular comenzó a unirse como Los Cayetanos. La primera movilización fue un domingo y los vecinos los aplaudieron. Casi diez años después, la marcha se ganó ya un lugar en la fecha religiosa. Lo demuestra la bendición de las herramientas encabezada por el propio García Cuerva.
“Bendice a cada uno de los trabajadores y a cada uno de los que buscan trabajo. Y a quienes estén tirados al borde del camino, que encuentren en nuestras manos solidaridad”, pidió el jefe de la Iglesia en el ámbito porteño. La oración a viva voz al inicio de la movilización interpeló veladamente a estos tiempos de ajuste libertario: “Hoy no te pedimos fuegos artificiales, sino lo esencial, lo justo, lo humano. Un sueldo que no se gaste en los primeros tres días, una mesa que no se saltee ninguna comida, un día libre que no sea por estar enfermo”. Ya en la la homilía religiosa, frente al santuario, García Cuerva irá más allá: “Así como bajo la inflación, le pedimos a San Cayetano comprometernos para bajar los niveles de agresión”. Y cerrará a tono El Eternauta como símbolo de rebelión ante estos tiempos individualistas: “No nos salvamos solos”.
La movilización por avenida Rivadavia buscó visibilizar las distintas ramas de la economía popular, aquellos sectores de la informalidad que crecieron cuando se estancó el trabajo registrado: por eso la camioneta de los textiles, los carros de los cartoneros, el tractor de la agricultura familiar, la lancha de los pescadores de Punta Lara, los cascos de los albañiles, las ollas de las cocineras de los comedores populares, las pecheras de los vendedores ambulantes.
Entre esos elementos, imágenes de la virgen de Luján y de Caacupé, el Negro Manuel. Pero también figuras políticas de carne y hueso, como el senador kirchnerista Mariano Recalde; el diputado y jefe de la CTA, Hugo Yasky; el ex secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla; el titular de ATE, Rodolfo Aguiar. “Milei está siendo derrotado en el Congreso. Nosotros tenemos que seguir derrotándolo en la calle para que finalmente sea vencido en las urnas. Esta multitudinaria movilización se tiene que transformar en la antesala de un nuevo paro general”, apuntó a elDiarioAR el jefe de los estatales.

La CGT envió una delegación que cerró la movilización con banderas de los empleados de comercio y los albañiles de la UOCRA. La central adhirió a su manera: moviliza hacia Plaza de Mayo con una concentración propia en Diagonal Norte pasado el mediodía. A su vez, la izquierda del Polo Obrero concentraba en Avellaneda para cruzar el puente Pueyrredón y luego ir al ex ministerio de Desarrollo Social, antes de terminar también en la plaza. Un apoyo importante a la peregrinación de los cayetanos se da en el Congreso, donde se sumaban columnas de otras organizaciones sociales, junto con agrupaciones de jubilados y organismos de derechos humanos. Ayer hubo muestras de apoyo de Estela de Carlotto, Adolfo Pérez Esquivel y Taty Almeida. Además, la marcha iba a hacer una parada intermedia en Flores, para rendir un homenaje especial en la parroquia donde oficiaba Jorge Bergoglio.
La imagen de Francisco ahora se multiplica en el santuario de San Cayetano. “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, dice una bandera instalada al frente de la iglesia de la calle Cuzco con la cara del fallecido papa este año. Un párroco bendice y lanza agua bendita a una fila de diez personas. “¡Viva San Cayetano!”, se escucha un grito dentro del santuario.
Se siente el frío cuando el reloj marca las 8 pero hay feligreses que hicieron una vigilia nocturna por su santo y otros esperaron tres horas en una fila para entrar a la iglesia y tocar la hermita. “Yo vengo a agradecer porque hace treinta años no tenía trabajo, vine a pedirle y de ahí no paré”, dice Gladys, jubilada, que llegó desde San Fernando con amigas a las 5.
Una familia de San Miguel con un bebé de dos meses y medio envuelto en su cochecito también espera para entrar. Tienen mate, una bolsa con chipá y una reposera. “Venimos a agradecer y a pedir que no falte trabajo”, dicen.
La fila se extiende por tres cuadras. Las espigas con estampitas se venden a mil pesos. “Se vende poco”, comenta una vendedora que no dejó de caminar la zona toda la noche. En medio del ajuste libertario, y en la semana del veto de Milei al aumento de los haberes y la emergencia en discapacidad, el día de San Cayetano es espejo de cómo está la calle. “De mal en peor está la situación. Yo soy jubilada y no me alcanza”, se queja Gloria, de Merlo, también jubilada, que cierra: “Si como, no compro los remedios; si compro los remedios, no como”.
MC/MG
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